Cataluña: encrucijada de sentimientos enfrentados

El problema catalán no se puede resolver, solamente se puede conllevar dice Ortega y Gasset. La historia nos demuestra que lo que ha ocurrido en Cataluña en este año de 2017, se repite invariablemente cada tres o cuatro generaciones con el mismo resultado: la frustración y vuelta a empezar. Siendo esto totalmente verdadero, no parece que sea lo más adecuado para una parte de España, que desea vivir en paz, en convivencia y en solidaridad aunque el nacionalismo catalán no lo quiera entender. Josep Tarradellas en el año 1981 decía: los pueblos español y catalán deberían ir unidos en sus anhelos comunes. Esto no es así sencillamente porque tanto el PP como el PSOE, a lo largo de muchos años, han ido cediendo y al mismo tiempo concediendo todas las dádivas posibles para que Convergencia y Unió (Los máximos burgueses de Cataluña) fueran adoctrinando, en las aulas, a todos los niños, hoy mayores, en las ideas independentistas y de odio a la nación opresora que para ellos es España.

Lo hemos dicho en multitud de ocasiones, la educación es la mayor fuerza, política, social que puede poseer un pueblo y aquel que sabe organizar, estructurar y manipular es el que mayor fuerza tiene para dirigir a ese pueblo. Esto es sencillamente lo que ha ocurrido durante treinta y siete años en la comunidad, mal llamada, histórica porque es evidente que nunca fue nación, ni reino ni tuvo independencia ni nada que se le parezca, pero a los ojos de los jóvenes que hoy se manifiestan en las calles, Cataluña es una nación porque así se lo han enseñado en las aulas de inmersión lingüística

Lo ocurrido en estos meses y culminado el 21 D en Cataluña no tiene parangón en ningún otro estado europeo que se precie de libre, democrático, social y respetuoso con la legalidad. Nadie en el mundo puede entender que un golpista, fugado de la justicia, desprestigiando a España y al Unión Europea hasta límites inimaginables, pueda, en menos de cincuenta días, volver a ser presidente de una comunidad autónoma, declarada independiente por él. Algo muy grave está ocurriendo en Cataluña para que miles de catalanes sigan votando a una persona sin cariz político, sin proyecto de gobierno, con miedo entre las piernas, incapaz de dar la cara y jugar al escondite como si de un niño malo y mal educado se tratara. En muchas ocasiones, hemos dicho que el pueblo no se equivoca, pero ante la Unión Europea, ante la mayoría del pueblo español, los catalanes, unos de pura cepa y la mayoría arribistas de otra regiones españolas, han vuelto a tropezar en la misma piedra al votar a hombres y mujeres cuyo único objetivo es seguir viviendo de las rentas bien colocadas en el extranjero y arruinando la economía catalana, hecha rica con el esfuerzo y el trabajo de todos los españoles.

Todo este proceso de destrucción de la propia identidad del pueblo catalán realizada por la política que es una cueva de malnacidos, como dice Pedro Narváez, solamente puede tener sentido si comprendemos bien la identidad de los hombres y mujeres que pueblan una parte del territorio español, en el que todos hemos colocado nuestros ahorros y hemos enriquecido con nuestra pobreza. Al respecto las palabras de Eduardo Mendoza son esclarecedoras: Cataluña es el pueblo más gregario de Occidente, a donde va uno a vivir allí quieren ir los demás. Se ha ido conformando por aluvión de gentes procedentes de todo el mundo pero especialmente por las personas más pobres y desamparadas de los territorios españoles que acudían a Cataluña, como lo hicieron en los años sesenta a Alemania, en busca de una vida mejor basada en el esfuerzo y en trabajo. Dentro de cada catalán hay un anarquista pero un anarquista gregario dice Joan Maragall.

