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La concepción del ser humano sobre el universo convulsionó el 14 de septiembre de 2015, cuando se produjo la primera observación de las ondas gravitacionales. Una de las investigadoras implicadas en el hallazgo que mereció el Nobel de Física de 2017, Alicia Sintes, ha afirmado en la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) que la detección de estas ondas será algo cotidiano en un par de años, una vez inmersos en “una nueva era de la astronomía” con resultados aún insospechados.
Onda gravitacional. Este término se coló en las casas de millones de ciudadanos de todo el mundo el pasado 11 de febrero de 2016, cuando los científicos del observatorio LIGO informaron de un hallazgo producido en septiembre del año anterior, pero que dada su trascendencia hubieron de confirmar sin lugar a dudas antes de comunicarlo a la opinión pública. Efectivamente, en septiembre de 2015, los investigadores habían podido observar las oscilaciones en el espacio-tiempo producidas por un cuerpo masivo acelerado, en este caso la colisión de dos agujeros negros, a mil trescientos millones de años luz. Este hallazgo, predicho por Einstein en su teoría de la relatividad general, mereció el Nobel de Física en 2007 y abrió “una nueva era en la astronomía”, en palabras de una de las científicas implicadas en los trabajos, la española Alicia Sintes.
Sintes, profesora titular del área de física teórica en la Universidad de las Islas Baleares, ha visitado hoy la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) para ofrecer una conferencia sobre las ondas gravitacionales a un auditorio formado por estudiantes de Bachillerato de la provincia de Ciudad Real. En declaraciones a los medios antes de su intervención, la investigadora ha subrayado la importancia de los resultados que se están obteniendo de las sucesivas observaciones de ondas gravitacionales. Sin ir más lejos, a partir de la información obtenida de las ondas localizadas en 2017, los astrónomos informaron ayer mismo de la detección por primera vez del nacimiento de un elemento pesado en el espacio, concretamente el estroncio. “Los metales pesados que tenemos en la Tierra, como el oro o el plomo, podrían provenir de supernovas, pero realmente no ha habido suficientes supernovas en el universo como para producir esos metales en tal cantidad. Ahora tenemos la primera confirmación de que los elementos pesados proceden de esta fusión de estrellas de neutrones. Como decía Carl Sagan: somos polvo de estrellas”, ha manifestado.
Alicia Sintes, que como colaboradora del consorcio internacional LIGO también ha visto reconocida su labor con el premio Princesa de Asturias, no duda de que “estamos en los inicios de una nueva era de la astronomía”. A su juicio, el estudio de las ondas gravitacionales “nos va a permitir dar respuesta a preguntas muy importantes en física fundamental, en cosmología y en astrofísica; a saber cómo se produjo la expansión del universo, a obtener más información sobre los agujeros negros de masas estelares o a determinar qué papel juegan en la formación de galaxias”. Todos estos hallazgos se acelerarán con la entrada en funcionamiento del detector de ondas gravitacionales que se localizará en el espacio, la misión Lisa, cuyo lanzamiento se ha previsto para 2034.
Buen nivel en física y astrofísica
La investigadora, que ha visitado el Campus de Ciudad Real en una iniciativa de la Unidad de Cultura Científica e Innovación de la UCLM, considera que los investigadores españoles en las áreas de física y astrofísica están “muy bien posicionados” en el panorama internacional. Lo que no resulta tan competitivo, a su juicio, es el presupuesto destinado a investigación, desarrollo e innovación. “España invierte mucho menos que el promedio de los países del entorno, y eso es una pena”, ha señalado.