Director: Neil Burger
Intérpretes: Shailene Woodley, Theo James, Kate Winslet, Tony Goldwyn, Ray Stevenson, Maggie Q, Mekhi Phifer, Jai Courtney, Miles Teller, Zoë Kravitz
Sinopsis: Historia ambientada en un mundo distópico que se divide en cinco categorías: Verdad, Abnegación, Osadía, Cordialidad y Erudición. En ese mundo todos tienen que decidir, a los 16 años, a qué bando creen pertenecer, atendiendo a sus virtudes personales más destacadas. La protagonista, Beatrice, sorprende a los suyos con la decisión que toma. Lo que ocurre es que ella no es como los demás: guarda un secreto del que podría depender el orden social e incluso su propia vida.
Sobrevuelan muchas influencias en este reciclaje de fantasía distópica, algunas tan obvias como UN MUNDO FELIZ de Aldous Huxley o LOS JUEGOS DEL HAMBRE. Al igual que ésta, también parte de un best seller de carácter “teenager”, en este caso con la firma de Veronica Roth.
Pese a ello, comienza bien, bastante bien. Me genera enganche ese mundo dividido en cinco facciones de seres humanos o tres, a veces no tengo muy claro cuántas son en realidad, según sus capacidades, con los abnegados gobernando y soportando las embestidas de los osados y de los maquiavélicos inteligentes, estos últimos igualmente supuestos adalides de la verdad.
Lástima que según se desencadenan los acontecimientos, vuelve a surgir un inconveniente propio de este tipo de cine en los últimos años. Al contrario de lo que debería ser, va sufriendo un paulatino desinfle y perdiendo gas. Sobre todo en el momento que juega a ser CREPÚSCULO y mete el sosainas y tontorrón romance de turno, del todo innecesario tal y como está expuesto.
En cambio, ese atisbo de reflexión sobre la naturaleza humana acaba haciéndose añicos y dando paso a unas cuantas secuencias de acción que se siguen con rutinaria displicencia.
Se nota que su atractiva protagonista, Shailene Woodley, una de las hijas de Clooney en la magnífica LOS DESCENDIENTES, sigue demasiado los pasos de Jennifer Lawrence, tanto en rictus como en movimientos. Sin embargo, Kate Winslet o la ya veterana Ashley Judd muestran estilo, presencia y atractivo físico.
Admito que es un producto bien manufacturado, que esa visión de un Chicago ruinoso tiene cierto gancho visual, pero le acaba faltando verdadero alma, corazón y vida.
Eficiente trabajo del director Neil Burger, aquél que nos regalara una más que estimable entrega de magos e intriga titulada EL ILUSIONISTA, que tuvo el “hándicap” de coincidir en la cartelera el mismo año que la estupenda EL TRUCO FINAL de Christopher Nolan.
Quede claro que se deja ver con cierto agrado pero no mucho más, en mí no prende la adhesión incondicional. Por supuesto, es entretenida.
José Luis Vázquez