jueves, 19 de junio

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Estreno en Royal City

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En tránsito ()

Director: Christian Petzold

Intérpretes: Franz Rogowski, Paula Beer, Godehard Giese, Lilien Batman, Maryam Zaree, Barbara Auer, Matthias Brandt, Sebastian Hülk, Emilie de Preissac, Antoine Oppenheim, Louison Tresallet, Àlex Brendemühl

Sinopsis: Un hombre se va a Francia tras la invasión nazi y adopta la identidad de un escritor muerto del que tiene los papeles. Atrapado en Marsella, allí conocerá a una joven que busca desesperadamente al hombre a quien ama. (FILMAFFINITY)

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 1 estrellas

No solo me genera un enorme sopor el último trabajo del prestigioso cineasta alemán Christian Petzold, sino que lo considero uno de los grandes “bluff” de esta temporada junto a la insoportable THE SQUARE.

Leo a mis colegas –si unas veces los destaco y pondero, otras también es obligado cuestionar sus por otra parte respetabilísimos comentarios… una de cal y otra de arena que viene a decir tan sabiamente el refranero- “el tiempo y la represión”, “recorrida por un trágico romanticismo”, “un filme que supera su intrincado juego conceptual”, “puede costar unos minutos ajustar nuestras miopes lentes a la extraordinaria osadía conceptual que ofrece”, “tiene un nivel de sofisticación narrativa fuera de lo común”, “una Casablanca deconstruida”, etc.

Efectivamente, esto último ma parece bastante cierto, pero para mal. Bastante se puede rastrear, comenzando por ese protagonista “bogartiano” (un insípido Franz Rogowski), de trasunto de la obra maestra de Michael Curtiz, revestido de modernez inaguantable, late en las imágenes, mejor dicho, en el espíritu de este, por lo demás y en general, ---me da completamente igual que sea buscado, pero esa es la sensación negativa que me genera- artificioso tostonazo en toda regla.

Me pierdo en sus fatuas, pomposas y supuestamente profundas reflexiones. Al respecto, la la voz en off empleada es una de las peores escuchadas en muchos años. No sé si el doblaje, que seguramente también, acaba de empeorarla aún más, pero me resulta cargante, inaguantable.

La frialdad, o fría analítica, que le imprime su director, el germano Christian Petzold (BARBARA, PHOENIX… bastante más llevaderas sin ser nada del otro mundo), me provoca el tedio, el intermitente bostezo y puntualmente un reparador sueño. Supongo que carezco de la sensibilidad necesaria para apreciar tal exquisitez. No digo que no.

Pero tengan por seguro que la considero de un prestigio inmerecido. Y para no herir sensibilidades, también admito mi tosquedad perceptiva y estrechez de miras.

¿La emoción? Austente completamente. Ya, ya sé que habrá sido intencionado por parte de su autor. Está en su derecho, el mismo que tengo como espectador a lamentarme por ello.

Sin entrar en otras consideraciones… muy, francamente aburrida.

 

José Luis Vázquez