La película de la tele

 

City hall (La sombra de la corrupción) (1995)

Director: Harold Becker

Intérpretes: John Cusack, Al Pacino, Bridget Fonda, Danny Aiello, Martin Landau, David Paymer, Anthony Franciosa, Richard Schiff, Nestor Serrano, Lauren Vélez

Sinopsis: John Papas, el alcalde de Nueva York, gobierna la ciudad a su antojo gracias a su elocuencia y a su indiscutible carisma. En un barrio negro, un niño resulta muerto en un tiroteo entre narcotraficantes y detectives de narcóticos. Cuando el narcotraficante detenido es liberado a las pocas horas, Kevin Calhoun, el idealista teniente de alcalde decide investigar el caso.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 2 estrellas

Buen director el neoyorquino Harold Becker (responsable de la magnífica MELODÍA DE SEDUCCIÓN, su obra maestra), experto en tramas policíacas enmarañadas y firmante de esta película. Muy buenos los actores que suelen acompañar sus producciones, aquí Al Pacino, John Cusack, Bridget Fonda o Martin Landau entre otros. Lástima que estos mimbres no obtuvieran el resultado esperado.

Precisamente el pivote principal interpretativo, el gran Pacino, ofrece una sobreactuación en la que da rienda suelta a una serie de muecas, gritos y “tics” que me provocan que me resulte muy difícil poder creerme su histriónico/representado personaje.

Lo que ya me resulta incomprensible de CITY HALL, me remitiré tan solo a su título original aunque el español especifique, es que tuviera que emplear a cuatro guionistas de prestigio, entre ellos el calvinista e igualmente cineasta Paul Schrader o Nicolas Pileggi (UNO DE LOS NUESTROS, CASINO), para contar una trama muy espesa y embarullada sobre narcotraficantes, alcaldes, políticos en general, intrigas y corruptelas. Familiar el argumento ¡eh!

Curiosamente esos lugares comunes tan expertamente transitados por esas ocho manos escribientes es lo que principalmente la lastra y resta fuerza al conjunto final. Es como si el argumento se hubiera visto dispersado por tantas aportaciones y hubiera perdido unidad, solidez.

Becker dirigió con el esmero y escrupulosidad habituales en él, con esa habilidad realista para capturar ambientes nocivos que le suele caracterizar, pero también sin mostrar una garra narrativa especial.

La crítica social, política queda por tanto rebajada, muy diluída en su alcance y no encierra mayores sorpresas. Y esa relativa destreza narrativa consigue que la cosa se quede en correctita pero en do menor

José Luis Vázquez

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