Director: Thomas McCarthy
Intérpretes: Richard Jenkins, Hiam Abbass, Haaz Sleiman, Danai Jekesai Gurira, Marian Seldes, Maggie Moore, Michael Cumpsty, Bill McHenry, Richard Kind, Tzahi Moskovitz, Amir Arison
Sinopsis: Walter Vale (Richard Jenkins), un profesor universitario de Connecticut que viaja a Nueva York, se ve envuelto en la vida de una joven pareja inmigrante a la que encuentra viviendo en su apartamento de Manhattan, un piso que apenas visita. Tarek (Haaz Sleiman), un músico sirio, y Zainab (Danai Jekesai Gurira), su novia senegalesa, viven allí porque alguien les ha alquilado el apartamento, haciéndose pasar por el dueño.
Qué gran, conmovedora y “desconocida” película esta THE VISITOR del interesantísimo Thomas McCarthy, responsable de las igualmente magníficas THE STATION AGENT/VÍAS CRUZADAS y WIN WIN, GANAMOS TODOS.
Esta pequeña joya, de presupuesto modesto, trata con extrema delicadeza y enorme tacto asuntos tan apasionantes como las fronteras de todo tipo que se establecen entre los individuos, tanto culturales como mentales, y algo tan a la orden del día como la soledad y la incomunicación en la que cada vez nos desenvolvemos más.
Trata igualmente de la necesidad de implicarse en la vida y no mantenerse al margen, de abrirse a los demás, de no quedarse incrustado en un habitáculo mental, de intentar comprender a los demás.
Para ello se sirve de una vía inmejorable, la impresionante, y conmovedora en su pasmosa sobriedad, interpretación de Richard Jenkins, no muy conocido del gran público pero un enorme actor, del que también pueden disfrutar en títulos como la reciente PACTO DE SILENCIO de Redford, AMOR Y LETRAS, EL NÚCLEO o EXTRAÑAS COINCIDENCIAS.
Le da breve pero adecuada réplica la palestina Hiam Abass, vista en LOS LIMONEROS o en una pequeña intervención en MUNICH, como la madre del inmigrante sirio co-protagonista. El actor norteamericano de origen libanés Haaz Sleiman y la afroamericana Danai Jakesai Gurira, conforman un cuarteto que respira vida y calor.
Constituye todo un ejemplo de cómo como desde la sencillez, la austeridad narrativa, con el mínimo de recursos o de gestos se pueden transmitir muchas emociones. Bien podría ser calificada como un inmejorable ejemplo de cine minimalista.
Imposible olvidar a Jenkins tocando tambores africanos en el parque.
José Luis Vázquez