Opinión

07/08/2025

ZBE en Ciudad Real: o cómo sorber y soplar al mismo tiempo

Por Pedro Martín

 

Todo el mundo sabe que soplar y sorber a la vez es imposible. Pues bien, eso es precisamente lo que pretende hacer el Grupo Popular en el Ayuntamiento de Ciudad Real con la Zona de Bajas Emisiones (ZBE): decir que están a favor y en contra, que la aplican… pero no del todo. Vamos, que nos toman por tontos. Algo ya recurrente entre esa casta política que se comporta con desprecio hacia los ciudadanos que les pagan el sueldo.

La ZBE no es una medida técnica. Es ideología. Ideología climática. Es el caballo de Troya de la Agenda 2030, que no busca mejorar nuestra vida, sino controlarla. Y aunque nuestro alcalde insista en que la política municipal no tiene ideología, se equivoca. Gobernar es tomar decisiones, y toda decisión responde a una visión del mundo. Se puede ser alcalde de todos, sí, pero eso no impide gobernar con coherencia y en línea con los valores de quienes te han votado.

Ciudad Real pudo haberse negado a implantar la ZBE. Hubiera sido una decisión valiente. Pero no. Se optó por un truco de trilero: ampliar las zonas peatonales, vendiéndose que no es una ZBE… pero haciendo una ZBE encubierta. Una ampliación que triplica el espacio peatonal existente en una ciudad que no llega a 75.000 habitantes. ¿Hay informes técnicos o económicos que la avalen? Ninguno. ¿Se ha evaluado el impacto real en la calidad de vida? Tampoco. Solo decisiones por ocurrencia política y con dinero ajeno.

Resultado: una peatonalización desproporcionada, mayor que en ciudades de más de 200.000 habitantes, que se suma a otros factores preocupantes. Más de 1.000 funcionarios serán trasladados fuera del centro, y la mayoría de vecinos en esa zona superan los 60 años. ¿Consecuencia? Una tormenta perfecta para vaciar aún más un centro ya debilitado. Pero, claro, cuando lleguen los efectos, los responsables políticos ya no estarán aquí.

En vez de una zona restringida a vehículos contaminantes, han hecho algo peor: una zona donde no puede circular nadie. Porque el objetivo real no es el medio ambiente, sino acabar con el coche privado, símbolo de libertad de movimiento. Si no puedes moverte, no puedes escapar al control.

Y por si fuera poco, para compensar el recorte de plazas por la peatonalización, han decidido ampliar la zona azul a calles residenciales. Es decir: más calles con parquímetro y más sanciones. Ingresos extra para el Ayuntamiento por dos vías: las multas a los que accedan sin permiso a la nueva peatonalización y el cobro por aparcar donde antes era gratuito.

Además, se anuncia que habrá restricciones de tráfico en días de alta contaminación. En Ciudad Real. Sí, en una ciudad sin industria, sin tráfico denso y sin apenas emisiones. Ojalá tuviéramos “alta contaminación”: eso significa actividad, comercio, movimiento. Pero la realidad es otra: locales vacíos, bares cerrando, comercios en fuga.

El centro agoniza mientras las nuevas zonas de la ciudad, con acceso, aparcamiento y servicios, florecen. Porque los jóvenes no pueden ni quieren vivir en un lugar donde no se puede circular, ni trabajar, ni emprender. Se van al extrarradio, donde la vida fluye sin tantas trabas.

Y así, mientras nos hablan de sostenibilidad y futuro, nos condenan a una ciudad más desigual y desequilibrada, donde el centro se vacía y los barrios periféricos crecen desordenadamente.

La verdadera tragedia no es la ZBE. Es haber implantado una política absurda, cara y destructiva, que espanta a los vecinos, empuja fuera a los comercios y entierra el corazón de la ciudad bajo el peso de la ideología disfrazada de progreso.

Porque como bien dice el refrán: "quien quiere agradar a todos, no agrada a nadie". No se puede gobernar sin rumbo, intentando contentar a todos mientras se perpetúan decisiones contrarias al sentido común. Eso solo genera frustración y pérdida de confianza.

Ciudad Real necesita políticos municipales que no se escuden en argumentos vacíos, ni repitan el lenguaje progre lleno de palabras huecas y eufemismos. Fueron votados para cambiar el rumbo que ocho años de PSOE, Podemos y Ciudadanos impusieron, no para seguir aplicando las mismas políticas con otro color en el cartel. Gobernar es elegir. Y hay que hacerlo con convicción, claridad y respeto a quienes te dieron su confianza.

 

 

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