domingo, 8 de junio

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Estreno en Royal City

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Misión imposible: Fallout ()

Director: Christopher McQuarrie

Intérpretes: Tom Cruise, Rebecca Ferguson, Henry Cavill, Simon Pegg, Vanessa Kirby, Michelle Monaghan, Alec Baldwin, Angela Bassett, Sian Brooke, Ving Rhames, Sean Harris, Wes Bentley, Frederick Schmidt, Liang Yang, Kristoffer Joner

Sinopsis: Sexta entrega de la saga. En esta ocasión presenta a Ethan Hunt (Tom Cruise) y su equipo IMF (Alec Baldwin, Simon Pegg, Ving Rhames), con algunos aliados conocidos (Rebecca Ferguson, Michelle Monaghan), en una lucha contrarreloj después de que una misión salga mal. (FILMAFFINITY)

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 5 estrellas

“¿Por qué no te mueres ya?” le espeta Henry Cavill (convincente Superman en la notable versión de Zack Snyder, EL HOMBRE DE ACERO) a Tom Cruise (el incombustible y ya mítico Ethan Hunt... "es el Ethan de siempre", de idéntico nombre que el del inolvidable protagonista de CENTAUROS DEL DESIERTO) en un determinado momento adrenalítico de esta sexta entrega, o quinta secuela (lo que prefieran), de la –como mínimo- siempre lustrosa, reluciente y dinámica saga de MISIÓN IMPOSIBLE, inspirada en la famosa y legendaria serie televisiva de 1966 debida a Bruce Geller. Por tanto, cincuenta añitos contemplan ya a la franquicia en su génesis y más de veinte en el formato cinematográfico, pues la obra fundacional de Brian De Palma, la mejor de todas, la “master piece” hasta la fecha junto a esta que ahora me ocupa, se remonta ya a 1996 ¡Cómo diría aquél… el tiempo pasa que es una barbaridad!

Este fenomenal y deslumbrante espectáculo firmado brillantísima, admirablemente por Christopher McQuarrie (no se olvide que en la serie han puesto su firma o rúbrica cineastas del enorme calibre de J. J. Abrams, Brad Bird o John Wood… con fallas trasladas al mismo corazón de la Semana Santa o al revés). McQuarrie había firmado también la anterior entrega, la notabilísima NACIÓN SECRETA, demostrando formar un magnífico equipo, una excelente entente con la todopoderosa y omnipresente estrella de todos esto títulos, Tom Cruise (55 pujantes primaveras), a punto de perecer en este rodaje por su plausible y también temerario empecinamiento de no querer ser doblado en escenas de enorme riesgo, algo prácticamente inusual en la trayectoria de un actor de su estratosférica cotización. Siempre me ha caído bien por ese siempre esforzarse, por su permanente intento de superación –y ya no me refiero con ello a una cuestión puramente física- y sus para mí indudables capacidades interpretativas (calló a mucho cultureta con su aparición en la espléndida MAGNOLIA de Paul Thomas Anderson… pero no hacía falta, en EL ÚLTIMO SAMURÁI, RAIN MAN/EL HOMBRE DE LA LLUVIA, NACIDO EL 4 DE JULIO, TOP GUN/ÍDOLOS DEL AIRE, COLLATERAL, LA GUERRA DE LOS MUNDOS, EYES WIDE SHUT, LA TAPADERA, MINORITY REPORT, ENTREVISTA CON EL VAMPIRO, la propia MISIÓN IMPOSIBLE o incluso la ya icónica TOP GUN como Maverick está igual de fenomenal).

Y curioso, para que vean lo relativo que es todo y según quién o –más importante aún- cómo haga las cosas. Si hace tres días ponía a caer de un burro a una insignificante producción británica titulada PERSECUCIÓN AL LÍMITE por sus escenas de acción y trama del todo inverosímil, se me podría achacar por qué no aplico la misma vara de medir a FALLOUT, pues lleva todo ello a más allá del filo de cualquier lógica apelante a la pura física y química. Pues bien, la diferencia es que todo es una cuestión de clase, de estilo, de cosido y de talento.

Y es que esta propuesta no ya solo es buena por su impecable factura técnica, impresionante en tantos de sus momentos, que parecen una entrega del último James Bond elevada a la enésima potencia, sino porque sus autores –pienso en guionistas, director estoy segurísimo que Cruise- se han preocupado por dotar de cuerpo y sustancia a sus personajes, comenzando por ese Ethan que igual que se muestra invencible en sus alardes de todo tipo (da lo mismo haciendo una especie de triatlón, manejando los mandos de un helicóptero o escalando el picacho más escarpado), le han conferido además de una vulnerabilidad afectiva que con los años le sienta muy bien.

Dos son aquí las mujeres sobre las que pivotan esos vínculos, las dos preciosas en todos los sentidos del término. Esa Michelle Monaghan, que en –una vez más- sabias y agudas palabras del colega Oti Rodríguez Marchante es “su amor, su esposa, su talón de Aquiles y su renuncia absoluta” y una aguerrida y consistente Rebecca Ferguson (no he podido dejar de olvidarla desde su esplendorosa y reciente aparición en ese encantador musical titulado EL GRAN SHOWMAN). Ambas, en cualquier caso, generosas y merecedoras de la atención de tan épico héroe.

En fin, la cojan por donde la cojan, asistirán a un permanente juego de máscaras y un tobogán de sensaciones vertiginosas del que no queda exento cierto sentido del humor y una plenamente satisfactoria y reconstituyente carga emocional.

Y llegados a este punto creo que conviene no enrollarme y destriparles nada más. Colorín colorado no se pierdan esta película ni este apartado.

 

José Luis Vázquez