En estas elecciones convocadas al amparo del artículo 155 de la Constitución Española, que, gracias a él, ha sido posible el restablecimiento de la democracia, de la libertad y de poder votar sin miedo, hemos podido comprobar cómo los políticos independentistas han sido capaces de manipular con sus mentiras y falsedades la voluntad de miles de catalanes para conseguir que los partidos de un fugado, golpista y de un encarcelado hayan conseguido la mayoría de los escaños del parlamento catalán. ¿Y cómo ha sido posible esto? Ortega y Gasset dice: No es esto, no es esto. Pues es evidente que el desastre para Cataluña sigue vivo porque mientras los nacionalistas independentistas sigan con mayoría en el parlamento todo es posible y la incertidumbre será el elemento más peligroso para que la economía de esta región, en primer lugar, se estanque y luego rápidamente se vendrá abajo arrastrando, en parte, a la economía de la nación española.

Con un parlamento totalmente fragmentado, aunque el separatismo pueda sumar la mayoría absoluta con 70 diputados (JxC 34. ERC 32 y la CUP 4), eso sí, cada uno de su padre y de su madre, con proyectos absolutamente dispares, con pensamientos ideológicos totalmente antagónicos, con formas de gobierno imposibles de llevar a cabo, con sus cabezas de lista, uno fugitivo en Bruselas de la justicia española y el otro en la cárcel de Escombreras, ¿alguien puede creer que el problema catalán tiene alguna posibilidad de resolución? De ninguna manera un problema que tiene muchos años de existencia y sobre el que el independentismo catalán lleva más de treinta y siete años trabajando se puede resolver en unos días de aplicación del artículo 155. Nunca las elecciones se deberían haber convocado con tanta premura; al menos se debería haber esperado a que los tribunales dictaran las correspondientes sentencias sobre los encausados en este golpe de estado a la democracia del pueblo español. Los partidos constituyentes, que aconsejaron a Rajoy, no evaluaron bien el problema del independentismo catalán y posiblemente, de buena fe, no apoyaron otras medidas que se barajaron en la mesa de negociación sobre la intervención de la televisión pública catalana (TVC) así como el de dilatar un tiempo prudencial la convocatoria de elecciones, al menos hasta que los golpistas fueran juzgados y posiblemente condenados, lo cual les hubiera impedido ir en las listas de sus respectivos partidos políticos.

Ahora los problemas se agolpan; el prófugo, y como dice Ussía, el cagueta de Puigdemont pide al presidente del gobierno negociar en un país neutral. No sabemos qué quiere negociar un golpista y anti demócrata con el gobierno de España. Bien sabe que el gobierno no puede saltarse la ley y que él es un prófugo de la justicia española, de tal manera que cuando pise territorio español las fuerzas de seguridad le conducirán directamente a la cárcel así como a sus consejeros que están difamando el buen nombre de España en el extranjero eso sí con el dinero de todos, posiblemente, depositado, con anterioridad, en bancos andorranos.

Por primera vez en la historia de la comunidad catalana, un partido constitucional ha ganado las elecciones aunque no podrá gobernar porque no ha conseguido los escaños suficientes ni podrá tener el apoyo necesario de los diputados de los partidos constitucionales ya que entre todos solamente han logrado 65 escaños, (C´s 36 PSC 17 CEC 8 y PP 4) totalmente insuficientes para lograr la mayoría absoluta cifrada en los 68 escaños. En definitiva y por primera vez, ningún partido independentista podrá decir que ha ganado las elecciones en Cataluña porque es cierto que se ha impuesto el partido de Albert Rivera con 36 diputado dos más que los conseguidos por el prófugo y huido de la justicia del JxC

La situación es muy complicada y muy difícil de resolver porque unos trabajan para romper las libertades y otros para unir voluntades. La inmensa mayoría de los españoles pedimos al presidente del gobierno diálogo pero sin privilegios a los que se han levantado contra el estado y contra las libertades de todos los españoles así como la aplicación de la ley por parte del poder judicial hasta las últimas consecuencias. Deben saber los independentistas que arruinar a una comunidad, difamar a España en el Extranjero, dar un golpe de estado no les puede salir gratis.