Opinión
Fotografía: Jose Alberto Medina Martín, CEO de Sexesteem ®
Si algo hemos aprendido en esta última década, y más en estos tiempos que corren, es la importancia de la salud mental y el equilibrio psicológico. Y cómo no, cuanto más luz emite un concepto, más sombras se proyectan. En este caso, las sombras son actitudes, oportunismos, y nula profesionalidad por parte de ciertos sectores que han aprovechado las necesidades básicas e impuestas por la sociedad de los ciudadanos para sacar un beneficio económico y ególatra. Actualmente proliferan entrenadores motivacionales, técnicas innovadoras que prometen solucionar todo un bagaje cuanto menos desordenado en una sola sesión, y términos que supuestamente condicionan tu existencia.
¿Has oído hablar de la zona de confort? ¿de frases como “consigue tus objetivos”? ¿Del concepto de fluir? ¿De la Programación Neurolingüistica (PNL)? ¿Del anclaje? ¿Del diálogo interno?
Bueno, pues desde mi vocación y profesión como psicólogo, me gusta más hablar de trayectos, de introspección, de terapia cognitivo-conductual, de método científico, de auto-honestidad, de responsabilidad, de análisis funcional, y de resiliencia. De hecho, si te interesa saber más sobre este último término y ponerlo en práctica, te animo a que te quedes conmigo y sigas leyendo.
La resiliencia es una cualidad física de determinados materiales. Sobre todo en terreno de siderurgia. Un material es resiliente cuando se ejerce una gran fuerza sobre ellos, cuando se estiran violentamente o se realiza cualquier acción que pueda modificar su forma original, sin que esta última se vea alterada. En terreno psicológico es la capacidad de sobreponerse a los acontecimientos traumáticos y estresantes, incluso ganando fortaleza y resistencia.
¿Quieres ser más resiliente? Aquí te expongo algunas pautas:
Tener esta postura nos permite incluir, en nuestro repertorio conductual y en nuestro esquema mental, información obtenida por el aprendizaje de otras personas que, valorando por nosotros mismos y poniendo a prueba dicha información, nos puede resultar de gran utilidad. Con esto no quiero decir que seamos esponjas, de ahí que valoremos, sin prejuzgar, por nosotros mismos. Recordemos que hay muchas vivencias y muchas opiniones, todas válidas siempre y cuando no sean intolerantes o con mensaje de odio.
Aquí podéis hacer dos cosas; fija una meta clara a largo plazo y desglosa los pasos a completar (no empecemos la casa por el tejado), o bien ten pequeños objetivos a corto plazo. Los retos suponen un esfuerzo por nuestra parte, y aunque la palabra esfuerzo no sea sinónimo de éxito, sí nos va a acercar más a nuestra meta. Al menos más que no proponerse nada y no tener ambición.
Como bien hemos dicho arriba, no siempre se consigue lo que se quiere. Por ello debemos de hacer un análisis desde la neutralidad de la experiencia vivida para poder atribuir tanto los logros como los fracasos que hayamos podido obtener. De esa manera podremos ver qué variables han estado en juego en el transcurso de la experiencia, cuáles han estado en nuestra mano, cuáles han sido circunstanciales o ambientales, cuáles han podido fomentar o entorpecer el logro de la meta, o cuales han podido contribuir o llevarnos de cabeza a los fallos obtenidos.
Como veis, estas pautas van encadenadas, y esta última es la continuación de la anterior. Una vez hecho ese análisis de la experiencia, toca pararse a reflexionar, a dedicarnos tiempo y a hacer un repaso de quién soy yo. Qué deseo, qué quiero, dónde me encuentro actualmente y cuál es mi origen. Debemos confrontar, que no comparar, la persona que éramos antes de la experiencia con la que somos ahora actualmente y teniendo en cuenta las facetas que hemos estado descubriendo de nosotros mismos durante los retos que nos ha supuesto determinada experiencia. Ahora toca desechar estrategias de afrontamiento o de incluir nuevas que hemos puesto en marcha que pensábamos (y con suerte han sido así) que serían geniales para conseguir nuestros logros.
Si has realizado todos estos pasos, ya hayas obtenido lo que querías o no, ¡enhorabuena! ¡ya eres todo un resiliente!. Ahora toca mimar esos límites que hemos expandido para que se queden con nosotros y nos sirva en nuestro día a día. El crecimiento personal es de las cosas más bonitas que existen.
Jose Alberto Medina Martín, CEO de Sexesteem®
Graduado en Psicología (UMA), Máster en Sexología y Género (Fundación Sexpol), Máster en Terapia Sexual y de Pareja (Fundación Sexpol), Título Universitario Superior de Psicología Positiva y Autoestima (Instituto Europeo de Psicología Positiva).