05/11/2019
-Mi manera –pelín tardíamente- de celebrar Halloween este lunes en los Clásicos del Deicy es con la selección y presentación de una película que no pertenece específicamente al género terrorífico, más bien al del melodrama victoriano, pero que vista de pequeño (al menos a mí y a varios de los de mi generación sesentera) nos llegó a causar en nuestra infancia algunos momentos de cierto escalofrío. Y resultaba de lo más amenazador Orson Welles. Los tiempos han cambiado y esto que acabo de exponer les sonará a chirigota a las nuevas generaciones. El caso es que no desisto de ofrecer en versión original subtitulada la espléndida versión de JANE EYRE de 1943 retitulada en España ALMA REBELDE (JANE EYRE). Coincide en el mismo día con el gran debate electoral de los cinco candidatos que este domingo volverán a verse las caras en las urnas… qué le vamos a hacer:
Verdadero pánico me provocó en mi niñez el descubrimiento de esta espléndida versión cinematográfica de la novela de Charlotte Brontë. Los niños de hoy en día están curados de espantos, pero los de mi generación que todavía éramos en buena proporción asustadizos e impresionables, todavía podíamos alucinar con un par de secuencias como las que aquí se ofrecen a propósito de un personaje perturbado, a lo que habría que añadir una ambientación lóbrega. Y nada más diré para no dar pie a que se me acuse de spoilero mayor del reino.
La publicación literaria original data de 1847. Inicialmente fue lanzada con el título de JANE EYRE: UNA AUTOBIOGRAFÍA, lo cual da buena muestra de su carácter. De hecho, para el siniestro colegio Lowood aquí retratado, su autora se inspiró en lo vivido en su niñez. Fue enviada con su hermana, la también posteriormente afamada escritora Emily (CUMBRES BORRASCOSAS), a uno en Cowan Bridge, Lancaster (Clergy Daughters), de gran similitud, en el que ya estaban las dos mayores que regresarían al hogar paterno con tuberculosis, falleciendo al poco tiempo.
La historia cuenta esencialmente los principales pasos y las experiencias de la joven Jane Eyre, desde su desgraciada infancia hasta recalar en una sombría mansión en la que desempeñará su labor de institutriz no sin unos cuantos sobresaltos.
Joan Fontaine, recién salida de otro popularísimo drama gótico (REBECA), se embute en su piel y sentimientos con una fascinante convicción. Su personaje oscila entre la dulzura y la firme convicción. Es una verdadera golosina que la actriz resolvió con acierto pleno.
El partenaire es un apuesto, imponente, grandilocuente, excesivo por momentos, pero definitivamente irresistible Orson Welles. Su Edward Rochester resulta difícilmente olvidable, a caballo entre el tormento interior, el misterio y cierta rudeza. Actor y director, venía de triunfar en la segunda faceta con su deslumbrante irrupción con CIUDADANO KANE (hace no mucho se ha recuperado su opera prima, TOO MUCH JOHNSON) y EL CUARTO MANDAMIENTO de Booth Tarkington (premio Pulitzer).
Un ramillete de magníficos actores, tanto infantiles (una de las especialidades de quien dirigiera esto, se toparán con una Elizabeth Taylor no acreditada en una breve y trágica composición como amiga de la protagonista –Helen- en su infancia y con una deliciosa Margaret O´Brien… preciosa la escena en la que despierta a Jane con una caja de música) y adultos (John Sutton como el doctor Rivers o Agnes Moorehead, una de las actrices habituales de la compañía wellesiana de Mercury Theatre) componen un retablo que parece extraído de una pintura de la época, la Inglaterra victoriana de casi mediados del siglo XIX.
A propósito de esto último, me resulta obligado destacar su plástica, su imaginería visual, una atmósfera ejemplarmente recargada y densa.
Su base argumental denuncia, al igual que la literatura de Dickens, abundantes aspectos sociales con una amplia gama de focos en el objetivo, desde religiosos hasta clasistas o discriminatorios hacia la mujer.
