viernes, 19 de abril

Ciudad Real

Visita nuestra página en Facebook Síguenos en Twitter Síguenos en Instagram Síguenos en YouTube
Buscar
Logotipo de Ciudad Real Digital

Opinión

Viaje de Ávila, Toledo y Ciudad Real (Primera parte... Ávila Toledo)

Artículo de opinión de Emilio Nieto López, Primer Decano de la Facultad de Educación UCLM

Imprimir noticia

Foto: es.wikipedia.org

Atrás se queda la inmensa muralla que rodea la ciudad medieval de Ávila de los caballeros, subimos los primeros promontorios que circundan el Valle Ambles y dejamos a la izquierda la hermosa ermita de la Virgen de Sonsoles, venerada por toda la población abulense y por la mitad de la provincia, de tal manera que sus moradores acuden todos los años a rezar a la virgen de los dos soles y ofrecerla lo mejor de sus cosechas y de sus bienes. Por una carretera sinuosa, subimos y bajamos bordeada de fincas con tapias de piedra, muchas de ellas, pactadas por las vacas avileñas que dan leche en abundancia y, si cabe, mejor carne. Es digno de observar cómo estas fincas de pastos están deslindadas, unas de otras, por paredes de piedra seca construidas por las manos de los hombres, hace más de mil años (La pared verdadero monumento nacional a la obra del hombre en España y en el mundo).

Nos acercamos al puerto de la Paramera, con una altura sobre el nivel del mar de más de 1350 metros desde donde podemos divisar el macizo central de Gredos, la ciudad de los caballeros de Ávila allá lejos al norte tocando con sus almenas el cielo y todas las cumbres que constituyen plataformas inmensas a veces cubiertas de nieve y de niebla y, como si de un fantasma se tratara, el sol, de vez en cuando, extiende sus rayos luminosos sobre las cumbres iluminado los verdes valles.

Comenzamos la bajada del puerto y a derecha e izquierda nos rodean robles, pinos y prados para los animales convirtiendo a la naturaleza en un baile entre rocas y pequeños arroyos provenientes de las fuentes permanentes que brotan en las cumbres de las montañas. Antes de dejar este bello espectáculo notamos el ruido de los molinos triturando el aire y proporcionando energía renovable para que las gentes puedan seguir viviendo y gastando este pequeño mundo. Parecen crucificados atados a la montaña y gimiendo de dolor por los daños en ellos ocasionados. Entre pinos y árboles unidos por la mano del hombre penetramos en el primer pueblo por el que obligatoriamente cruza la carretera. El Barraco, pueblo de sierra y de valle, pueblo de cultura y de vigilia. Pueblo de lucha contra todo para seguir viviendo a pesar de la cruda realidad. Cruzamos su plaza donde se ubica el pequeño ayuntamiento que luce la bandera y en la que podemos ver el Berraco, animal de la cultura de los Verracos allá por el siglo VI antes de Cristo, y pasamos rozando las paredes de la iglesia dedicada a Nuestra Señora de la Asunción y así dejamos atrás este pueblo milenario.

Proseguimos nuestro viaje camino del pantano del Burguillo cuyo nombre proviene del pueblo llamado Burgo del Puente que fue anegado en el año 1913 al proyectar el pantano el insigne arquitecto Pedro Cubillo cuyos restos mortales descansan en la Catedral de Ávila. El pantano está construido sobre el río Alberche y ocupa los términos municipales de El Barraco, Cebreros, El Tiemblo y Navaluenga. Es una delicia transitar por estos parajes de encanto tocando el agua y viendo como las cumbres besan al cielo. Dejamos, en nuestro caminar a la izquierda de la carretera, la famosa Reserva del Valle de Iruelas, espacio natural cubierto por pino negral y laricio, en el que crían más de ochenta parejas de buitres negros.

Volvemos a cruzar el río Alberche sobre un puente soberbio, recién construido y a la izquierda podemos contemplar, como si estuviera colgado de las montañas el pueblo llamado del Tiemblo situado entre el Embalse del Burguillo y el Embalse de San Juan, concretamente a los pies del Embalse del Charco del Cura. Cuenta la tradición que cuando la Infanta Isabel parte de Ávila camino de los Toros de Guisando para parlamentar con su hermano Enrique sobre temas sucesorios tuvo que pasar por esta villa que entonces se llamaba Villanueva del Alberche y, ante todo el séquito que la acompañaba, pronunció las célebres palabras Tiemblo la entrevista con mi hermano y desde entonces el lugar pasó a denominarse el Tiemblo. Es importante reseñar la ermita de San Antonio, patrón del pueblo, la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción y el famoso conjunto escultórico de los Toros de Guisando.

