Diario de un Cinéfilo Compulsivo

 

02/08/2016

Lunes, 1 de agosto

-Cuarto estreno del fin de semana y la cosa continúa sin remontar vuelo con ZIPI Y ZAPE Y LA ISLA DEL CAPITÁN:

Llego saturado al mismo, con prisas, calor y cansancio de la mayor parte de lo contemplado en estos tres últimos días.

No participo del relativo entusiasmo que parece haber invadido a una buena parte de mis colegas críticos españoles. Es más, continúo insistiendo que el cine patrio no es precisamente hábil a la hora de manejar y confeccionar argumentos familiares, para todos los públicos.

El caso es que aquí tenemos, tres años después, la secuela de ZIPI Y ZAPE Y EL CLUB DE LA CANICA, una producción española de Oskar Santos, que repite tras las cámaras, y que francamente me vuelve a dejar de lo más indiferente.

Y ya no es un problema de hacer la comparativa respecto con las “tiras” originales, el tebeo de José Escobar, de la siempre espinosa cuestión de ser capaz o no de recoger su espíritu, sino que por sí mismo me parece un trabajo romo, falto de verdadera gracia, de acción convincente y de imaginación de la buena, no de aquélla derivada de utilizar varios referentes literarios –Peter Pan, el capitán Nemo, Allan Quatermain, el hombre invisible- para jugar con ellos de forma tontorrona y embarullada. Es mezcla de onirismo, cuentos tradicionales y renovados personajes no acaba de casar en ningún momento.

El hecho de haber cambiado a los actores encargados de dar vida a los protagonistas iniciales por Teo Planell y Toni Gómez, no mejora sustancialmente la propuesta. Como bien ha apuntado Antonio Weinrichter, los mellizos cada vez se parecen más a unos émulos de los antañones Pecos.

Si acaso podría destacar el trabajo de una Elena Anaya, en cualquier caso un tanto afectado en algunos momentos, o el de esa monja tronada encarnada por una Goizalde Núñez que deja al menos su sello.

Me llama la atención que por momentos llega a rozar las relaciones incestuosas, pero se acaba imponiendo el inocuo y candoroso estilo tipo REGRESO AL FUTURO. Incluso en algún plano fugaz se puede intuir levemente hasta un ligero rasgo zoofílico. No dejan de ser disquisiciones personales llevadas al extremo para darle un poco de vidilla a una película que me genera absoluta indiferencia, pese a advertir esfuerzo en aspectos técnicos –fotografía, diseño visual, decorados, localizaciones- que no impiden mi apelmazamiento en la butaca.

-En Los Clásicos del Deicy, segundo y último exponente de ese ciclo turístico y escapista dedicado a la carrera hollywoodense de la tremenda Sophia Loren, CAPRI (IT STARTED IN NAPLES):

De lo más relajante, bullicioso, colorista y evasivo. Se trataba de eso.

El buen, grácil, positivamente liviano, más que competente guionista y cineasta Melville Shavelson, inserto aún en la edad de oro del cine americano, ya había trabajado dos años antes con la resplandeciente, la rotunda estrella italiana Sophia Loren, dentro de la no muy extensa pero suficientemente fértil etapa hollywoodense de ésta. El encuentro se había producido en CINTIA (HOUSEBOAT), teniendo como partenaire a todo un mito, Cary Grant. Shavelson visitaría la Ciudad Eterna un año después con AVENTURA EN ROMA en compañía de Charlton Heston y otra autóctona de pro, Elsa Martinelli.

En esta ocasión es otro icono con el que comparte cabecera de cartel, “the King”, un madurito Clark Gable quien le da réplica en esta festiva, soleada y alegre incursión napolitana titulada en España CAPRI (IT STARTED IN NAPLES), focalizada en la isla que le da título. Tan solo diez kilómetros cuadrados muy bullangueramente aprovechados, a 42 kilómetros de Nápoles y 19 de Sorrento, perteneciente a la provincia de Campania.

Precisamente el entorno ambiental tiene mucha importancia en una producción de estas características, planteada y destinada a amplias capas de públicos dispuestos a solazarse con abundantes y espléndidas imágenes de pura tarjeta postal… muy bien encorsetadas en un argumento sencillo pero de enorme encanto y eficacia.

Estas dos películas citadas se caracterizan por ser vocacionalmente sentimentales y turísticas, contemplarse con sumo agrado y carecer de grandes pretensiones, salvo las de entretener y divertir, propósitos que se logran con creces.

Para ello, CAPRI se ve realzadas por una fotografía estival –de lo más apropiada pues para ser contemplada en fechas veraniegas- y un nuevo procedimiento de resolución visual, el VistaVision, que Paramount llevaba poniendo en práctica desde hacía seis años.

Resulta todo un gustazo asistir a esos anocheceres de ensueño, a atardeceres bullangueros y coloridos, a nutridos ambientes nocturnos, a ese color especialmente azulado del Mediterráneo, a usos y costumbres localistas, a populacheras calles llenas de vida y parloteos, a esa cautivadora Gruta Azul, a fascinantes calas, a locales repletos de humo y música, vamos… a pintoresquismo del bueno y cautivador.

También en este último aspecto es obligado destacar que nos regala algunos numeritos que no tienen desperdicio, protagonizados, cómo no, por Loren. Uno en concreto, bastaría para justificar por si sola esta empresa. El célebre TU VUO FA L´AMERICANO,  que volveríamos a escuchar con mucho estilo jazzistico años más tarde en EL TALENTO DE MR. RIPLEY, pero carente del encanto y la sensualidad puestos en liza por la romana. Ofrece otro numerito vestida de niña que no tiene desperdicio. Me reprimiré hacer chiste alguno… por aquello de la corrección política.

Volviendo al apartado actoral, son varios los que han indicado que el romance es desajustado en edad, no es creíble, no existe química, pero con todo respeto disiento. Creo que sí funciona esa relación inicialmente tirante, de paulatina aproximación después.

Y aunque Gable estaba ya consumido por el alcohol en la que constituiría su penúltima interpretación (fallecería tres meses después de este estreno, tras haber rodado su canto del cisne con la testamentaria e inolvidable VIDAS REBELDES), aguanta el tipo, el señorío y hasta su innato poder seductor sin desfallecer en ningún momento.

Tampoco pasan desapercibidas las presencias del veterano Vittorio de Sica (nombre imprescindible de la historia del cine, pecha con el rol del abogado) y el saladísimo crío Marietto.

Fue nominada al Oscar a la mejor dirección artística. Y al Globo de Oro como mejor película de comedia y actriz (Loren).

Convenientemente dulzona y graciosa ¿Obra maestra? No, ni por lo más remoto… pero a quién importa lo más mínimo, a mí desde luego no, pues siempre que la reviso me garantiza un estupendo buen rollo.

Nota: Filmografía seleccionada de Melville Shavelson: MIS SIETE HIJOS, LOCURAS DE NUEVA YORK, TU MANO EN LA MÍA, AVENTURA EN ROMA, PLAN 402, SAMANTHA, TUYOS MÍOS NUESTROS y GUERRA ENTRE HOMBRES Y MUJERES.

Diálogo (de Gable con una prostituta):

"-Lo siento señorita, estoy aquí por negocios.

-Y yo también".

 

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