Director: Harold Ramis
Intérpretes: Bill Murray, Andie MacDowell, Chris Elliott, Stephen Tobolowsky, Brian Doyle-Murray, Marita Geraghty, Angela Paton, Rick Ducommun, Rick Overton, Michael Shannon
Sinopsis: Phil, el hombre del tiempo de una cadena de televisión, es enviado un año más a Punxstawnwey, a cubrir la información del festival del Día de la Marmota. En el viaje de regreso, Phil y su equipo se ven sorprendidos por una tormenta que les obliga a regresar a la pequeña ciudad. A la mañana siguiente, al despertarse, comprueba atónito que comienza otra vez el Día de la Marmota.
La he visto tres veces más después de su estreno en 1993, siempre la consideraré como una de las mejores comedias de aquélla década y una de las verdaderamente grandes del extenso ramillete que componen las paridas a lo largo de este siglo y cuarto de cine. Y no solo valoro este aspecto, o el romántico, sino el igualmente grácil existencial, puesto que no cae jamás en momento alguno en el énfasis o la ampulosidad, más bien tira de naturalidad y tono amable pero revelador.
EL DÍA DE LA MARMOTA, que así es conocida es tantísimos lugares del planeta, ese es además su título original, fue el cuarto de los once largometrajes dirigidos por el actor, cómico, guionista y cineasta Harold Ramis, el inolvidable Egon Spengler de LOS CAZAFANTASMAS, fallecido en febrero de 2014. No albergo la menor duda de que ésta constituye, con diferencia, su obra maestra, aunque recuerdo también con una sonrisa y mucho aprecio MIS DOBLES, MI MUJER Y YO. Desgraciadamente, con su despedida en esta faceta tras las cámaras, AÑO UNO, conviene más bien que imponga un piadoso olvido.
Basándose en un guión de alta precisión y de más vuelos de los que aparentemente podría esperarse del propio autor, con la colaboración de Danny Robin, se elabora una comedia muy ingeniosa y emotiva en torno a un individuo al que, por arte de birlibirloque, no mediante una varita mágica sino de una tormenta, se le repite una y otra vez el mismo día -2 de febrero tras cubrir una información, precisamente a propósito del susodicho día de ese mamífero roedor. Sus responsables son admirablemente capaces de sacarle abundante punta a esa situación única… que acaba desplegando enriquecedoras ramificaciones argumentales. De alguna manera, constituye una variante del CUENTO DE NAVIDAD y del Mr. Scrooge dickensiano.
Es más, esta premisa da pie para cavilar sobre el sentido de nuestras propias existencias, la reiteración de la especie en tropezar varias veces con la misma piedra, decidir lo que es realmente importante o no, aprender a ser más considerado con los demás, valorar el día a día y los pequeños detalles y pelear siempre para que no nos venza el hastío.
Divertidísima en la más amplia acepción del término, aunque apele más a la sonrisa que a la carcajada, cuenta con el protagonismo de un Bill Murray, que en esta ocasión hace de su habitual impasibilidad gozoso arte interpretativo, y de una adorable Andie McDowell post CUATRO BODAS Y UN FUNERAL.
Una delicatessen en toda regla.
José Luis Vázquez