Este domingo a las 15:30 h. en La Sexta 3.

CHARLIE Y LA FÁBRICA DE CHOCOLATE es un popular cuento infantil creado en 1964 por Roald Dahl y que ya en 1971, gozó de una singular y espléndida adaptación cinematográfica, titulada UN MUNDO DE FANTASÍA, por parte de Mel Stuart y un estupendo -de lo mejorcito de su filmografía, con EL JOVENCITO FRANKENSTEIN y EL EXPRESO DE CHICAGO- Gene Wilder. Son varios los que lo han definido como un particular libro de ciencia-ficción para niños. En cualquier caso, su vigencia y efecto se han prolongado en el tiempo.

De ello se percató Tim Burton  para llevar a cabo una rutilante, esplendorosa y creativa versión que pone los acentos oportunos en el importante contenido que alberga. Y que vuelve a mostrar admirablemente las dos mejores facetas del maestro de Burbank: la de genial narrador y genial ilustrador. 

Con su ya inevitable e impagable cómplice habitual -ocho películas haciendo tándem hasta la fecha, incluyendo la voz para LA NOVIA CADÁVER-, Johnny Depp, volvió a ofrecernos una película repleta de imaginación y un personaje desbordante en saludable y divertida excentricidad.

Además, y aunque este es un asunto en el que casi nunca suelo entrar por principio, respeta en su esencia el espíritu y la obvia y aleccionadora moraleja del original literario. Pero, sobre todo, es una borrachera de colores, un continuo despliegue de imágenes insólitas y una ejemplar dirección artística, primorosa, repleta de inventiva.

Está narrada con un tono tan evocador y entrañable -Charlie compartiendo habitación, cama y afecto con padres y abuelos- que, siempre que la visiono, me resulta imposible sustraerme a su irresistible encanto.

Claro, ya les advierto, quien esto escribe piensa que Tim Burton es una de las mejores cosas que le ha pasado al Séptimo Arte de este último cuarto de siglo, junto a Pixar y la consolidación del Eastwood cineasta.

Se puede ver perfectamente en familia y gustar por igual, con diferentes matices, a grandes y pequeños.