Director: Stephen Hopkins
Intérpretes: Stephan James, Jason Sudeikis, William Hurt, Jeremy Irons, Carice van Houten, Amanda Crew
Sinopsis: Narra la historia del mítico atleta Jesse Owens, el coloso de la velocidad que saltó a la fama en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936, cuando dejó al mundo boquiabierto con sus espectaculares marcas que echaron por tierra la teoría de Hitler sobre la supremacía de la raza aria.
“Los americanos necesitan campeones para recordar de qué son capaces” (Avery Brundage/Jeremy Irons)
Una interesante “biopic” coproducida a varias bandas, Estados Unidos, Canadá, Francia y Alemania: Es correcta, se ve bien pero es normalita, nada del otro mundo… aunque la parte final he de reconocer que me emociona.
Llega en un momento polémico, en el que un coetáneo del legendario atleta Jesse Owens se acaba de despachar con un testimonio en el que señala que el odio de Hitler hacia el mismo no fue tan execrable como el comportamiento de sus propios compatriotas estadounidenses. Resulta un tanto extraño haber esperado tanto tiempo para desvelar esto. En cualquier caso, no creo que vaya a mermar en exceso la historia fundamental que se cuenta, y que supondría un grano en el zapato para el régimen nazi, al vencer a cualquier rival de raza aria en la Olimpiada de Berlín.
Sin entrar en consideraciones técnicas, limitándome en este caso a los hechos expuestos, vuelvo a advertir, a corroborar varios aspectos por lo cual me resulta tan sumamente atractiva la sociedad estadounidense. Van desde ese nuevo canto al afán de superación o a la emoción mostrada por sus ciudadanos, por sus deportistas, ante sus símbolos sagrados, el himno o la bandera, incluyendo también la considerable autocrítica de la que muchos de sus ciudadanos suelen hacer gala.
Esta última se traduce en denunciar el despreciable racismo de una parte de la sociedad estadounidense, sobre todo de la que le tocó vivir a su protagonista. En el caso del atleta retratado, comienza desde la más incipiente niñez –con 6 años recogía algodón- hasta su ingreso en la universidad de Ohio State, el primero de su familia que lo conseguía, cuando era insultado por varios de sus compañeros de deporte y estudios.
Por supuesto, una parte fundamental de esta biopic hace mención del hecho por el que pasaría a la historia, la obtención de cuatro medallas de oro ante las mismísimas narices del Führer.
De todas formas, la impresión final es que el racismo ejercido por sus paisanos pudo haber sido mucho más incalificable por hipócrita, por estar amparado bajo el paraguas de vivir en una democracia.
Hay que reconocer a los encargados del guión y a su director, Stephen Hopkins, de cierta capacidad para resultar divulgativos. Este último, lleva bastante tiempo refugiado en series televisivas como 24 o CALIFORNICATION. Recuerdo que ha sido el firmante de la 5ª entrega de PESADILLA DE ELM STREET, LOS DEMONIOS DE LA NOCHE, DEPREDADOR 2, LOS JUECES DE LA NOCHE, PERDIDOS EN EL ESPACIO, VOLAR POR LOS AIRES, también de la vituperada por parte del hijo de quién era objeto de su atención, LLÁMAME PETER… SELLERS.
El espectador que no esté versado en la materia, en la gesta épica recogida, que en la España actual bien pudiera ser una mayoría aplastante, puede tener tal vez una visión elemental pero ajustada tanto del personaje como de la época, en pleno umbral de la Segunda Guerra Mundial.
