Director: Narciso Ibáñez Serrador
Intérpretes: Lewis Flander, Prunella Ransome, Antonio Iranzo, Miguel Narros, María Luisa Arias, Marisa Porcel, María Druille, Lourdes de la Cámara, Roberto Nauta, Luis Ciges
Sinopsis: Tom y Evelyn son una pareja de turistas ingleses que llega a una población costera española para disfrutar al fin de una tardía luna de miel. Sin embargo, cuando llegan, se quedan decepcionados: el lugar es demasiado bullicioso para pasar las tranquilas vacaciones que ellos habían planeado. Deciden entonces alquilar una barca para visitar una pequeña isla en la que Tom había estado cuando era más joven. Su sorpresa será mayúscula cuando descubran que los únicos habitantes de la isla son niños, unos niños que, animados por una misteriosa fuerza, se rebelan contra los adultos.
Este domingo 10 de noviembre a las 00:25 h. madrugada del lunes.
Son muchos, colegas de la crítica, cinéfilos, fans del género, los que consideran este segundo y último largometraje, tras el igualmente apreciable LA RESIDENCIA filmado siete años antes, del gran Narciso (Chicho: un monstruo televisivo) Ibáñez Serrador como una película de culto. Y no les falta razón,
El cineasta español de nacimiento uruguayo, único hijo de los actores Narciso Ibáñez Menta y Pepita Serrador, debió tener muy presente la mítica LOS PÁJAROS cuando encaró este proyecto. A su vez abriría paso al Stephen King de LOS CHICOS DEL MAÍZ, que vería su obra hecha realidad en la gran pantalla en 1984.
Digo lo de LOS PÁJAROS por esa amenaza que surge de repente sin saber muy bien por qué y que campa a sus anchas en una pequeña comunidad aparentemente apacible. Aquí, una ficticia isla del Levante español de nombre Almanzora. También por la evocación que supone de alguna de sus secuencias, como aquella en la que varios chavales se van arracimando en torno a una barca encallada, como aquellos célebres plumíferos lo hacían en unos cables de alta tensión.
Constituye un ejercicio de suspense, de terror psicológico muy propio de la década de los 70, pero con una particularidad también de aquél tiempo: los sustos, los momentos amenazadores están ambientados a plena luz (de un sol de justicia, abrasador). También de un mar azul y entre casas de cal y calles adoquinadas. Nada que ver con la oscuridad que abundaría en el género en la década inmediatamente siguiente.
Está basado en una obra de Juan José Plans, EL JUEGO DE LOS NIÑOS, a la que fue añadido un prólogo estremecedor que constituye todo un catálogo de las atrocidades emprendidas contra los niños en los últimos 25 años, desde los hornos crematorios nazis hasta el infierno vietnamita, pasado por África o Camboya. De hecho, si alguna explicación hay que buscar ante comportamientos tan sorprendentes y enigmáticos de los pequeños, tal vez haya que encontrarla en que éstos no hacen sino repetir pautas aprendidas de sus mayores.
La pareja inglesa protagonista, los desconocidos Lewis Flander y Prunella Ransome, no es demasiado atractiva artísticamente hablando, aun así, solventan eficazmente sus cometidos. Sí en cambio resultan del todo gratificantes las diversas localizaciones en las que fue ambientada, desde Ciruelos (Toledo) hasta Menorca, pasando por Sitges o Almuñécar. O las breves apariciones de Antonio Iranzo, el director teatral Miguel Narros o el propio Chicho en un fugaz cameo.
Lo que ha envejecido en cambio es cierta estética setentera, pese al buen oficio al frente de la fotografía del maestro José Luis Alcaine. El ritmo tampoco es un primor precisamente, pero así con todo, no anula los logros de un trabajo que merece respeto y que se adelantó a su tiempo.
Una de las mejores muestras del cine de horror hispano, sin que por ello constituya ninguna obra maestra. Y algún sobresalto en re menor sí que proporciona.
José Luis Vázquez
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