Director: Zoe Berriatua
Intérpretes: Luis Callejo, Jorge Andreu, Macarena Gómez, Ingrid García Jonsson, Kiti Manver, María Morales, José Luis García Pérez, Pablo Turégano, Magüi Mira, Liz Lobato, Toni Rodriguez, Álvaro Roig
Sinopsis: Víctor es un director de cine al que le superan sus propias desgracias. Es alcohólico, está en paro y terriblemente deprimido, en gran parte a causa de la muerte de su mujer. Sin embargo, Víctor sigue siendo el mejor en una cosa: contarle historias fantásticas a su hijo de nueve años, Ingmar. Dichas historias son cada uno de los guiones que sueña con dirigir en un futuro, cuando reúna todos los recursos necesarios. Víctor e Ingmar comparten un presente lleno de tristeza y precariedad, pero también plagado de robots y localizaciones de películas que han visto juntos. A pesar de formar un gran equipo, sus problemas se multiplicarán cuando los demás empiecen a cuestionar su papel como padre.
Las dos últimas películas del cine español que llevaban incorporadas en su título la palabra estrellas –por no remontarme a la obra maestra de Ricardo Franco de 1997, LA BUENA ESTRELLA- me gustaron mucho. Ambas curiosamente comparten fecha de producción, 2007. Son EL PRADO DE LAS ESTRELLAS de mi admirado Mario Camus y la excelente BAJO LAS ESTRELLAS del pamplonés Félix Viscarret, en el que supondría su debut tras las cámaras dentro de la ficción (pues había filmado con anterioridad un documental sobre el Canto del Loco), con un sensacional Alberto San Juan.
También hace escasas fechas podíamos ver en las pantallas una espléndida producción británico-estadounidense sobre la última historia de amor de la excelente actriz Gloria Grahame con idéntico término, LAS ESTRELLAS DE CINE NO MUEREN EN LIVERPOOL.
Este amplio prólogo –por otra parte, algo habitual en mí-, seguramente alguno lo habrá adivinado, es para evitar recrearme en este plomo de Zoe Berriatúa, firmante de la también infausta y pretenciosa LOS HÉROES DEL MAL. Que Álex de la Iglesia se haya hecho cargo de su producción es algo que me resulta respetabilísimo pero incomprensible. Cada uno confía en quién confía y tiene sus motivos. Y lo digo sin chufla ni inquina alguna.
El caso es que salgo de la proyección sin saber muy bien qué me ha querido contar su autor o por qué, intuyo cosas claro, salvo el hecho de mostrar una evidente cinefilia, patente en diversos, continuos y evidentes guiños y homenajes al propio Séptimo Arte, que van desde Chaplin a KING KONG, pasando por LA MUJER EN LA LUNA y TIEMPOS MODERNOS.
El buen actor Luis Callejo, que tan buena lección interpretativa ofreciera hace tan solo dos meses con JEFE, poco puede hacer para salvar su desnortado personaje. La cosa viene ya averiada de guion. Y el crío que le acompaña, dicho sin ánimo por mi parte de ser desconsiderado, no me resulta nada creíble… ni él ni los otros que aparecen brevemente. Casi es preferible la sobreactuación que achaca a su padre ficticio en ese destartalado poblado americano, que su mortificante inexpresividad.
Ésta completamente frustrada fantasía realista que trata sobre un director de cine fracasado y la relación ensoñadora con su hijo, acaba resultándome a todas luces insuficiente, raquítica en cualquiera de sus frentes y sí, de aparentes buenas intenciones, pero de resoluciones simplonas, marchitas ya de origen.
Me parece todo tan absurdo, tan deslavazado y soporífero, que a duras penas llego hasta el final, aunque el hecho de echar una reparadora cabezada de diez minutos poco antes del final acude esta vez en mi auxilio. Así que, si se muestran por ello muy interpelantes conmigo, reduzcan este comentario a 75 de los 85 minutos que dura la cinta en cuestión, que por mí si hubiera sido un cortometraje de tan solo cinco, hubiera pensado lo mismo, solo que con el añadido del ahorro de pérdida de tiempo que me habría supuesto. Para que luego se diga que la vida de crítico es un chollo…
José Luis Vázquez