miercoles, 21 de mayo

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Opinión

1º de Mayo: El trabajo como deber, dignidad y raíz nacional

Ricardo Chamorro. Diputado Nacional de VOX

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Cada Primero de Mayo, la izquierda desfila entre pancartas rojas, consignas caducas y líderes sindicales que no conocen el esfuerzo más allá del escaño o del comité. Convierten el Día del Trabajo en una farsa ideológica, cuando su origen, su contenido y su destino pertenecen a los trabajadores reales: los que madrugan, los que crean, los que producen, los que sostienen la nación.

 

Chicago 1886: justicia, no revolución

 

El origen del Primero de Mayo está en las huelgas de Chicago de 1886, donde obreros pedían la jornada laboral de ocho horas. No pedían colectivizar empresas, abolir la familia ni imponer la dictadura del proletariado. Querían justicia, no revolución. Su causa fue secuestrada por el marxismo, que convirtió su legítima lucha en mito revolucionario. Pero los mártires de Chicago no murieron por el socialismo; murieron por el derecho al trabajo digno.

 

Sorel contra el sindicalismo domesticado

 

Georges Sorel, uno de los críticos más agudos del socialismo burocrático, denunció ya en el siglo XIX la traición de los sindicatos institucionalizados.

 

> “Cuando el proletariado deja de soñar y empieza a pactar, ya no queda proletariado, sólo carne electoral.”

 

Sorel entendía que los trabajadores necesitaban mitos fundantes —no mentiras, sino ideas fuertes— que dieran sentido a su lucha. Hoy, los sindicatos de clase no tienen mitos, sólo subvenciones. Se han convertido en satélites del poder, sirviendo al consenso progre, al globalismo, a las élites que parasitan la economía nacional.

 

Rerum Novarum y la tradición social cristiana

 

Frente a esta degeneración ideológica, la Iglesia ofreció una vía propia. En 1891, el Papa León XIII proclamó Rerum Novarum, que condenaba tanto el socialismo como el liberalismo salvaje.

 

> “Ni la justicia ni el bien común permiten que los pobres sean entregados al arbitrio de los ricos.”

“La lucha de clases es un error que destruye el cuerpo social.” (Rerum Novarum, 19)

 

La Iglesia defendió el trabajo como vocación, la propiedad privada como derecho natural, y la asociación libre como defensa legítima del obrero. Pero rechazó la lucha de clases, el odio entre ricos y pobres, y la pretensión estatal de suplantar a la familia y a los cuerpos intermedios.

 

El distributismo: la tercera vía olvidada

 

En esta misma línea, Chesterton y Belloc desarrollaron el distributismo, una doctrina social que proponía la propiedad distribuida ampliamente entre las familias, frente tanto al capitalismo de monopolios como al comunismo estatista.

 

> “La solución no es que todo esté en manos del Estado, ni que todo esté en manos de unos pocos; es que muchos puedan poseer, muchos puedan trabajar, muchos puedan vivir con dignidad.”

 

El distributismo rechaza la concentración —sea del capital o del poder político— y apuesta por comunidades locales fuertes, propiedad familiar, pequeñas y medianas empresas, y un orden moral en la economía. Es una doctrina profundamente antimarxista, pero también crítica con el globalismo financiero.

 

VOX: una voz nacional por el trabajador

 

VOX recoge esta herencia olvidada: no hablamos de lucha de clases, sino de justicia; no de igualdad demagogica, sino de dignidad concreta. Defendemos al trabajador español, no como masa explotada, sino como parte esencial de la nación. Denunciamos a los sindicatos de clase por ser parte del sistema que destruye empleo, impone ideología de género y margina al español que trabaja y cría a su familia.

 

Frente al discurso del subsidio, proponemos trabajo. Frente al odio de clases, proponemos unidad nacional. Frente al clientelismo sindical, proponemos justicia para el autónomo, el agricultor, el transportista, el obrero y el empresario honrado.

 

La Nación del trabajo

 

El trabajo dignifica porque es parte de la vocación del hombre. No se trata sólo de producir, sino de construir comunidad, cultura, familia. Por eso el Primero de Mayo debe ser una fecha de afirmación nacional, no de resentimiento ideológico. VOX defenderá siempre al trabajador español frente a quienes quieren esclavizarlo al Estado, borrarlo con la inmigración masiva o empobrecerlo con políticas globalistas.

 

Porque sin trabajo digno no hay patria fuerte. Y sin patria, el trabajador queda a merced de los poderosos.