Director: John Huston
Intérpretes: Burt Lancaster, Audrey Hepburn, Audie Murphy, John Saxon, Charles Bickford, Lillian Gish, Albert Salmi, Joseph Wiseman, June Walker, Kipp Hamilton, Arnold Merritt, Doug McClure, Carlos Rivas
Sinopsis: En 1850, los Zachary, una familia de ganaderos texanos, deciden adoptar a una niña recién nacida, pero muy pronto empiezan a circular rumores y habladurías acerca del origen indio de la chiquilla. Con el tiempo la niña se convierte en una hermosa mujer. Un buen día, un grupo de guerreros kiowas exige a los Zachary que les devuelvan a su hermana de sangre, pero la familia se niega a entregarla.
Insólito y apasionante western de resonancias bíblicas y de reivindicación interracial, dirigido con vigor, lirismo y pasión por el maestro John Huston.
Como fue casi norma en muchos tramos de su carrera, sus diferencias con los productores, sobre todo con el financiador Rick Height, al pretender éste un western más convencional en detrimento de un tono más crítico, "lastraron" el resultado final. Inclusive el propio cineasta renegó del mismo, considerándolo uno de los que se sentía más decepcionados. Esta postura por su parte, no necesariamente resulta para mí fiable, bien por exceso de autocrítica o bien de falta de perspectiva.
El contraste y la unión entre un poderoso e imponente Burt Lancaster y una preciosa y fascinante Audrey Hepburn como india kiowa, es uno de los numerosos atractivos que contiene. Ambos tendrán que enfrentarse por igual a los indios y a la hipocresía e intolerancia de los blancos. No hay que olvidar que está basada en una novela Alan Le May, el autor de CENTAUROS DEL DESIERTO.
Fue un rodaje intenso y accidentado. Una caída de Hepburn provocó la pérdida de su segundo hijo.
Como western funciona perfectamente, tiene momentos impresionantes (las escenas de doma, Gisth tocando el piano para intentar detener un ataque indio, esa persecución del loco en medio de una tormenta de arena...) pero, a la vez, es una bella y delicada historia de amor la aquí propuesta, fabricada a base de sutileza y reveladoras miradas.
Todos los elementos técnicos (música del clásico y especialista Dimitri Tiomkin, fotografía de otro no menos clásico Franz Planer, ofreciendo en esta ocasión un gran trabajo de tonalidades ocres y terrosas, etc.) confluyeron a las mil maravillas, aportando ese toque de brillantez definitiva a una historia repleta de grandes situaciones dramáticas.
Extraordinarios secundarios como la pionera y mitica Lillian Gish (de sorprendentes y rejuvenecedores 64 años, es la matriarca de la familia Zachary), Charles Bickford, Joseph Wiseman o John Saxon aportaron lustre y esplendor.
En su día los críticos estadounidenses fueron despiadados e implacables. Como creo que ha quedado meridianamente claro, mi punto de vista es radicalmente opuesto al suyo.
José Luis Vázquez