07/06/2017
-Cuánto me relaja el gran cine de animación… y vaya si se está haciendo excelente en las tres últimas décadas. Decido inyectarme en la madrugada una producción estadounidense preciosa titulada SPIRIT, EL CORCEL INDOMABLE (SPIRIT: STALLION OF THE CIMARRON):
Fue uno de mis estrenos favoritos de 2002, recién inaugurado el flamante y para mí fundamental Complejo de Ocio Las Vías de Ciudad Real, mi segunda casa, a veces incluso la primera.
Épica pura y equina trasladada al mundo denominado hasta no hace mucho tiempo de dibujos. Se centra en las trepidantes y abundantes aventuras de un corcel salvaje de raza mustang. Un bello homenaje a un animal que fue fundamental en la conquista del Oeste norteamericano en el siglo XIX.
Su factura técnica es impecable, la cantidad de recursos visuales y de planificación desplegados considerable. Resulta además un espectáculo emotivo, emocionante. Hay lugar también para interludios amorosos debidos a la aparición de una esbelta yegua de nombre sintomático y ecologista, Rain (Lluvia).
La espléndida banda sonora de Hans Zimmer contribuye poderosamente a ponerle reconfortante acento grandilocuente. Alguna de sus canciones posee verdadero encanto, con razón estuvo en la terna de las nominadas al Globo de Oro, así como lo estuvo también al Oscar como mejor producción de animación.
Bajo un aparente caparazón infantil se ensalza valores y anhelos universales y carentes de edad como los de la amistad, la nobleza de espíritu, la dignidad, la lealtad o el ansia libertad. En ese aspecto es muy educativa sin caer en sermones o maniqueísmos.
Dreamworks, tras el arrasador y más que merecido éxito de SHREK, volvería a acertar en el ámbito artístico –no tanto en el taquillero- con este nuevo exponente en un terreno en el que se han concentrado en estos últimos años fortísimos estudios competidores, desde el referencial Disney, hasta el imprescindible Pixar engullido por el anterior, pasando por Blue Sky como filial de la Fox en este género, Aardman o el igualmente indispensable y nipón Ghibli.
Una delicia apta para cualquier tipo de paladar mínimamente dispuesto a dejarse atrapar por reconfortantes sentimientos y por un espectáculo verdaderamente grandioso y evocador de tiempos relativamente vírgenes, pioneros.
-Gran “thriller” psicológico y denunciador el seleccionado para los martes de versión original subtitulada patrocinados por la Universidad de Castilla-La Mancha, o lo que es lo mismo VERSIÓN UCLM. Me refiero a DÉJAME SALIR (GET OUT):
El ciclo por este curso finalizará el próximo 27 de junio con LA MOMIA, pero volverá con ánimos renovados en dos meses, el 5 de septiembre. Total, un suspirito de nada. Asisten unos cuantos amigos habituales de las sesiones de los lunes del Deicy, encabezados por la encantadora, entusiasta y guapetona Elena Carrillo Toledano.
Apostilla:
En este segundo visionado disfruto más de su tono de comedia negra y cáustica. Y me reafirmo en lo brillante que me parece esta metáfora sobre el racismo latente en Estados Unidos. Y lo incisiva y original (esa subasta de bingo, moderna puesta al día de la decimonónica esclavista no tiene desperdicio), incluso perversa, que me parece al respecto y al retrato llevado a cabo de los supremacistas blancos en la actual era del mugriento Trump.
Hasta el punto lo es que me parece importante e incisiva la “militancia” que advierto tras ese caparazón de película de horror o “thriller2 psicológico, incluso “fantastique”, que me parece una película de considerable carga política y social. En la que me genera mucho más terror ese votante blanco “progresista” y elitista que dice que votaría por tercera vez a Obama que cualquier exabrupto físico.
Ya desde el inicio resulta curiosa la forma en la que se nos mete en situación, con uno de esos abundantes hoy en día planos secuencia, en el que esta vez es el chico negro el que pulula por uno acomodado e inadecuado de blancos.
Magnífico contrapunto el del amigo del protagonista, ese guardia de seguridad del aeropuerto, cuyo sentido del humor no me resulta inoportuno en momento alguno, y bien podría haber dado pie a que se pasara de rosca. Esto alivia, dota de un carácter más aparentemente amortiguador y relativamente ligero a un relato inquietante y perturbador.
Ese giro finalun tanto "gore" en absoluto me contraría pero tal vez es de lo menos relevante.
Desde luego el actor Jordan Peele no ha podido tener un debut más afortunado tras las cámaras.
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