Director: Samu Fuentes
Intérpretes: Mario Casas, Irene Escolar, Ruth Díaz, Quimet Pla, Josean Bengoetxea, Kandido Uranga
Sinopsis: Martinón es un trampero solitario, el último habitante de un remoto pueblo en las montañas. Su único contacto con otros seres humanos se produce en primavera, cuando desciende al valle para comerciar con las pieles de los animales que atrapa. Sin embargo, con la llegada de una mujer a su vida, empezará a experimentar nuevos sentimientos. Este singular encuentro le obligará a elegir entre descubrir su vulnerabilidad o abandonarse a su lado más salvaje. (FILMAFFINITY)
Entiendo, y lo digo sinceramente, el paternalismo por parte de varios de mis colegas con algunos directores autóctonos primerizos. Tampoco nosotros los críticos somos nadie para erigirnos en guardianes de los gustos o para echar por tierra –es un decir, no creo que en España gocemos de tanta influencia salvo un par o tres de nombres muy concretos- de buenas a primera el esforzado, el ímprobo trabajo de tantos profesionales por sacar sus criaturas adelante en un país en el que no continúa siendo nada fácil hacer cine.
Pero hace tiempo que consideré que debía alejarme de molestos paternalismos que al final no conducen a nada, de ir en contra de lo supuestamente debido. Y a veces, solo a veces eh, soy un tanto durillo con esos primerizos cineastas y algo más complaciente con algunos otros consagrados que ya han demostrado suficiente valía u oficio.
Todo este preámbulo para decirles que me parece fallida la opera prima del asturiano Samu Fuentes, experto documentalista que con BAJO LA PIEL DE LOBO da el salto a la dirección. Y se nota su origen a la hora de elaborar con paciencia y en ocasiones desesperante calma vistosas imágenes de verdes y agrestes parajes, de algo de fauna y de pueblos fantasma del Norte de la Península Ibérica.
Poco más de sí. En lo que acabo de comentarles reside su mayor virtud y limitación, pues a la historia de ese lobo solitario encarnado con sosería y con cierta contención también por Mario Casas, no le encuentro otros encantos, me siento incapaz de advertirlos. Bueno, me quedaría también con el buen hacer de esa joven, pero ya descollante actriz que es Irene Escolar. De casta le viene a la galga, es nieta o sobrina nieta de grandes intérpretes, como los Gutiérrez Caba (los verdaderamente grandes Irene, Julia y Emilio). Y poco más.
Carece de verdadera chicha, de sustancia dramática relevante, o sin relevante, simplemente sustancia dramática. Cuenta una historia demasiado mínima y estirada, inerte, falta de enjundia o donosura alguna.
Su propio argumento, el protagonista, algún plano (ese entre tumbas, incluso el vestuario que presenta en ese momento es casi idéntico al de Robert Redford), me remite a la sensacional LAS AVENTURAS DE JEREMIAH JOHNSON de Sydney Pollack.
Y no me vale con que su intención sea la de mostrar la belleza de unos paisajes salvajes y la aspereza equívoca de ese lobo humano que, tal como indica su título, acaba revelando su soledad y una personalidad no tan hosca como aparenta, todo ello mediante un plano final como mínimo, por ser generoso, de lo más simplón. Y es que no se han generado previamente las condiciones emocionales y artísticas adecuadas como para que nada me conmueva ya o, a esas alturas, logre alterar mi somnoliento estado.
Discretita.
José Luis Vázquez