Hay cuatro o cinco escenas francamente estimables que contribuyen a ello, una alude al final y por tanto no la voy a desvelar, otra a la cineasta oficial del régimen nazi Leni Riefenstahl (por cierto, la interpreta convincentemente Carice Van Houten, la Melisandre de JUEGO DE TRONOS) y a su denuedo por filmar un documental lo más profesional posible pese a las injerencias del jerarca Goebbels y tampoco quiero dejar de reseñar la del encuentro con el oponente alemán de Owens en el salto de longitud, Luz Long. Ambos actores encargados de encarnarlos, el canadiense Stephan James (SELMA) y David Kross, ofrecen un momento de intimidad y reconocimiento del otro, digno de elogio. Hay más. Quiero también dejar constancia que me gusta la relación, típico/tópica pero eficaz, que mantiene el atleta con su mentor, Larry Snyder, interpretado por un actor que no tenía fichado y que ejecuta un buen trabajo, Jason Sudeikis.
Entre los secundarios, algunos de verdadero lujo, como Jeremy Irons y William Hurt, como los antagónicos cabezas visibles del Comité Olímpico de los USA, enfrentados por la oportunidad de asistir a competir a Alemania.
Puesto que esta película potencia valores y actitudes ejemplares, finalizo este comentario con las palabras proclamadas en la vida real por una de las dos hijas de tan descomunal atleta, que han dado su visto bueno al trabajo recreado: “Mi padre era de los que miran adelante y no hacia atrás”.
Buena película.
Apostilla (tras un segundo visionado elevo su calificación):
Creo que ha sido un acierto programar la biopic aleccionadora EL HÉROE DE BERLÍN dentro de las sesiones universitarias de los martes en la UCLM. Es un trabajo divulgativo, muy bien amueblado y aseado.
El título, RACE, juega oportunamente con el doble sentido de carrera y raza, pues uno de sus frentes argumentales más importantes, hace alusión al racismo vivido por el protagonista no solo el previsible de la totalitarista Alemania nazi, sino lo que creo resultó mucho más denunciador y sangrante, el de sus compatriotas de los democráticos Estados Unidos.
No va mucho más allá de ser una buena película porque el retrato del héroe cae en hagiografía y algo de superficialidad, no presenta la suficiente complejidad psicológica pese a que Stephan James resulte un convincente actor.
El caso es que se deja ver bien, me dejar un buen sabor de boca aún mejor en este segundo visionado tras haberla visto hace cuatro días. Le subo un punto de nota, se lo merece. Es del tipo de cine que a mí más me gusta, está muy bien interpretada, ambientada y cosida. El mismo que desdeñan tantos de mis colegas por no ir de autores sus máximos responsables y dedicarse “tan solo” a narrar lo mejor posible una historia emocionante.
Continúa emocionándome toda su parte final, en concreto esa escena final del ilusionado crío con su ídolo (y no desvelo nada, eh). Cuenta con varios momentos muy emocionantes, como esos momentos del héroe con su rival alemán en salto de longitud, el ejemplar y admirable Luz Long.
Vuelvo a valorar muchas de las virtudes y el espíritu del pueblo estadounidense: Afán de superación personal, amor sin fisuras a sus símbolos y enseñas y autocrítica. Al respecto de esto último, me parece destacable la autocrítica por el racismo despreciable de muchos de sus conciudadanos a lo largo de décadas y siglos. Por eso, esa comparativa con el régimen nazi me parece de lo más adecuada y debería servir de permanente reflexión.
Es cierto que tal vez al impoluto protagonista hubiera sido recomendable rociarle de algún barniz de mayor complejidad emociona pero, por otra parte, me parece legítimo y completamente elogiable, destacar virtudes y valores como las que muestra, sobre todo, en un tiempo como este tan descreído y destroyer como este. Aunque, como siempre digo, cualquier parte de la historia ha sido siempre así, lo generan no la época sino la propia especie humana. Un compañero de algún medio digital ha llegado a titular su crítica CORRER EN TIEMPOS DIFÍCILES, parafraseando la serie de sobremesa de Televisión Española.
Salgo mucho más pletórico y feliz tras este segundo vistazo ¡Lo que hace contemplar descansado las películas! Y, además, la versión original subtitulada también contribuye positivamente lo suyo.
José Luis Vázquez