viernes, 4 de julio

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Estreno en Royal City

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Kingsman: Servicio secreto ()

Director: Matthew Vaughn

Intérpretes: Colin Firth, Taron Egerton, Samuel L. Jackson, Mark Hamill, Mark Strong, Michael Caine, Sofia Boutella, Jack Davenport, Sophie Cookson, Tom Prior, Neve Gachev, Alisha Heng

Sinopsis: Un veterano agente secreto inglés (Colin Firth) debe entrenar a su joven y alocado sobrino (Taron Egerton) para pasarle el testigo en la agencia de espionaje en la que trabaja.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 4 estrellas

Desde que debutara tras las cámaras, hace poco más de diez años, en 2004 con LAYER CAKE (CRIMEN ORGANIZADO), no solo no me ha decepcionado ninguno de los trabajos –contando el que aquí me ocupa- de Matthew Vaughn sino que me han procurado abundantes momentos de disfrute. Me refiero, aparte de los ya citados, a STARDUST, KICK ASS (la cargante segunda parte ya no fue responsabilidad suya) y la imaginativa y resplandeciente X-MEN: PRIMERA GENERACIÓN, una afortunadísima aproximación a los orígenes de los “diferentes” Hombres X.

Este londinense captado por la industria hollyoodiense, parece ser que vástago de un ahijado del rey Jorge VI, casado con Clauda Schiffer, a quien regaló una tortuga en vez del típico anillo de compromiso, propone siempre espectáculos suntuosos, elegantes y de ritmo endiablado. KINGSMAN no es una excepción a estas constantes, más bien es una elevación al cubo.

Como ha manifestado el colega de profesión Chris Ewitt, constituye “la carta de amor de Vaughn a las películas de espías… ultraviolenta, desbordante y suficientemente entretenida”. Lo comparto al cien por cien. James Bond, éste por encima de todos, Harry Palmer, Matt Helm, Flint, Jason Bourne, Jack Bauer o todos los que en el cine han sido en este apartado, preferentemente los más “british” y setenteros –en muchos momentos desprende esos efluvios- y “poperos” -¡esos estallidos de cabezas!- tienen cabida en esta brillante sátira, parodia y homenaje repleto de movimiento, exhibiciones acrobáticas, gadgets, gracia, encanto y flema británica… aunque sea una producción de Fox. Pero sabido es, que esos maridajes entre ingleses y estadounidenses suelen funcionar tantas veces como un impecable mecanismo de relojería. Ahí están los casos recientes de las espléndidas LA TEORÍA DEL TODO y DESCIFRANDO ENIGMA (THE IMITATION GAME, su verdadero y significativo título).

Las alusiones al personaje creado por Ian Fleming son variadas a lo largo de la trama. Un par de ellas recogen parte de su alma. Aquella en la que Colin Firth proclama que las producciones actuales sobre el gremio son más serias que las antiguas. U otra que resulta decisiva, manifestar que tenían tanta más calidad en función de sus villanos. Los de esta renovadora puesta al día del género son muy buenos. Tanto un Samuel L. Jackson de simpático ceceo, como una letal Gacela de prótesis, encarnada por una bailarina franco-argelina, Sofía Boutella, de lo más peligrosa y expeditiva.

No dejen de reparar tampoco en el importante sustrato gráfico-literario del que parte, un comic  del escocés Mark Millar, THE SECRET SERVICE, el que también pusiera en bandeja de plata a su director un magnífico material con KICK ASS. Sus señas de identidad suelen ser sexo, violencia y un sentido del humor muy negro, sin descuidar inquietudes sociales y adornando todo ello con el mayor desenfreno. Indicadores aquí perfectamente rastreables.

El caso es que casi todo destila fragancia  y resoluciones “made in England”, en esta ocasión para fortuna y dinamización de una historia que tomársela excesivamente en serio, aún teniendo en cuenta algunas cargas de fondo referidas a medio ambiente, telefónía móvil y actitudes clasistas por ejemplo, sería una contraindicación fatal para que pudieran disfrutarla en toda su salsa.

“Los modales hacen al hombre” comenta, en una de las secuencias más jocosas y contundentes, el veterano agente secreto protagonista, toda una credencial de personaje y espíritu. Que no falte el derroche de energía y acción, por supuesto, pero sin perder nunca los buenos modales. Todo muy de las Islas, pero reciclado con indudable efectividad y apelación a ancestrales tradiciones, pues tal como vienen a indicar los mantenedores de esta sociedad secreta, la inspiración proviene del rey Arturo y los Caballeros de la Tabla Redonda.

Por cierto, la fachada de un nuevamente extraordinario y pigmaliónico Colin Firth, toma prestado su “look” de otro inevitable referente a la hora de tratar asuntos de este tipo, el bombín y el paraguas así lo delatan: el John Steed de la entrañable LOS VENGADORES.

Y a quien corresponda, mil gracias de nuevo por permitirme disfrutar en una pantalla de la presencia, la percha y el inmarchitable saber hacer de uno de los veteranos supremos del cine actual, Sir Michael Caine.

Un divertimento altamente satisfactorio y relajante pese/o precisamente por ello a su jaleo y bullicio. De lo más entretenida y capciosa. Tan sólo por la secuencia de la iglesia resultaría antológica… por su mala baba y por su ejemplar planificación.

 

José Luis Vázquez