Director: Sergey Bodrov
Intérpretes: Jeff Bridges, Julianne Moore, Ben Barnes, Kit Harington, Alicia Vikander, Lilah Fitzgerald, Antje Traue, Olivia Williams, Djimon Hounsou, Jason Scott Lee, David Cubitt, Timothy Webber, Billy Wickman, Gerard Plunkett, Eric Keenleyside, Julian Black Antelope
Sinopsis: El Maestro Gregory es un caballero que siglos atrás capturó a la maléfica y poderosa bruja Madre Malkin. Pero la bruja consiguió escapar y prepara su venganza. Tras convocar a todos sus seguidores, Malkin decide actuar. Mientras, el Maestro Gregory se propone enseñar en un tiempo récord a su joven aprendiz Tom Ward a luchar contra la magia negra.
Tardío, inocuo y más bien discreto exponente de aquello que tuvo su auge en la década de los 80 y que se había dado en denominar con anterioridad “fantasías épicas de espada y brujería”. Haciendo un poco de memoria recordemos algunos títulos tan entrañables o brillantes como EL SEÑOR DE LAS BESTIAS, WILLOW, CROMWELL EL REY DE LOS BÁRBAROS, LADY HALCÓN y, a la cabeza, las dos joyas de la corona, EXCALIBUR y CONAN EL BÁRBARO.
El argumento vuelve a ser casi lo de menos, pues la historia propuesta, otro capítulo más de la lucha entre héroes terrenales, brujas y todo tipo de monstruos, vuelve a constituir todo un catálogo de lugares comunes, bichos desagradables y aturdidores pasajes de acción en este caso irrelevantes. Se trata de urdir una serie de lances sin mayor pretensión que la acumulativa.
Los profesionales de efectos especiales digitalizados se vuelven a erigir sin demasiado esfuerzo en lo más llamativo, pese a que ese polvito de estrellas con el que se desvanecen los malvados no deja de resultar candoroso, de una función que por otra parte bebe de muchas constantes del cine de acción reciente, como mucha traca, ruido y aparatosidad hueca.
Lo que siempre es de agradecer son las poderosas presencias de actores tan extraordinarios como Jeff Bridges o Julianne Moore. Lástima que en esta ocasión su esfuerzo y talento resulten baldíos y se acaben diluyendo dentro del tono impersonal y un tanto amorfo que le imprime su director, el más bien inapropiado Sergei Bodrov, aquí desde luego de lo más grisáceo.
Pese a sus muchas peripecias se imponen unos registros inermes a todos los niveles. Al menos, no exhibe tontas pretensiones ni irrita en exceso, se deja ver sin demasiado enojo y hasta puede tener su encanto para los amantes furibundos e irredentos de este subgénero que a mí me gusta mucho pero no hasta este punto.
José Luis Vázquez