Muy cerca pero en la parte izquierda de la carretera y del río Alberche, como si de un nido de águilas se tratase y semiescondido en la ladera de la montaña duerme el pueblo de Cebreros con 3.100 habitantes; este topónimo procede según Américo Castro y Ramón Menéndez-Pidal de los asnos salvajes y onagros a los que se les denominaba Zebro/a. Cuentas las viejas historias del pueblo que estos animales eran muy abundantes en la zona hasta el punto de que este animal figura en el escudo de Cebreros en color blanco y negro con fondo azul. Al estar situado Cebreros en el camino imperial que comunicaba Toledo con Valladolid parece que por este lugar pasó la reina Isabel I de Catilla en cuatro ocasiones; en una de ellas se cuenta que tuvo un aborto en la Calle de los Mesones y la última vez que paso, el cortejo fúnebre que trasladaba el cadáver de la reina desde Medina del Campo donde falleció, hasta Granada donde iba a ser enterrada, tuvo que parar para que un carpintero le hiciese un armazón de madera y así facilitar su traslado. En esta localidad abulense nació el primer presidente de la Democracia Española Adolfo Suarez al que se le ha dedicado el Museo que lleva su nombre construido en la antigua iglesia vieja hoy totalmente reconstruido.

El camino prosigue y dejamos a nuestra derecha el conjunto escultórico vetón de los Toros de Guisando casi bañado por el arroyo Tórtolas, frontera natural entre las comunidades de Castilla y León y Madrid, y todo ello dentro de un entorno de árboles, pinos, alisos, encinas y arbustos a los pies del cerro de Guisando en cuyas laderas se encuentra el Convento de Guisando fundado por la Orden de los Jerónimos en 1373. En sus aposentos se hospedaron insignes personajes de la historia de España como el rey Felipe II y Santa Teresa de Jesús, patrona de Ávila. En este hermoso paraje se firmó en 1468 el tratado, llamado, de los Toros de Guisando, entre el rey Enrique IV de Castilla e Isabel su hermana reconociéndola como Princesa de Asturias y por ende heredera del trono de Castilla como así fue después con el nombre de Isabel I de Castilla.

Rápidamente divisamos las torres de San Martín de Valdeiglesias que significa Valle de Iglesias. En su escudo bordeándole aparecen siete ermitas iguales que significan las ermitas que tenía esta ciudad. Está situada en la ladera de un cerro coronado por el castillo de la Coracera, nombre proveniente del propietario Juan Antonio Corcuera y que por una errata en el folleto publicitario de 2006 dio origen a su actual denominación. En 1434 fueron conquistados la villa y el castillo por el Condestable de Castilla Don Álvaro de Luna. Es sin duda una ciudad hermosa, muy bien ubicada y en la actualidad se ha quedado en la parte derecha de la carretera de Toledo debido a la construcción de la desviación.

Nos vamos alejando y desde las cimas que bordean la ciudad podemos contemplarla en todo su esplendor allá en la ladera mirando al sol de mediodía, mientras la carretera comienza a ascender entre viñedos, olivos, y almendros hasta que penetramos en el Pinar de Almarox y nos encontramos con la comunidad de Castilla-La Mancha. Entre verdes pinares piñoneros la carretera se va abriendo paso dejando a la derecha una magnífica cantera de piedra blanca muy apreciada para la construcción. Las curvas constantes nos acercan a Almorox, topónimo de origen árabe que significa los prados. Rápidamente entramos en el pueblo por la carretera que le divide en dos partes; a la izquierda y casi pegada a la carretera se encuentra la iglesia parroquial de San Cristóbal con una nave única y un magnífica torre coronada por pizarra. En la plaza del pueblo podemos contemplar el rollo de justicia o picota construida en el siglo XVI y formada por un cilindro de piedra berroqueña de ocho metros de altura, está coronada por cuatro cabezas de leones y un templete de columnas jónicas. Simboliza la independencia de la localidad del ducado de Escalona concedida por Felipe II en 1566.

Entre arbustos, encinas, y retama nos vamos acercando al ducado de Escalona. De nuevo cruzamos el río Alberche, camino del pantano de Cazalegas, construido en 1949, y besando sus aguas cristalinas los muros del famoso castillo de Escalona, donde la Triste Condesa, Doña Juana Pimentel, mujer de D. Álvaro de Luna, Condestable de Castilla y valido de Juan II al que Ciudad Real debe el nombre de Muy Noble y Leal Ciudad Real, lloró, como nadie ha llorado, la ejecución de su marido en Valladolid de la mano de su amigo y tal vez más que amigo el rey castellano Juan II. Es imposible no recordar al escritor en lengua castellana, nieto de Fernando III de Castilla, Príncipe de Villena y creador de la obra literaria, tal vez más importante del siglo XIII, Libro de los Enxiemplos del Conde Lucanor et de Petronio que nació en el castillo de Escalona el cinco de mayo de 1282.

