viernes, 4 de julio

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Estreno en Royal City

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Un día perfecto ()

Director: Fernando León de Aranoa

Intérpretes: Tim Robbins, Benicio del Toro, Olga Kurylenko, Mélanie Thierry, Fedja Stukan, Eldar Residovic, Sergi López

Sinopsis: En una zona en guerra con los cascos de las Naciones Unidas tratando de controlar la situación, varios personajes viven sus propios conflictos; Sophie (Mélanie Thierry) quiere ayudar a la gente, Mambrú (Benicio del Toro) quiere volver a casa, y Katya (Olga Kurylenko) quiso una vez a Mambrú. Por su parte Damir (Fedja Stukan) quiere que la guerra termine, Nikola (Eldar Residovic) quiere un balón de fútbol, y B (Tim Robbins) no sabe lo que quiere. Un grupo de cooperantes trata de sacar un cadáver de un pozo en una zona de conflicto. Alguien lo ha tirado dentro para corromper el agua y dejar sin abastecimiento a las poblaciones cercanas. Pero la tarea más simple se convierte aquí en una misión imposible, en la que el verdadero enemigo quizá sea la irracionalidad. Los cooperantes recorren el delirante paisaje bélico tratando de resolver la situación, como cobayas en un laberinto.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 2 estrellas

Como ya voy siendo veterano, llevo observando desde hace años en el cine español un fenómeno que no es exclusivo del mismo pero que se repite con pasmosa regularidad. Es el de ir comprobando cómo jóvenes directores que deslumbran con sus dos primeros o terceros trabajos, acaban cayendo inmediatamente en picado, en una mayor o menor fallida creatividad.  Es como si tuviesen en sus reservas gasolina como para atravesar el cañón del Colorado, como si todo lo volcasen en esas primeras apariciones o apuestas… y luego se vaciaran, se quedaran resecos de ideas o incapaces de exponerlas con la cámara.

Es el caso de Isabel Coixet, Juanma Bajo Ulloa, Julio Medem, Fernando León de Aranoa y de tantos otros. En el caso de este último, su declive no es tan clamoroso. El madrileño que, al menos a mí me deslumbrara con sus tres primeras incursiones, con FAMILIA, BARRIO y sobre todo LOS LUNES AL SOL, comenzó a mostrar síntomas de agotamiento con la un tanto forzada PRINCESAS, remontó discretamente con AMADOR y creo que con este UN DÍA PERFECTO obtiene su trabajo menos relevante, el único que puedo considerar insuficiente de toda su carrera… tampoco muy extensa.

Y es que creo que ha optado por una tonalidad acorde con lo que vemos en pantalla, un cruce de caminos, un refrito en el que finalmente no sabe muy bien, no me transmite, o al menos no soy capaz de advertirlo, qué carta acabar jugando. Además, su profuso parloteo, a veces bastante inocuo, acaba por transmitirme una sensación un tanto plomiza. Y esos intermitentes planos aéreos de barrancos, escarpados montes y laderas, me provocan cansancio más que admiración.

Por encontrarle algo salvable dentro del discreto conjunto, diría que en algún momento aflora un sentido del humor aliviador en parte, aunque por otra parte también un tanto despistante, o frustrado en otras. Estoy igualmente dispuesto a admitir… que no deja de tener su aquél el que no tenga que recurrir a un solo tiro para mostrar el absurdo de la guerra.

Qué actores de la enjundia de Benicio del Toro o Tim Robbins, no acaben por removerme en la butaca, no deja de ser revelador. Por supuesto ambos tiran de oficio y en el caso del primero “no tiene que hacer mucho” para que su presencia resulte siempre poderosa, inquietante, pero en esta ocasión ni tan siquiera ellos son capaces de redimir esta producción.

No me provoca ni frío ni calor, más bien lo primero, la olvido automáticamente nada más abandonar la pantalla… y ello me resulta preocupante, pues la historia alberga muy buenas intenciones, despliega un pacifismo digno de la mejor de las causas,  no cae en el sectarismo o maniqueísmo de personajes, contiene un claro afán de contar las cosas de otra manera, pero esta vez no me llega. Le falta fuel, verdadera incandescencia narrativa, intensidad y un sentido del humor más profundo, características todas ellas de las que sí hacía gala aquélla memorable y anteriormente mencionada LOS LUNES AL SOL. Tan solo recordar la particular y socializante versión que hace Bardem del cuento de la cigarra y la hormiga ante un crío, ya por sí solo resulta memorable.

Me parece el típico caso del quiero y por lo que sea no puedo… o no me sale. El mejor barómetro es ese que indica el no tener ningunas ganas de volver a repetirla. Esa es una característica fundamental que diferencia a las películas que nos llegan, que nos amarran… de las que no.  Y lamentablemente esta vez no es éste el caso.

 

José Luis Vázquez