Director: Philip Kaufman
Intérpretes: Ken Wahl, John Friedrich, Karen Allen, Toni Kalem, Alan Rosenberg, Jim Youngs, Tony Ganios, Linda Manz, William Andrews, Erland van Lidth, Val Avery, Dolph Sweet, Michael Wright, Olympia Dukakis
Sinopsis: Nueva York, 1963. En la radio suenan The Four Seasons, Smoke Robinson, The Shirelles y Ben E. King. Las cosas no son fáciles en el Bronx. Los chicos forman bandas callejeras, como la de los Wanderers, integrada por los chicos de origen italiano. Las diferencias con las bandas rivales, a veces de otras razas, son irreconciliables. Y la violencia es el camino más directo para resolverlas.
Si tuviera que hacer un ranking de mis títulos favoritos de pandilleros, todos estadounidenses claro, los seis primeros que me vienen a la memoria, así a bote pronto, serían WEST SIDE STORY, LA LEY DE LA CALLE, GREASE, THE WARRIORS (LOS AMOS DE LA NOCHE), AMERICAN GRAFFITI y este que aquí me ocupa.
Tiene la virtud de traerme ecos felices de mi adolescencia. Y sé que nunca fue especialmente considerado y no constituyó ningún taquillazo en su momento, pero le guardo un cariño muy especial, que se ha ido acrecentando con el paso de los años y con cada nuevo visionado.
Creo recordar vagamente que, inicialmente, fue concebida en 16 mm aunque posteriormente se inflaría al formato estándar de 35. Es decir, una producción de bajo presupuesto, con actores desconocidos, salvo un primerizo Ken Wahl (DISTRITO APACHE), una irreconocible Olympia Dukakis (HECHIZO DE LUNA) y una Karen Allen pre EN BUSCA DEL ARCA PERDIDA, más un director que alcanzaría notable prestigio al poco tiempo, gracias a ELEGIDOS PARA LA GLORIA o LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SER, pero que en ese instante era un tanto desconocido para los aficionados, aunque había despuntado entre los amantes del “fantastique” gracias a su “remake” de LA INVASIÓN DE LOS LADRONES DE CUERPOS y con algún otro trabajo modesto como SIN LEY NI ESEPERANZA. También venía de un reciente enfrentamiento con Clint Eastwood que le obligó a abandonar el rodaje de EL FUERA DE LA LEY, obra mayúscula del western dirigida finalmente por el propio californiano.
THE WANDERERS está basada en una novela que ha visto la luz en España tardíamente, del gran escritor neoyorquino Richard Price (LA VIDA ES FÁCIL, CLOCKERS), Nos traslada al Bronx de 1963, el de los previos y el durante asesinato de John Fitzgerald Kennedy. De hecho, este trágico acontecimiento da lugar a una de las mejores secuencias aquella que refleja la conmoción generada por su fallecimiento entre las capas más humildes de la población, con fondo musical de la eterna STAND BY ME.
Lo que hacen Price y Kaufman es un retrato generacional, extensible a cualquier otra época y lugar, salvando los trascendentes elementos ornamentales y ambientales, sobre las últimas bocanadas de la adolescencia –como la ya citada AMERICAN GRAFFITI- y esas primeras pisadas (o patadas) en el umbral de la madurez, del comienzo de la toma de decisiones importantes, fundamentales para la propia existencia de cada uno de ellos y de cualquiera de nosotros.
Ante una obra de estas características, no supone mérito alguno destacar que su banda sonora es extraordinaria, tal vez les resulte de una obviedad y redundancia insultantes. Por supuesto que lo es -extraordinaria- y en grado superlativo. Por la misma se deslizan nombres míticos como Ben E. King, The Shirelles, Dion -uno de sus temas da título a esto- o Smoke Robinson con algunos de sus grandes éxitos, que contrapuntean y ponen texto/música adecuadas a lo que se ve en pantalla. Por tanto, se hace prioritario su visionado en versión original subtitulada.
Otra de las muchas virtudes que posee es ese ensalzamiento que lleva a cabo de la camaradería juvenil. También del progresivo desencanto con el que comienzan incipientemente a darse de bruces. En esta ocasión, tal vez ese tono de filmación “amateur” –algo relativamente evidente en su abrupto pero adecuado montaje- , le otorgan una sinceridad, un realismo y una autenticidad que resultan perfectos para su letra y espíritu.
El mismo año se estrenaría otra joya, en esta ocasión de bandas contemporáneas, THE WARRIORS (LOS AMOS DE LA NOCHE), con la que forma un díptico imprevisto pero apasionante y que con el tiempo ha acabado resultando un magnífico fresco de aquellos agitados años, de los rugientes y rompientes 80, aunque ésta ya ha quedado reseñado transcurra veinte años antes.
Algunos puretas o cinéfilos se refieran como a ella como “de culto”. Como no entiendo de etiquetajes, a mí sencillamente lo único que me parece es soberbia.
José Luis Vázquez