sábado, 26 de abril

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Estreno en Royal City

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Expediente Warren: El caso Enfield ()

Director: James Wan

Intérpretes: Vera Farmiga, Patrick Wilson, Frances O'Connor, Madison Wolfe, Lauren Esposito, Patrick McAuley, Benjamin Haigh, Maria Doyle Kennedy, Simon Delaney, Franka Potente, Simon McBurney

Sinopsis: Secuela de la exitosa "Expediente Warren" (2013), que lleva de nuevo a la pantalla otro caso real de los expedientes de los renombrados demonólogos Ed y Lorraine Warren. En este caso ambos viajarán al norte de Londres para ayudar a una madre soltera que tiene a su cargo cuatro hijos y que vive sola con ellos en una casa plagada de espíritus malignos.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 5 estrellas

“El mundo es más aterrador que cualquier filme” (James Wan)

 

Se presentaba con las máximas expectativas, preferentemente para los amantes del género de terror, como es mi caso. Es la secuela de EXPEDIENTE WARREN, subtitulada EL CASO ENFIELD (THE CONJURING 2: THE ENFIELD POLTERGEIST). No solo no defrauda sino que potencia aún más a su antecesora.

Si las películas de sustos fueran como este sensacional díptico (el catálogo de los mismos aquí mostrado difícilmente puede ser más efectivo y estar de lo más dosificado), me ganarían del todo para su causa, sería un devoto permanente. No es el caso, suele abundar lo gratuitamente exhibicionista, sanguinolento y manido. En cambio, el director de estos dos títulos, James Wan (INSIDIOUS, SILENCIO DESDE EL MAL), es todo un virtuoso de la cámara, los sonidos, la luz, el encuadre preciso y la ausencia hemoglobínica. Y por eso, y por varias cuestiones más, lo considero el máximo especialista del siglo XXI junto al también por mí reverenciado M. Night Shyamalan, más sutil que aquél, pero ambos igual de potentes, poderosos e imaginativos.

De esto último, de imaginación, encuentro a espuertas en este poltergeist londinense, surgido prácticamente a la par que el bastante más célebre estadounidense de Amityville, en el que también estuvieron implicados los investigadores de fenómenos paranormales (demonólogo él, médium ella) Ed y Lorraine Warren. Y eso pese a transitar escaleras, pasillos, habitaciones, sótanos, espectros, levitaciones, posesiones o golpes de efecto de todo tipo vistos hasta la saciedad. Pero Wan les confiere un aire nuevo, inteligente. Su punto de vista, sus panorámicas, sus escalofriantes planos secuencia, parecen nuevos, diferentes, con estilo y voz propios, sabiendo dónde colocar siempre el objetivo, el visor, en el lugar adecuado. En el panorama actual, crea atmósferas y sobresaltos como pocos, sin recurrir a coartadas intelectuales de ningún tipo, utilizando el medio como se concibió en origen, como pura barraca de feria.

Consigue con creces helar la sangre, generar pánico, resultar pavoroso, estremecer con recursos de toda la vida, pues poco nuevo puede haber ya bajo el sol. Y esa es una de las gracias del Séptimo Arte, la permanente renovación de propuestas mil veces vistas, expuestas o exprimidas.

Sus colaboradores vuelven a efectuar un concienzudo trabajo de ambientación, tanto en lo visual como en los temas musicales seleccionados, más parcos esta vez que en su primera salida a escena, pero muy bien inyectados de nuevos para recrear una época no tan lejana.

Y luego está la siempre fundamental labor de los guionistas, en este caso los hermanos Carey y Chad Eyes, que junto a la fundamental aportación de Wan, consiguen situarnos en ambiente, el londinense de mediados de los 70, de una manera ejemplar, con un modélico, acelerado y sintético prólogo. No sé porqué esas primeras imágenes de los cuatro hermanos saliendo del colegio, me remitieron fulminantemente a otra obra maestra de aquél momento –bueno, de un poquito antes, 1967- dirigida por Jack  Clayton,  A LAS NUEVE CADA NOCHE (OUR MOTHER´S HOUSE). Si no la conocen, la recomiendo encarecidamente.

Lo bueno de su libreto es que no solamente se limita a hilar con enorme habilidad las diferentes sacudidas con las que están salpicadas sus rapidísimas dos horas de metraje, sino que incluye cuestiones otra índole para fortalecer el relato. Desde la bonita relación amorosa de los protagonistas hasta la situación de relativa orfandad de alguno de los pequeños, que echan de menos a ese padre dado a la fuga del domicilio familiar. También se aborda con mucho respeto lo poco dada que es la Iglesia Católica a entrar al trapo ante cualquier manifestación supuestamente diabólica, o el respeto que siempre impone un juego tan inquietante como el de la ouija.

Quienes vuelven a ser un colchón, una garantía de éxito son las interpretaciones del matrimonio, la muy atractiva Vera Farmiga (le hacía beber de su propia medicina al mismísimo George Clooney en UP IN THE AIR) y Patrick Wilson, que se marca un precioso tema de Elvis Presley, perteneciente a la banda sonora de BLUE HAWAI. El resto de actores, jóvenes (extraordinario trabajo de la cría Madison Wolfe) o veteranos, están igualmente impecables, fruto y síntoma de un tipo que aborda sus efectos especiales con enorme mimo, pero sin descuidar en modo alguno a sus criaturas de carne y hueso.

Garantizo más de una sacudida y un estremecimiento en la butaca. El que acuda a verla con sueño, tiene garantizado insomnio. Ah… y puede que la muñeca Annabelle tenga una sustituta o una complementaria en el imaginario popular y en futuros proyectos: tan solo adelanto que lleva hábitos (y nada desvelo que no vean en el primer minuto o en innumerables trailers).

Por algún punto de Google he leído que desprende aroma a azufre. No puedo estar más de acuerdo como colofón elogioso.

José Luis Vázquez