lunes, 30 de junio

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Estreno en Royal City

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Nebraska ()

Director: Alexander Payne

Intérpretes: Bruce Dern, Will Forte, Stacy Keach, Bob Odenkirk, June Squibb, Missy Doty, Kevin Kunkel, Angela McEwan, Melinda Simonsen

Sinopsis: Narra el viaje de realizan un padre alcohólico y su distante hijo desde Montana a Nebraska para recoger lo que cree que es un premio de un millón de dólares.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 5 estrellas

Como THE LAST PICTURE SHOW (LA ÚLTIMA SESIÓN) de Peter Bogdanovich esta película luce un estremecedor y espléndido blanco y negro para colocar inmejorable marco y pintura a lo que cuenta. Al igual que aquella obra maestra, esta otra habla de un mundo en descomposición y del viaje al interior de uno mismo y sus tristezas.

Desde sus primeras y desoladoras imágenes, con un anciano caminando desorientado por una autovía, asistimos a como bien ha denominado su propio director a “un viaje en alfombra mágica al corazón de la Nebraska rural”, lugar donde naciera y se criara su máximo responsable, Alexander Payne.

Y es que éste cineasta, sin duda figura en el amplio pelotón de cabeza de los que conforman el gran cine norteamericano actual. Este estudiante en sus años mozos de Filología Hispánica en Salamanca, con escasa pero memorable filmografía (bastaría con citar A PROPÓSITO DE SCHMIDT, ENTRE COPAS y LOS DESCENDIENTES) ha pasado a erigirse en uno de los mejores retratistas de la América Profunda –aquí el Medio Oeste-, de un paisaje devastador que parece haberse detenido en el tiempo y de los perdedores que lo conforman.

Como siempre, vuelve a desplegar un poderoso estilo en el que conviven emoción con sordina, humor irónico, melancolía y sarcasmo. Sus trabajos suelen ser reconocibles y no dejan nunca de mostrar un áspero y saludable a la vez humanismo.

Aquí se vuelve a apoyar en un equipo interpretativo excepcional. No me extraña que al veterano -76 años- Bruce Den le concedieran el premio al mejor actor en el último Festival de Cannes. Su Woody Grant, ese anciano alcohólico, testarudo, gruñón, taciturno, egoísta y con demencia senil figura desde ya en la antología de las grandes composiciones interpretativas. Un magnífico regalo para quien protagonizara en la década de los 70 del pasado siglo títulos de tanto prestigio como FAMILY PLOT (LA TRAMA) de Alfred Hitchcock y EL REGRESO.

Siendo esta una gratísima revelación, la gran sorpresa la constituye la octogenaria June Squibb como la esposa del protagonista, una mujer lúcida, pragmática y realista. Por otra parte, Will Forte está irreprochable como ese hijo corriente y moliente que se encuentra con quien para él resultaba un perfecto desconocido. También resulta muy gratificante la presencia de otro veterano, Stacy Keach (inolvidable en FAT CITY, FORAJIDOS DE LEYENDA) encarnando al antiguo socio.

Todos quienes quedan impresos en pantalla no tienen desperdicio. Payne consigue ofrecernos un mosaico de rostros e individuos que dan vida a esa desindustrializada Nebraska.

El caso es que esta “road movie” que en algún momento desprende efluvios de otra joya, UNA HISTORIA VERDADERA de David Lynch, se me acaba metiendo en el corazón y en los huesos sin que me dé cuenta, me atrapa con su conmoción seca y austera, con sus personajes egoístas, desnortados o necesitados de algo de afecto.

No me acuerdo ahora donde lo leí, creo que lo ha comentado García Calvo, pero genera unas ganas irrefrenables al salir del cine de ir a decirles a los tuyos, a tus seres queridos, a tus padres los que tengan la suerte de seguir contando con ellos, lo mucho que les quieres y les comprendes pese a puntuales encontronazos.

Y es que esta película de itinerario, lo es no solo física, sino interiormente. Es una obra honda, imprescindible en este espectacular comienzo de año, un clásico desde su misma puesta de largo.

No esperen sentimentalismo barato, sino emoción de la buena, callada, apenas susurrada, cálida, comprensiva hacia sus criaturas.

José Luis Vázquez