lunes, 12 de mayo

Ciudad Real

Visita nuestra página en Facebook Síguenos en Twitter Síguenos en Instagram Síguenos en YouTube
Buscar
Logotipo de Ciudad Real Digital

Estreno en Royal City

Compartir en Facebook Compartir en Twitter Imprimir crítica

La piel fría ()

Director: Xavier Gens

Intérpretes: David Oakes, Ray Stevenson, Aura Garrido, John Benfield, Iván González, Ben Temple

Sinopsis: En una isla perdida en medio del océano, dos hombres se defienden, noche tras noche, resguardados en un faro, del asedio de unas extrañas criaturas marinas. Sometidos a la extrema tensión, sin entender las razones del ataque, tendrán que replantearse cómo enfrentarse a lo desconocido. Adaptación de la exitosa obra de Albert Sánchez Piñol. (FILMAFFINITY)

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 4 estrellas

"Nunca estamos lo suficientemente lejos de aquellos a los que odiamos, por la misma razón nunca estaremos muy cerca de quienes amamos" (David Oakes)

 

Una coproducción hispano-francesa exhibida fuera de concurso en el pasado Festival de Sitges y parece ser que recibida con división de opiniones tirando más bien a reprobables.

Tiene carencias, ausencias, no apura varias de sus posibilidades argumentales, pero posee un raro atractivo esta adaptación cinematográfica, quince años después de su publicación, de la exitosa novela del antropólogo Albert Sánchez Piñol.

Desconozco dicho material de origen, y aunque no hubiera sido así, tampoco establecería comparativas fiel a mi credo de no hacerlo entre dos medios de expresión tan diferentes y definido cada uno de ellos aunque acaben estando permanentemente interrelacionados, pero tengo la sensación que en el camino es posible que se hayan quedado cuestiones importantes a tratar o que, sencillamente, recursos que son efectivos en un lado no lo acaban resultando en el otro, como sucede con esa voz en off, la del protagonista, que lleva a cabo reflexiones trascendentes que suenan a demasiado literarias.

Aún así logra captar mi atención en todo momento, me llega la desolación de sus personajes, de todos; de ese temor que flota en el ambiente respecto al que es diferente sea de cualquier especie o de la propia; de la rara atracción que ejercen criaturas que dinamitan las teorías darwinianas, igual o más justificadamente recelosas ante el contrario dominador, ante el invasor en este caso de su hábitat.

Para ello su director, el francés Xavier Gens, se sirve de una imaginería poderosa, de un tono ambiental gélido que me resulta muy grato a la vista. Y en el que las influencias de diferentes autores quedan patentes en varios pasajes, desde Robert Louis Stevenson a Joseph Conrad, pasando por Hodgson, Lovecraft o el mismísimo Dante con su INFIERNO a cuestas. También otras muy palpables de Julio Verne. La preciosa secuencia  de la inmersión marina con escafandra bien podría ser heredera directa del funeral submarino de VEINTE MIL LEGUAS DE VIAJE SUBMARINO, Incluso podría invocar también LA ISLA MISTERIOSA.

No pretendo ir de cultureta con tantas referencias pero resulta casi ineludible no hacerlo por parte de quienes hemos disfrutado con esa literatura y esos autores, y porque me da en la nariz que la mayor parte de ellos estuvieron presentes a la hora de parir tanto la novela como la película.

Las referencias no se quedan ahí. La mujer anfibio se llama Aneris, que es como se dice sirena al revés. Y pertenece a una especie, aunque en este punto ya habría que acudir al relato de partida, denominada citauca,o sea acuátic. El técnico en señales marítimas, Batis Caffó, es el equivalente en nombre propio a batiscafo.

Como ven, muchas ideas, símiles y alegorías, si acudimos sobre todo al primigenio texto que extrapolado todo ello a la gran pantalla revierten en una película fascinante visualmente a la que probablemente le falte una mayor tensión entre los dos hombres que habitan la isla y una más profunda indagación en la relación de aproximación entre ese ser femenino y el oficial atmosférico que recala en esa isla entre gótica, muy física y fantasmagórica.

Precisamente la ambientación es una de sus mejores bazas, obra del legendario Gil Parrondo, en el que constituiría su último trabajo para la gran pantalla, pues fallecería al poco de finalizado su rodaje con 95 años. Y no es que esta postrer vez le hubiera tocado  elaborar esos sofisticados decorados habituales en otro tiempo sino más bien jugar con esos paisajes abruptos y desolados, con las escarpadas rocas y los casi permanentes oleajes para acabar construyendo un opresivo y aislado lugar que se acaba incrustando, casi horadando mis retinas.

Ese entorno hostil pone adecuado telón de fondo a la plasmación de esa idea de resultar cualquiera de nosotros un monstruo para  otro, o si lo prefieren al contrario, de intentar entender al diferente.

También me parece destacable la caracterización de Aura Garrido como ese ser híbrido de expresividad elocuente. Supone una interpretación física de mérito, algo aún más elogiable por ocultar relativamente la considerable belleza de la emergente actriz madrileña, una de las más a tener en cuenta en el cine y la televisión española de los últimos siete u ocho años. En el primer medio la podrán recordar por dos de los mejores títulos surgidos en la piel de toro, STOCKHOLM y PLANES PARA MAÑANA. El último trabajo suyo visto ha sido este mismo año, hace muy poquito, LA NIEBLA Y LA DONCELLA (es la agente de la guardia civil Chamorro, compañera de Bevilacqua). En el  segundo seguro que muchos la recordarán por sus intervenciones en FÍSICA O QUÍMICA, LA PECERA DE EVA, CREMATORIO o la popularísima EL MINISTERIO DEL TIEMPO.

Puedo entender que vaya tan solo destinada a un campo muy restringido de espectadores pero con la misma franqueza he de reconocer que me provoca una rara e inquietante atracción.

Junto a la ya lejana LA LUZ DEL FIN DEL MUNDO y las recientes, diversas y admirables LA LUZ ENTRE LOS OCÉANOS y EL FARO DE LAS ORCAS,  se viene a sumar distinguidamente a ese reducido subgénero de las películas de/con fareros. 

José Luis Vázquez