Director: Robert Aldrich
Intérpretes: Michael Caine, Cliff Robertson, Henry Fonda, Ian Bannen, Harry Andrews, Denholm Elliott, Ken Takakura, Sam Kydd, Patrick Jordan
Sinopsis: Segunda Guerra Mundial (1939-1945). En la primavera de 1942, japoneses y aliados ocupan una isla del Pacífico. Un grupo de soldados ingleses es enviado a una misión casi suicida a través de la espesa y agobiante jungla; se trata de desmantelar una emisora enemiga. Cabe destacar el análisis psicológico de los personajes
La descubrí con 14 años, en una de esas maravillosas sesiones cinematográficas nocturnas –de prime time que se dice ahora- con las que nos obsequiaba habitualmente Televisión Española y con las que muchos despertamos al Séptimo Arte. Por entonces ya había visto mi favorita del género bélico, OBJETIVO: BIRMANIA (también adoraba DESTINO: TOKIO), pero tras visionarla esta pasó inmediatamente a ocupar el segundo lugar. Posteriormente descubriría numerosas joyas clásicas: ERAN CINCO HERMANOS, POR EL VALLE DE LAS SOMBRAS, SANGRE EN FILIPINAS, FUERZAS AÉREAS, NO ERAN IMPRESCINDIBLES, TREINTA SEGUNDOS SOBRE TOKIO, SENDEROS DE GLORIA en su vertiente antibelicista y centenares más, hasta llegar a otras más contemporáneas como la sensacional SALVAR AL SOLDADO RYAN o la sesentera DOCE DEL PATÍBULO.
Precisamente con esta última comparte un elemento fundamental, su director, el estadounidense Robert Aldrich, todo un maestro en retratar tanto violencias físicas como morales en cualquier tipo de ambiente.
TOO LATE THE HERO, o sea COMANDO EN EL MAR DE CHINA, la rodó tres años después de los DOCE… Entre cuatro auténticas maravillas en una filmografía jalonada de tales: LA LEYENDA DE LYLAH CLARE y EL ASESINATO DE LA HERMANA GEORGE y LA BANDA DE LOS GRISSOM y LA VENGANZA DE ULZANA.
Sin duda, está considerada como una de las mejores incursiones en la temática de la Campaña del Pacífico emprendida por los aliados durante la Segunda Guerra Mundial. De nuevo se nos muestra una misión suicida, la emprendida por un comando británico y un oficial norteamericano que deben destruir una estratégica estación de radio en una isla infestada de japoneses.
Aldrich consigue que estemos atrapados desde el primer minuto que dicho comando se prepara para la misión. No da tregua, no baja la guarda. La angustia se apodera de la pantalla. Administra perfectamente el suspense y no ahorra barras en escenas violentas impecablemente filmadas (al respecto, ese zigzag final resulta modélico) Y expone de manera admirable los diferentes trazos psicológicos de sus personajes, desde los más indisciplinados, hasta los más profesionales pasando por los oficiales faltos de carisma.
La pareja protagonista representando a ambas nacionalidades es espléndida, tanto el inglés Michael Caine –en la cresta de la ola de su popularidad, el mismo año en el que protagonizaría otro trabajo que me parece sublime, de mis imprescindibles, EL ÚLTIMO VALLE- como el estadounidense Cliff Robertson, el cual ya había interpretado al joven teniente John Fitzgerald Kennedy en otro título de idéntico ambiente y escenario, PATRULLERO PT-109 y con un Oscar ya en las faltriqueras por su conmovedora composición del disminuido mental CHARLY.
En labores de intendencia pero no menos sustanciosas, todo un elenco de grandes secundarios “british” entre los que figuran Harry Andrews, Ian Bannen, Denholm Elliot. Tal vez sus nombres no les digan mucho pero les garantizo que sus rostros les sonarán a poco que sean aficionados al cine.
Para amantes de la acción, la adrenalina y las emociones fuertes con muy buena sustentación dramática.
José Luis Vázquez