Opinión
Llevamos un tiempo oyendo voces que reclaman una reforma de nuestra Constitución. Que los tiempos han cambiado, que la situación real de la nación es distinta, que todo evoluciona, que...distintos motivos para hacerlo.
La Constitución que hasta ahora nos ampara fue consensuada por los llamados "siete padres" políticos, mejor estadistas, de diferentes ideologías a quienes les unía un talento sobresaliente y un deseo de que España fuera un hogar político común y cómodo para los españoles.
Asistimos desde las últimas elecciones generales al debate de determinadas cuestiones relacionadas con acuerdos ya pactados sobre posibles concesiones como son la amnistía, el planteamiento de un referéndum catalán, la dependencia del poder judicial al parlamento, referir como naciones a Cataluña y País Vasco...es decir, asuntos que afectan de manera palmaria a nuestra Carta Magna. Y ahí andan los especialistas jurídicos intentando encajar un texto que según ellos no la contradiga. Es decir, lo que se pretende es abrir la espita por la que determinadas cuestiones sean llamadas de manera eufemística con otras palabras similares ante la imposibilidad de hacerlo por su nombre.
Reformar la Constitución es posible pues nada es para siempre; lo que no parece tener cabida es hacerlo para satisfacer sólo a una parte, en este momento de la extrema izquierda y el independentismo, abogando por cambiar hasta la forma de Estado; que desde la derecha solamente un partido la ha pedido y para un único asunto, eliminar el estado de las autonomías.
Porque puestos a cambiarla, a no pocos les gustaría por ejemplo que acabara la presencia de los partidos de ámbito regionalista en unas elecciones generales, no así en las autonómicas donde tienen toda su razón de ser. Que desde hace muchos años, esa opinión resulta bastante extendida debido al hartazgo de la influencia de estos partidos día tras otro como actores principales y a veces únicos del discurso político nacional y los demás, meros espectadores de una trama que además mientras siguen pagando.
¿Reformar la Constitución? Siempre y cuando sea porque la inmensa mayoría de los españoles lo crean conveniente para mejorar la convivencia y adecuarla a un escenario social que la demande. En todo caso, aprobada por el Parlamento y Senado en sus tres quintas partes y nunca por cualquier otro estamento o un tribunal. Que se lo que digo y creo que ustedes me entienden.