Algunos de los reproches hechos en algunas ocasiones al excelente y personalísimo actor estadounidense Johnny Depp es que resulta demasiado histriónico o casi siempre aborda papeles excéntricos. Quien conozca la excelente DONNIE BRASCO o este vigoroso “thriller”, se habrán dado cuenta que no tienen fundamento. Esta es una inmejorable ocasión para comprobarlo, con la creación llevada a cabo de Gene Watson, un contable de mediana edad, todo un ejemplo de personaje corriente y moliente, con el que el actor de Kentucky no necesita tirar de aspavientos ni de extravagancia alguna.

Y salgo así en su defensa porque para mí es uno de los 3-5 mejores actores de su generación, y porque esas mencionadas excentricidades que a mí tanto me divierten forman parte indispensable del cine de uno de los mayores genios surgidos en las últimas décadas, Tim Burton.

Dejado claro este primer punto, les comento que esta película fue dirigida por uno de los directores con más éxitos comerciales durante los 80, John Badham, sin olvidar tampoco que en los 70 arrasaría con la emblemática –de toda una época- y estupenda FIEBRE DEL SÁBADO NOCHE. Como muestra, la enérgica EL TRUENO AZUL, la pionera en informática –que generaría unas cuantas vocaciones- JUEGOS DE GUERRA o la simpática CORTOCIRCUITO. Todas ellas, magníficas producciones perfectamente empaquetadas. Algo a lo que no es ajeno tampoco este trabajo.

A título anecdótico, informar que es hermanode Mary Badham , la inolvidable cría protagonista, Scout, de la sublime MATAR A UN RUISEÑOR.

Volviendo a lo que aquí me ocupa, remarcar una particularidad temporal. Al igual que la mítica SOLO ANTE EL PELIGRO, su acción transcurre en el tiempo real que dura la acción, noventa minutos. Siendo además una historia de suspense y teniendo en cuenta la habilidad narrativa de Badham, pueden suponer que se generan momentos de enorme tensión e incertidumbre.

Su argumento gira en torno a unos secuestradores que chantajean a un viudo con asesinar a su hija de 6 años, salvo que cometa un crimen en la persona de un candidato electoral. Las manecillas del reloj van avanzando a la par que la angustia y la sudoración del protagonista.

De presupuesto modesto, se podría percibir, algo que a lo mejor no estaba en la intención de sus máximos responsables, como una alegoría de la vida moderna sin excesivas pretensiones. Es una posibilidad. En todo caso, yo la encaro, sobre todo, como un brillante ejercicio de suspense de frenético montaje, algo no demasiado reconocido por mis colegas.

El gran Christopher Walken es un villano a la altura de Depp. Y por el escenario propuesto asoma la nariz y algo más Peter Strauss, el chico bueno de la inolvidable serie televisiva HOMBRE RICO, HOMBRE POBRE.

Muy entretenida.