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Sociedad

El delegado de la Facultad de Letras de Ciudad Real denuncia una agresión física por parte de los gerentes del complejo Playa Park

Solicitan a todas las facultades de Ciudad Real que dejen de colaborar con el Playa Park

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Sergio Espinosa, Delegado de estudiantes de la Facultad de Letras de Ciudad Real, denuncia una agresión física por parte de los gerentes del complejo Playa Park durante una cervezada:

Como Delegado de Estudiantes de la Facultad de Letras de Ciudad Real, sufrí en la mañana del lunes 21 de mayo de 2018 una agresión física por parte de los gerentes del complejo Playa Park en Ciudad Real. Narro aquí los detalles, tanto del momento como de las circunstancias previas:

El día 26 de abril de 2018 la Delegación de Estudiantes de Letras celebra una cervezada en el recinto del Playa Park. Como se lleva haciendo durante años, los alumnos de último curso de las distintas facultades de Ciudad Real tienen un día al año asignado en el que organizan este evento festivo conjuntamente con una persona encargada del Playa Park; a cambio de asegurarle el beneficio de centenares, incluso miles de entradas, los alumnos colaboramos en labores de difusión, pegada de carteles y elaboramos un cuadrante de varios estudiantes que deberán trabajar poniendo pulseras en la entrada durante un tiempo determinado a cambio de no tener que pagar su entrada (5€); toda esta colaboración sirve para que nos llevemos un porcentaje de la caja (0,80€ por cada entrada a partir de alcanzar un cupo de 500 entradas vendidas) que se destinan a costear parte de nuestras graduaciones. Este “contrato” es verbal, hasta donde sabemos, ya que a ellos les interesa cumplirlo igual que a nosotros, nunca ha ocurrido ningún incidente grave, y nos fiamos de la buena fe de las partes.

Como representante de alumnos de Letras, me puse en contacto vía whatsapp con un hombre llamado R, con quien gestioné todos los detalles previos al evento: porcentaje que nos llevábamos, nuestras labores de difusión, de colaboración poniendo pulseras, etc., y el evento tuvo lugar el día arriba mencionado sin ningún incidente y con bastante más afluencia de la esperada.

Unos días después, contacto con R para obtener nuestra parte y me cita el 4 de mayo en las oficinas del Playa Park. Cuando llego allí, las personas de la oficina dicen desconocer mi llegada, no tienen nada preparado y me instan a volver a contactar con R. Eso hago, y me asegura volver a contactar conmigo en los próximos días. Pasan los días, y ante la falta de noticias vuelvo a contactar con R, quien me adjunta el número de una tal Q, quien me cita para el 21 de mayo a partir de las 12 de la mañana. El día 18 yo le pregunto a esta mujer que, si al ser festivo el 21, me van a recibir efectivamente, algo a lo que no recibo respuesta alguna. Aun esperando darme con la puerta en las narices, acudo a las oficinas del Playa Park el 21 de mayo a la hora indicada.

Allí me encuentro con tres personas, a las que jamás en mi vida había visto, dos hombres y una mujer, quienes, de nuevo, dicen desconocer totalmente mi llegada. Me dicen que es fiesta y que vuelva otro día. Decido, tras un mes de ninguneo, expresar educadamente mi malestar, por supuesto sin ningún tipo de grito o insulto (el contrato es verbal, y si quieren pueden no darme ni un céntimo, por lo que yo no puedo exigir nada), y pregunto si el próximo día que vuelva finalmente se solucionará este problema (tengo a centenares de estudiantes detrás, que han colaborado en el evento y que esperan ese dinero que habíamos acordado con R, quien representaba al Playa Park); ellos se dan cuenta de que estoy molesto, y empiezan a hablarme con aspavientos. Solo uno de los hombres se dirige a mí, y me dice que yo no he hablado con ninguno de ellos -yo remito constantemente a R y a Q- y que vuelva otro día, pero que, si no quiero ir, que mejor no vaya. Les insisto en la solución del problema, en que llevo un mes intentando quedar con ellos y en las -con esta- dos ocasiones que he acudido a recibir el dinero, de manera infructuosa en ambas. El hombre me pregunta que si estoy sordo, que si no me entero, y vuelve a repetirme que vuelva otro día. Le digo que sus formas no son correctas y que solo quiero saber si nos van a solucionar el problema, ya que seguía sin contestar a mi pregunta. Este hombre vuelve a faltarme el respeto, diciendo que si no me entero, que si de verdad estoy sordo y que mejor que no viniera. Yo comprendo que la conversación no va a ninguna parte, y, molesto por la situación y por sus faltas de respeto, le suelto un “eres un gilipollas”, y me dispongo a marcharme. Me equivoqué, y fue fruto del calentón del momento, pero creo sinceramente que, contextualizada, es una reacción que muchas personas hubieran tenido. Igualmente, pido disculpas por esta reacción verbal, que, sin embargo, no justifica lo siguiente.

Sin apenas darme media vuelta, el otro hombre allí presente se me abalanza, agarrándome de la camiseta y empujándome violentamente hacia fuera, con varios puñetazos en el pecho incluidos. Yo alucino, y, asustado, le digo que pare. Este hombre me suelta, y acto seguido el hombre con quien yo había hablado me agarra de ambos brazos empujándome aún más al exterior, insultándome y repitiendo constantemente “esta es mi casa, estás en mi casa, aquí no me insultas”. Peso 55 kilos, y soy bastante tirilla, algo de lo que se aprovechan. Al llegar a la entrada del recinto, el hombre me agarra del cuello, me pega dos patadas en las piernas, haciéndome caer al suelo. Yo me tapo la cabeza, pero él me agarra con fuerza del cuello, presionándome la cabeza contra el suelo. En ese momento noto como me golpea la espalda, desconozco si con la rodilla, las piernas o los brazos. Todo esto ante la atenta mirada del otro hombre, que ni siquiera sé si él llega también a golpearme. Cesan en su agresión y se dirigen de nuevo a su oficina. Yo me incorporo dolorido y decido llamar ipsofacto a la policía.

