jueves, 28 de marzo

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Zeffirelli... culto, refinado, esteta

Por José Luis Vázquez

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Foto: gpbnews.org

Accedí al cine del florentino Franco Zeffirelli a mediados de los 70, gracias a un pase matinal de sábado de HERMANO SOL, HERMANA LUNA  (una encantadora, alegre y hippy biografía sobre Francisco de Asís y su relación de amistad con la hermana Clara) en el Colegio Hermano Gárate regido entonces por jesuitas. Y por la reposición de su embelesadora y plausiblemente preciosista adaptación de ROMEO Y JULIETA (con inolvidable música de Nino Rota, ese tema de amor). Fácil que un adolescente con inquietudes artísticas se dejara seducir por dos películas tan sumamente bonitas y tan cuidadas formalmente.

Y es que este discípulo de Luchino Visconti que acaba de fallecer a la respetabilísima edad de 96 años era un esteta que proyectaba sus gustos y cuidada formación en su trabajo cinematográfico. Aunque parece ser, algo fácilmente constatable, que su gran pasión fue la ópera. Fueron numerosas las que dirigió. La verdad es que fue muchos los frentes o aficiones en las que se desenvolvió dentro del ámbito teatral, televisivo y cinematográfico.

Ciñéndome al terreno en el que me suelo desenvolver, recuerdo también con especial agrado aquella versión que llevó a cabo de la célebre LA FIERECILLA DOMADA de Shakespeare, rebautizada por estos pagos como LA MUJER INDOMABLE. Otro gran trabajo que se beneficiaría en este caso de las turbulencias personales y profesionales de una pareja ya mítica, Elizabeth Taylor y Richard Burton. Estos tres títulos son para mí el tridente favorito de su trabajo para la gran pantalla.

Hubo más, pero ya en otro nivel de reconocimiento por mi parte, sin desmerecimiento alguno respecto a los citados anteriormente. Por ejemplo, en quien fuera un melómano de pro, amante de las arias y gorgoritos de calidad, era casi imposible dejar pasar la oportunidad de trasladar a imágenes un libreto como el de LA TRAVIATA, basado en LA DAMA DE LAS CAMELIAS, con nuestro Plácido Domingo (y la excelente soprano griega Teresa Stratas), desenvolviéndose muy bien, al fin y al cabo, en su salsa. Y la verdad, era de esperar por otra parte en quien tenía tan amplia formación y registros, que ejecutara, como así hizo, un trabajo suntuoso, esmeradísimo, de plasticidad embriagadora. Es entendible, por tanto, que tuviera dos nominaciones al Oscar en apartados tan significativos como la dirección artística y el vestuario. Fácil que quien no sea afecto a esta manifestación artística, pueda aproximarse más a ello viendo esta notable versión.

No puedo olvidar tampoco su completo y exquisito fresco sobre la vida de JESÚS DE NAZARET. Una holgada producción que supuso el encuentro de abundantes estrellas de la escena internacional.

También es de justicia recordar algunas de sus incursiones en Hollywood a través de historias de amores adolescentes como los de AMOR SIN FIN (con la muy popular en aquel momento Brooke Shields) o de “remakes” de célebres melodramas boxísticos como CAMPEÓN con Jon Voight y Ricky Schroeder, que inundaría de lagrimones las plateas de medio mundo. Los que tenemos ya una cierta edad todavía los recordamos en los vecinos de al lado y en los propios lacrimales en el ciudadrealeño cine Castillo.

Igualmente, no quisiera obviar su más que loable. majestuosa por momentos, adaptación del celebérrimo HAMLET shakesperiano, demostrando idénticas o superiores virtudes que los especialistas británicos en el asunto. Y extrayendo de Mel Gibson una sorprendentemente buena interpretación. Conste todo ello en acta.En fin, se ha ido un hombre renacentista, culto, un buen cineasta y dramaturgo, un autor ambicioso y humilde a la vez, capaz de ponerse brillante, escrupulosamente, al servicio del texto y la música. Un icono de la cultura del último cuarto del siglo XX.

Descanse en paz.