26/11/2015
-Este miércoles pongo el freno, me echo al cuerpo tan solo una película. Mi adicción necesita cada vez más amplias dosis de recuperación y más vida de la real. Eso sí, lo único que hoy visiono pertenece un género que cuando está bien hecho, como es el caso, siempre es agradecido. Su título: MISERICORDIA (LOS CASOS DEL DEPARTAMENTO Q) de Mikkel Norgaard:
Constituye la primera adaptación para la gran pantalla de la saga literaria de seis novelas de la escritora Jussi-Adler Olsen. Es puro “noir” nórdico gestado a la alargada e influyente sombra de MILLENNIUM (en su guión ha intervenido precisamente el artífice del de esta trilogía, Nikolaj Arcel y la propia autora Olsen) y similares. . Sin duda, presenta otras evidentes influencias, con SEVEN a la cabeza.
Se estrenó en España este mismo 2015, poco antes del verano, pero no llegó a Ciudad Real. Sí lo hizo en cambio la siguiente entrega, PROFANACIÓN, que seleccioné para mis JUEVES CINE en su etapa veraniega, con bastante buena acogida por parte del nutrido público asistente. En ambas se utilizan con habilidad y recurrencia flash-backs que recrean los hechos investigados. La tal denominación Q hace referencia a un departamento de casos sin resolver a los que destinan a los dos protagonistas. En esta ocasión el investigado es el referido a una joven y prometedora política desaparecida cinco años antes.
La fórmula, cuando hay detrás equipos competentes, suele ofrecer réditos y contar con la complicidad de un público agradecido ante este tipo de intrigas sórdidas. Me lo paso francamente bien recuperándola en Canal+Estrenos. Su desenlace es emocionante. Las pesquisas previas, me enganchan. Vuelve a funcionar el carácter antitético de su pareja de inspectores, el mohíno Carl Mock (Nikolaj Lie Kaas) y el animoso y humanista Hafez al-Assad (Fares Fares). Se le podía haber sacado más provecho a esta peculiar relación, pero aún así funciona. Vuelve a haber referencias a ese permanente “juego” que se traen daneses y suecos.
Se puede caer en lo facilón, como al fin y al cabo alguna vez acabamos cayendo todos, y achacarle que su ritmo es un tanto gélido, a tono con las latitudes descritas. Pero le sienta bien esa cierta placidez narrativa. Buenos actores del país de origen le acaban de conferir prestancia al asunto. Definitivamente, el cine danés está viviendo una época dulce. Parece mentira que un país de tan solo siete millones habitantes esté proporcionando últimamente tantos buenos directores y títulos: UN ASUNTO REAL (debida precisamente al propio Arcel), LA CAZA, CORAZÓN SILENCIOSO, EN UN MUNDO MEJOR, UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD, NOCHE DE VINO Y COPAS, MELANCOLÍA, WILBUR SE QUIERE SUICIDAR, TERRIBLEMENTE FELIZ, DOGVILLE, UN HOMBRE DE VERDAD, EL JUEGO DEL REY, SECUESTRO, DESPUÉS DE LA BODA, QUERIDA WENDY, SECUESTRO… Es una cinematografía pujante, innovadora, fértil, comprometida, creativa y muy sólido técnicamente. Esta es una buena y entretenida muestra industrial de los elevados niveles profesionales que presenta.
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