Sociedad

10/02/2018

Sólo por catar su "guarrillo", visitar Guadalmez es una buena idea

A poco más de una hora en coche de Ciudad Real, en uno de los rincones paisajísticos más espectaculares  de nuestra provincia y con una riqueza medioambiental única, se encuentra el municipio de Guadalmez y su "Valle Mágico", enclave donde confluyen tres grandes valles de larga tradición ganadera, a saber, el Real Valle de Alcudia, Los Pedroches y La Serena. Corazón de la antigua Fahs al Ballut andalusí, tierra de frontera, guerreros, conquistadores y ganaderos, dominio de la Mesta y de la alta Nobleza, Guadalmez es un ejemplo de sincretismo cultural donde lo manchego, lo andaluz y lo extremeño se aúnan formando una sola alma.

Para llegar a Guadalmez desde Ciudad Real, lo podemos hacer por la carretera de Almadén o bien, por Puertollano y atravesando el Valle de Alcudia. Cualquiera de las dos opciones merece la pena, y ambas nos conducirán a la Vega de San Ildefonso, atravesada por la N-502, donde el palacio neoclásico de Moret nos dará la bienvenida, para seguidamente cruzar el río Guadalmez y adentrarnos en su valle, ante la atenta mirada de los seis ojos de su puente del ferrocarril, construido en 1927, y que está considerado como el más bello de toda la provincia. Es en este lugar, El Puente de la Arena, donde el profesor de la Universidad Complutense, Alfonso Navarro Blázquez, sitúa la aventura cervantina de la liberación de los galeotes, y la huida de Don Quijote y Sancho Panza a Sierra Morena, siguiendo aguas arriba el río Guadalmez.

Abandonamos la N-502, para tomar la carretera CR-P-4145, junto a la vieja estación de ferrocarril de Guadalmez-Los Pedroches, y junto a ella, surcaremos el valle de Guadalmez, con la Vega de Valdesapos a mano derecha, y Los Quintos, con la blanca ermita de San Isidro, a nuestra izquierda, ambas tierras herencia de aquella Carta de Censo que el Marqués de Comares otorgó en 1516 a los vecinos habidos y por haber de la entonces aldea de Los Palacios de Guadalmez. Y tras cruzar el Puente del Río, junto a la Plaza de Toros y el Campo de Fútbol, entraremos en este pintoresco municipio de casas de piedra y ladrillo con singulares chimeneas trapezoidales, a los pies de la espadaña de su parroquia dedicada al mártir San Sebastián, y cuyos orígenes se remontan al siglo XV.

Si hemos salido temprano, y nuestra llegada a Guadalmez es a primera hora de la mañana, merece la pena aprovechar ésta para realizar alguna ruta senderista, ya sea al Collado de los Tres Mojones, punto donde se unen Andalucía, Extremadura y Castilla la Mancha, al bello Pantano de la Sierra y Minas de Santa Catalina o a la vieja torre ibérica de Los Gatos, en la Desesperada. También un paseo a orillas del río, para disfrutar de su avifauna, o conocer la Presa de Mendoza, son actividades recomendables.

Y tras el ejercicio físico, hay que recuperar fuerzas, y aquí en Guadalmez la gente lo hace "haciendo la Baca", curiosa expresión que designa lo que en Ciudad Real llamamos tomar el vermut o ir de cañas. Ahora es cuando hay que acercarse al Bar el Grajo, La Piscina, El Teo, Park Raska, Bar Andrés o Sera y degustar su delicioso "guarrillo" frito, un auténtico manjar gastronómico, que en Guadalmez adquiere la categoría de placer para nuestro paladar. Sólo por probar este guarrillo, merece la pena coger el coche y acercarnos desde Ciudad Real a esta pequeña localidad. Ya puestos, no os vayáis sin degustar su Morcilla.

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