Opinión
Lo siento, de corazón lo digo, por mi amistad personal con Conchi Ledesma. No es fácil ver cómo una persona cercana se ve envuelta en una situación como esta. Pero también debo ser honesto: me alegro. Me alegro porque sabía perfectamente que esto iba a pasar. No es algo que haya surgido por sorpresa. Desde septiembre de 2023, toda la cúpula del Partido Popular conocía el riesgo. El propio Fran, alcalde saliente, fue advertido. Se lo dije con claridad: qué estaba ocurriendo, qué debía hacer y cuáles serían las consecuencias si se ignoraba la situación.
Lamentablemente, hizo caso omiso. Su soberbia y su actitud altiva lo llevaron a cerrar los oídos y los ojos ante una realidad que era más que evidente. Y así ha terminado todo: con una moción de censura impulsada por el PSOE que ha terminado por consumarse.
No sólo él fue advertido. Paco Cañizares, alcalde de Ciudad Real, también lo supo. Y su respuesta fue aún peor: no solo no tomó ninguna medida, sino que decidió apartarme, como si yo fuera el problema por señalar lo evidente. Su fatuidad es preocupante, aunque no sorprendente viniendo de alguien que, apenas dos meses después de llegar a la alcaldía, ya había sufrido la dimisión de un concejal. Pero bueno, ese desgobierno da para otro artículo.
Miguel Ángel Valverde, presidente provincial del PP, estaba perfectamente al tanto de la situación. No hizo nada. ¿Por qué? ¿Acaso tiene algún tipo de acuerdo con José Luis Caballero? Porque no hay que olvidar que hace poco pactaron el gobierno de Malagón. Tal vez estén construyendo un colchón por si Vox decide romper con el PP en la Diputación, y necesitan tener atada la silla como sea en lo que queda de legislatura.
Y, cómo no, llegamos a Paco Núñez, presidente regional del PP. Dos elecciones perdidas, los peores resultados de la historia del partido en Castilla-La Mancha… y ahí sigue, dando bandazos y negociando con Emiliano García-Page el aumento del gasto público a cambio de repartirse unos 20 diputados más. Un dirigente heredero directo de la peor etapa del PP en la región, la de María Dolores de Cospedal, y que parece decidido a seguir por ese camino.
Todo esto, tristemente, me lleva a una conclusión: se están cargando el PP. Un partido al que ayudé a fundar, en el que siempre milité, al que he defendido incluso cuando era difícil hacerlo. Y para rematar, tenemos a un líder nacional que se declara abiertamente socialdemócrata. Un partido que ya no se reconoce ni a sí mismo.
¿De verdad no hay nadie en el PP con el valor de dar un paso al frente?