Nos vamos acercando a la Capital de Toledo pero antes, la carretera se va deslizando entre viñedos y tierra de labranza hasta llegar a la población de Maqueda. Lo primero que se divisa es el castillo de Maqueda o también conocido como castillo de la Vela. Sin duda, el topónimo es de origen árabe y fue Almanzor el que encomendó el diseño del castillo a su arquitecto Fatho ben Ibrahim el Omeya. Alfonso VI conquistó la fortaleza y más tarde Alfonso VIII donó el señorío de Maqueda a la Orden de Calatrava. Don Álvaro de Luna se apoderó del Castillo y del señorío sin grandes problemas hasta que Alfonso el Inocente, declarado rey usurpador en la Farsa de Ávila, lo cede al judeoconverso Alvar Gómez de Ciudad Real. Por último es reconstruido y ampliado por Gutierre de Cárdenas, contador mayor del reino, hasta que el Estado Español lo sacó a Subasta pública, en el año 2013, en nueve millones y medio de euros.

Desde Maqueda hasta Toledo se ha construido una autovía que deja fuera del recorrido pueblos entrañables como Val de Santo Domingo a nuestra derecha , cuyo ayuntamiento está formado por dos pueblos: Caudilla y Val de Santo Domingo de Silos. El Castillo de Caudilla fue construido en el siglo XV y perteneció a la familia Rivadeneira señores de Caudilla. En el escudo de Val de Santo Domingo aparece un pozo en el centro con fondo verde y cielo azul. La iglesia parroquial está dedica a Santo Domingo de Silos y se construyó en 1551. Nos acercamos a Torrijos y lo primero que divisamos a la derecha es la famosa torre de la Colegiata del Santísimo Sacramento, construida entre 1509 y 1518. Torrijos se encuentra situada en una inmensa llanura entre los ríos Tajo, Guadarrama y el Alberche, con una población de unos 13.466 habitantes es hoy una ciudad próspera aunque ha pasado por muy diferentes etapas históricas con grandes dificultades

Ocupada por los árabes hasta que Alfonso VIII derrotó definitivamente a éstos en la famosa batalla de las Navas de Tolosa y entregara la Villa al Cabildo de la Catedral de Toledo hasta finales del siglo XV que fue adquirida por Gutierre de Cárdenas, noble importante en la corte de los reyes católicos en la que ocupó los puestos de contador mayor del reino y alcalde mayor de Toledo.

Sin duda es la población más importante antes de llegar a Toledo. En esta población se hospedaron reyes como Alfonso XI, Juan II de Castilla, Enrique IV, Pedro I quien mandó construir el Palacio de Don Pedro para donárselo a su amante María de Padilla. En esta importante localidad vivó la Reina Isabel I de Castilla.

El camino comienza alargarse más de la cuenta pero parece obligado mirar hacia la izquierda y contemplar, allá a lo lejos, el Castillo de San Silvestre mandado construir por el Alcalde mayor de Toledo Gutierre de Cárdenas en el siglo XV en la localidad de Noves con una población actual de 2.767 habitantes. Destaca por su importancia arquitectónica la Iglesia parroquial de San Pedro Apóstol y a unos cuatro kilómetros y medio se levanta la Ermita de Nuestra Señora de la Monjía lugar de peregrinación y de romería.

Prácticamente la carretera prosigue su caminar hacia Toledo por unos campos de cultivos herbáceos dedicados a cebada salteada de cañadas con pocos árboles hasta que a la izquierda podemos contemplar la Torre de la Iglesia Parroquial dedicada a Santiago Apóstol, ubicada en el pueblo de Rielbes. No hace muchos años la carretera pasaba por el medio del pueblo y en sus andenes se podían comprar la célebres sandías y melones de Rielbes; topónimo que parece derivar de la contracción de las palabras: río y albo que significa Río Blanco.

Seguimos el camino y cruzamos el río Guadarrama y comenzamos a subir algunas pendientes, no muy abruptas, hasta acercarnos al entramado de carreteras hacia Madrid y hacia la desviación de Toledo, desde allí ya podemos contemplar la magnífica capital de las tres culturas y a lo largo elevarse hasta el cielo las torres del Alcázar y las agujas de la catedral. Rodeado por río Tajo la capital más bien se asemeja a un promontorio peninsular franqueado por los famosos Cigarrales que nos recuerdan la obra de Tirso de Molina que se desarrolla completamente en estas fincas o casas solariegas que cuelgan de la montaña. Toledo es la ciudad del Corpus Cristi, la ciudad de las tres culturas, la ciudad del saber vivir y como no la ciudad del arte y de la cultura.