En su guion intervinieron pesos pesados del calibre de John Houseman (colaborador habitual de Welles y también actor, obtendría un Oscar en 1973 como actor de reparto por VIDA DE UN ESTUDIANTE), el afamado escritor Aldous Huxley (UN MUNDO FELIZ) y el propio firmante de esta obra, Robert Stevenson, que dos décadas después acabaría adquiriendo reconocimiento como uno de los puntales Disney con personajes reales (y ocasionalmente animados) en títulos tan celebrados como MARY POPPINS, LA BRUJA NOVATA o EL ABUELO ESTÁ LOCO. Pero conviene bucear en sus inicios porque es posible que se lleven gratas y abundantes sorpresas (les sugiero a modo de ejemplo TOMAS BROWN, OPIO, SU VIDA ÍNTIMA o DESPACIO FORASTERO, todas bajo pabellón norteamericano).
Suponen, guion y película, una magnífica y realista pintura de los anhelos, del ansia de libertad de una solitaria alma femneina, de su profundo interior. Además, el resto de personajes no solo están impecablemente caracterizados, sino que poseen encarnadura, hondura o eso denominado por los modernos como riqueza de matices.
Un clásico del romanticismo que aúna amor, suspense y denuncia social con 'pasión y admirable habilidad.
Apostillas:
-Gana en cada revisión esta versión de JANE EYRE. Me resulta cada vez más apasionante e imponente.
-Charlotte Brontë, la autora de la célebre novela original que la inspiraría, tuvo que firmar con el seudónimo Currer Bell cuando la publicó en 1847. Una práctica habitual de la época a la que obligaban a las mujeres.
-En el cine mudo se llevarían a cabo cinco versiones, tres de ellas cortometrajes. La más conocida tuvo como título WOMAN & WIFE. La primera sonora fue la producción británica de 1934 firmada por Christy Cabanne con Virginia Bruce. Existen una adaptación india de los 50 y otra griega de 1968. También dio lugar a alguna que otra miniserie para televisión.
Las más recientes resultan ambas de lo más meritorias: la esteticista de Franco Zeffirelli de 1996 (con William Hurt y Charlotte Gainsbourg) y la de 2010 de Cary Jogi Fukunaga con Mia Wasikowska (ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS, STOKER) y Michael Fassbender.
-Asumo como mía esa definición de Pedro Crespo que bien podría constituir su espíritu y esencia: “Rochester representa la pomposidad masculina vencida por la tenacidad femenina”.
-Resulta impresionante la fotografía espectral, fantasmagórica de George Barnes, posiblemente influenciada en alguna toma por los consejos de Orson Welles. A destacar esas velas reflejadas en los cristales, la figura entrevista en los ventanales o el uso de las sombras.
-Una vez más, Bernard Hermmann compuso una banda sonora de lo más cinematográfica, perturbadora y romántica a la vez. Dos años antes había sido nominado por las llevadas a cabo para CIUDADANO KANE (el rompedor “debut” de Orson Welles) y EL HOMBRE QUE VENDIÓ SU ALMA, obteniéndolo por esta última.
-Las tres niñas están espléndidas, resultan de una veracidad y convicción ejemplares: Peggy Ann Garner como la joven Jane está sencillamente conmovedora; la no acreditada Elizabeth Taylor con esos impresionantes ojos violeta ya resplandeciendo pese al blanco y negro con el que fueron fotografiados y, por último, Margaret O´Brien verdaderamente adorable como la supuesta pupila del señor de la mansión.
-A Orson Welles le ofrecieron figurar como productor ejecutivo, pero rechazó la propuesta porque ello no le conllevaba ningún rédito económico.
-Al finalizar el rodaje, su magnífico director Robert Stevenson (nada que ver con el extraordinario escritor escocés), se haría miembro de la Sociedad Brontë.
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