jueves, 22 de mayo

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Cultura

El Señor de los Anillos: introducción a los leitmotiv de Howard Shore

Por Alejandro González Calderón

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Foto: tenor.com

John Ronald Reuel Tolkien es el artífice de una de las sagas literarias más famosas de todos los tiempos. Es el creador de un universo tan basto, que toda una vida dedicada a su creación no fue suficiente para abarcarlo todo. A lo largo de cincuenta años el autor ideó un mundo y una cosmología tan compleja y rica, que bien podría compararse a cualquier libro sagrado actual. Es, como algunos dicen, el equivalente a miles de años de cultura escrita.

Desde la primera publicación de La Comunidad del Anillo de 1954, la trilogía que relata la última guerra del Anillo Único ha cautivado a millones y millones de personas en el mundo, con el cénit protagonizado por la adaptación de Peter Jackson a comienzos de este siglo. Obviando las muchas diferencias que esta trilogía alberga con respecto a las obras literarias, se trata de una adaptación que supera con éxito la dificultad de adaptar más de mil páginas de texto a poco menos de doce horas de metraje. Se trata, en conclusión, de una obra maestra fruto del mimado trabajo de sus artífices, y aunque imperfecta, merecedora de numerosos premios, especialmente por el tema que nos ocupa en este y los siguientes artículos: la banda sonora del famoso y aclamado compositor de cine Howard Shore.

La historia de la Tierra Media hunde sus raíces en una batalla eterna entre las fuerzas del bien y las fuerzas del mal. Es por ello por lo que Howard Shore compuso una banda sonora cuyas piezas estriban en uno u otro lado en función de la naturaleza de cada personaje o acción, vertebrando la historia musical de las películas. Hay nada más y nada menos que 90 temas a lo largo de toda la banda sonora, para cada pueblo, personaje o acontecimiento durante la película, pero motivos no hay tantos. Ahora bien, estos pocos motivos se deforman y solapan con otros en función de la trama. La armonía y la instrumentación son las herramientas vertebradoras de estos motivos, y el compositor combina todas ellas a lo largo de cada película para transmitir una u otra cosa al espectador, que empatiza con los personajes o los hechos a través de la música. Por ello, se puede concluir que todos ellos, en esencia, se basan en dos motivos principales: el Motivo del Bien, y el Motivo del Mal:

Motivo del Bien: este motivo se compone de tres notas separadas por un tono entre ellas con un primer intervalo descendente y un segundo ascendente, de forma que la primera y la última nota son la misma, pues se trata de un viaje de ida y retorno: Do, Re y Do de nuevo, o lo que es lo mismo: There and back again. La instrumentación utilizada suele ser de cuerda, como violines, violas, violonchelos, contrabajos y arpas, para conseguir una melodía tierna y acogedora; también se reservan los instrumentos de viento madera, como flautas, clarinetes y oboes, para conseguir un aura pacífica, reservando el viento metal para aquellas acciones o hechos que requieran un sonido más heroico (probablemente la pieza Concerning Hobbits sea la más representativa).

Motivo del Mal: se trata del antónimo del anterior motivo, como no podía ser de otra manera. Se trata de un motivo formado por tres notas separadas por un semitono y con un intervalo ascendente y otro descendente a continuación: Do sostenido, Re y Do de nuevo. La percusión es el recurso más recurrente, a base de bombos y platillos para producir tensión en el espectador, así como viento metal, de sección baja casi siempre, para generar un aura opresiva y violenta (es probablemente la pieza de Mordor el ejemplo más descriptivo).

Por último, no nos podemos olvidar del amplio espectro temporal en el que se mueve la trama. El tiempo en la Tierra Media está dividido en Edades, y los personajes, según pertenezcan a una edad u otra, pertenecen a una tonalidad, u otra. Los personajes que no han nacido en la Tercera Edad tienen un halo misterioso característico, mediante escalas con 2ª aumentada (también conocida como escala flamenca, que al ser más propia de la música oriental, nos suena exótica), mientras que aquellos que sí han nacido en la Tercera Edad no utilizan ese tipo de escalas exóticas, como los hobbits, cuyo motivo esta fundamentado en la escala mayor o dórica (la armonía que llevamos usando en Occidente los últimos trescientos años), para dar un aire de cercanía y naturalidad.

Bibliografía

SEGOVIA COBO, RUBÉN (2017): La música de una trilogía: El Señor de los Anillos, Universidad Politécnica de Valencia, Gandía, 49 págs.

Recursos web (vídeos explicativos de Jaime Altozano)