Llega una patrulla, y en el mismo lugar de los hechos me toman declaración (me ven las lesiones recientes, algunas de las cuales no han dejado secuela física), y me informan del procedimiento a seguir. Acudo a Urgencias en donde un enfermero firma un parte de lesiones con contusiones y abrasiones. Me dirijo a comisaría e interpongo una denuncia contra estas personas por todo lo sucedido y con pruebas.

Posteriormente, me entero de que R solo gestiona cervezadas y otras fiestas. Esta persona no me informó en ningún momento de quién iba a pagarme, ni de quién era él en la empresa, ni quiénes eran los dueños. R sí recibe su retribución económica del evento, pero deja a los estudiantes con los que ha colaborado que se busquen la vida para recibir su parte. Tras colaborar conmigo y conocer el suceso que narro, aún sigue sin preocuparse por mi versión de lo sucedido. De todo ello solo puedo inferir que se estaban aprovechando de mi buena fe y de mi desconocimiento de las identidades, reduciendo mis posibilidades de acción. No obstante, ahora ya conozco la identidad de las tres personas que estaban en las oficinas del Playa Park.

Informo de lo ocurrido a mis compañeros/as delegados en un audio de whatsapp que, sin pretenderlo, se viraliza. Posteriormente, escucho el audio de una persona que dice ser la sobrina de la mujer que se encontraba en el Playa Park. Esta muchacha me acusa de borracho, de entrar en la oficina a voces, insultando, y duda de que me hayan citado un día festivo; además, se refiere a mi como una persona que me aburro y me insta a estudiar.

Contesto con la verdad: al ser lo acordado solo un contrato verbal (vía whatsapp), yo no puedo exigirle a nadie su cumplimiento, ya que si quieren, no nos pagan, por lo que sería estúpido entrar exigiendo nada y mucho menos gritando o insultando (recordemos, represento a centenares de alumnos que colaboraron en el acuerdo y hay mucho dinero en juego); tengo whatsapp que prueban todas las conversaciones aquí referidas, con R y Q, en donde acordamos nuestra parte de la caja y en donde me citan el día 21 (los publicaré cuando deba, ya que hay una denuncia judicial interpuesta); tengo un parte de lesiones firmado por un enfermero, y un expediente académico que roza el 9 de media. A lo de ir borracho, un lunes, a las 12:30 en plenos exámenes, ni merece la pena contestar.

Cualquiera que me conozca sabe que soy un estudiante responsable y respetuoso que no se mete en ningún lío, y que me he implicado activamente en la representación y defensa de los y las estudiantes durante años. Tengo pruebas de todo lo expuesto, e instaría a quien dude de mí a preguntar por mi personalidad. A los que me difaman e injurian sin estar presentes en estos sucesos narrados, y sin conocerme absolutamente de nada, les aconsejo que investiguen mi trayectoria universitaria, ya que lo único que encontrarán son pruebas de que están haciendo el ridículo con sus declaraciones.

Los estudiantes de Letras ya estamos tomando medidas cuyo objetivo principal consiste en no volver jamás a colaborar con el Playa Park y en informar de todo lo sucedido al resto de la comunidad universitaria y a la sociedad castellanomanchega.

Las personas que me han agredido y dirigen el Playa Park, sostienen un modelo de negocio basado en engañar a los estudiantes. No solo se aprovechan económicamente (por supuesto, hasta donde sabemos, las colaboraciones se producen sin ningún tipo de regulación fiscal), sino que promueven una cultura basada en el puro qlcoholismo de los estudiantes: su modelo de negocio consiste en dejar pasar el botellón al recinto previo pago de 5€, sin otro servicio que el espacio y la música. En todos sus eventos permiten la entrada de menores de edad, se producen altercados y conflictos físicos, e incluso se han denunciado agresiones homófobas. Desde la Delegación de Estudiantes de la Facultad de Letras denunciamos estos abusos y no podemos permitir ni un segundo más que los estudiantes sigan colaborando con esta empresa, la cual llega a la agresión física con tal de defender sus beneficios económicos. Defendemos tajantemente, eso sí, a los trabajadores honrados que desempeñan humildemente su labor en esta empresa.

Otras facultades han denunciado reiterados problemas con los gestores, y retrasos en los pagos. Por todo ello, desde la Delegación de Letras, solicitamos a todas las facultades de Ciudad Real que dejen de colaborar con el Playa Park, y a todos aquellos particulares que hayan visto o sufrido actitudes o situaciones arriba descritas a denunciarlas. Asimismo, rogamos a organismos institucionales su mediación en la solución de este conflicto cuyos detalles vienen aquí expuestos.

Personalmente, no me importa que me insulten o me agredan más allá de los daños físicos, y el dinero es algo secundario, pero represento a unos estudiantes, a una Facultad, y que los gestores del playa park me insulten y me agredan significa que insultan y agreden a centenares de estudiantes y, por extensión, a la Facultad de Letras. Me gusta salir de fiesta, socializar, pasarlo bien con mis amigos y escuchar música. Pero, ¿a qué precio? ¿Debemos seguir colaborando con personas que se lucran a costa de los estudiantes? Hay muchas más alternativas en Ciudad Real, sustentada por gente honrada y respetuosa. No debemos tolerar y mucho menos colaborar con personas cuyo único objetivo es el beneficio económico, uno que consiguen a costa de las autoridades y de nuestra buena fe, y que están dispuestas a agredir físicamente a estudiantes única y exclusivamente para mantener su chiringuito.