Opinión
Corrida de expectación (varias salas del único cine que existe en Ciudad Real exhiben de manera simultánea la última película de Tarantino; yo fui a verla ayer con el aforo casi completo, atraído tanto por la crítica como el trailer)… corrida de decepción; la causa, que en “Érase una vez en Hollywood” pasan los minutos y no sucede absolutamente nada, así hasta finalizar los ciento sesenta y cinco que dura esta novena o décima, según se mire, cinta dirigida por Tarantino.
Se salva la interpretación de Leonardo Di Caprio, un actor que ha madurado de manera formidable, siendo, creo, de lo mejor ahora mismo en el panorama de actores americanos, poniéndole Tarantino en bandeja y en esta película la consecución de su segundo óscar, y así mismo la banda sonora montada de manera acertada con viejas y memorables canciones de los años sesenta. El trabajo de Brad Pritt, sin entidad y con su acostumbrada carencia de recursos gesticulares. Al Pacino en un par de cameos hace de miel para atraer a sus incondicionales. Y poco más, la película aburre por momentos y bien podría haber tenido una duración de noventa, cien, o doscientos minutos.
No desvelo la trama, es un decir, aunque la idea en principio es acertada y al final algo irrespetuosa con la verdadera historia que asoma de manera desvaída, pero y en contra de los que algunos se atreven a decir, ni punto de comparación con esa obra maestra “Érase una vez…América”. Será porque América es muchísimo más que Hollywood y Sergio Leone, homenajeado en esta cinta, creo que sin acierto, mucho más todavía como director que Quentin Tarantino.