La película de la tele

 

Amanece, que no es poco (1988)

Director: José Luis Cuerda

Intérpretes: Antonio Resines, Cassen, Luis Ciges, Aurora Bautista, Enrique San Francisco, José Sazatornil, Pastora Vega, Chus Lampreave, Manuel Alexandre, María Isbert, Miguel Rellán, Guillermo Montesinos, Rafael Alonso, Antonio Gamero, Gabino Diego, Ovidi Montllor, Carmen de Lirio, Queta Claver, Fedra Lorente, Violeta Cela, Fernando Valverde, Ferran Rañé, Arturo Bonín

Sinopsis: Teodoro, un joven ingeniero español que trabaja como profesor en la Universidad de Oklahoma, regresa a España para disfrutar de un año sabático. Al llegar, descubre que su padre ha matado a su madre y que, para compensarlo de la pérdida, le ha comprado una moto con sidecar para viajar juntos. Padre e hijo llegan a un remoto pueblo de la montaña que parece vacío; lo que ocurre es que todos los vecinos están en la iglesia como todos los días, porque la misa es un auténtico espectáculo. Jimmy y Teodoro van descubriendo las peculiaridades de pueblo: asisten a las elecciones que se celebran cada año para designar alcalde, cura, maestro, puta... Además, al pueblo ha llegado un grupo de estudiantes de la Universidad norteamericana de Eaton, unos meteorólogos belgas, un grupo de disidentes de los Coros del Ejército Ruso, invasores camuflados del pueblo de arriba...

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 3 estrellas

Este viernes 22 de marzo a las 15:30 h. en La Sexta 3.

Tras el considerable éxito de EL BOSQUE ANIMADO, película fundamental en la trayectoria profesional y personal de José Luis Cuerda, por suponer un encuentro muy especial con Galicia, fuente de su más afortunada inspiración, el cineasta albaceteño decide rodar en su tierra natal una delirante comedia de corte surrealista que apuntala  e incluso potencia a efectos de difusión el mencionado éxito.

Es una a ratos divertida propuesta que tal vez se resienta de un guion hilado a trompicones, de un eclecticismo disperso o carente de una estructura concreta, pero que, desgranada gag a gag, cuenta con momentos indudablemente afortunados, sobre todo los alusivos a ese padre e hijo encarnados, respectivamente, por Luis Ciges y Antonio Resines, encaramados a un sidecar, estampa por otra parte icónica con la que se identifica a este filme.

Y se eleva un poco más, sin tirar en ningún momento las campanas al vuelo, gracias a contar con un reparto estelar de secundarios españoles, entre los que figuran Chus Lampreave, Manuel Alexandre, Gabino Diego, Enrique San Francisco, José Sazatornil, María Isbert y una Aurora Bautista en la que sería una de sus últimas apariciones para la pantalla grande, aunque en realidad tardase todavía quince años en retirarse de este mundillo. 

Tiene su gracia, es inusual, insólita e inclasificable. Pese a su humor tan genuinamente español, resultaría atípica en el panorama del momento -1989- y todavía mantiene parte de su encanto, pero definitivamente es irregular, funciona desequilibradamente y varios de sus momentos de humor absurdo no me hacen la gracia que le ha hecho a tantos. Qué le vamos a hacer.

Como habrán deducido tras leer lo anterior, no soy precisamente uno de sus defensores, pero ni mucho menos la defenestro. Merece un vistazo. Y soy consciente que son muchos los que la veneran.

 

José Luis Vázquez

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