Director: Steve Kloves
Intérpretes: Jeff Bridges, Michelle Pfeiffer, Beau Bridges, Jennifer Tilly, Wendy Girard, Ellie Raab, Xander Berkeley, Dakin Matthews
Sinopsis: Jack Baker y su hermano Frank trabajan desde hace muchos años como pianistas en salas de fiestas. Como todos los músicos han pasado por buenos y malos momentos, pero una noche su actuación es un fracaso tan estrepitoso que acaban siendo despedidos. Es entonces cuando se les ocurre la idea de contratar a una cantante para relanzar su espectáculo.
Adoro esta dura, bellísima y romántica película. Me parece una de las más grandes paridas en el último cuarto de siglo. Y con un mérito añadido, ser un proyecto concebido desde presupuestos nada ostentosos ni pretenciosos, sí en cambio tremendamente talentosos.
Trata de los encuentros y desencuentros afectivos y profesionales de dos veteranos hermanos pianistas y de una tercera en discordia, una sensual cantante, Susie Diamond, a la que la vida también ha hecho mella y con la cual esperan volver a reiniciar esplendores pasados, pues hace tiempo que han iniciado una trayectoria descendente.
Los protagonistas masculinos están encarnados, a su vez, por dos hermanos en la vida real, los verdaderamente fabulosos –sobre todo el segundo- y brillantes Bridges, Beau y Jeff (de casta les viene a los galgos, hijos del excelente secundario Lloyd Bridges). Llevan a cabo un trabajo excepcional, pero lo de Jeff viene siendo un escándalo de bueno desde sus mismos inicios (THE LAST PICTURE SHOW, FAT CITY) hasta el punto de convertirse en uno de mis tres-cinco favoritos desde hace tiempo.
Y luego está ese tercer vértice. Qué puedo contar a estas alturas de una mujer tan hermosa, adictiva, deseable como Michelle Pfeiffer, aquí probablemente, saliendo más guapa y luminosa que nunca, en todo su esplendor físico y profesional. El año anterior a este rodaje acaba de obtener su primera nominación al Oscar como mejor característica por su fascinante y delicada Madame de Tourvel en LAS AMISTADES PELIGROSAS.
Por su intervención aquí cosecharía en 1989 casi todos los premios habidos y por haber (el Globo de Oro, el de la Crítica de Nueva York, etc.), salvo precisamente la estatuilla dorada, aunque sería nominada por segunda vez consecutiva. En esa edición fue a parar a la ya muy veterana Jessica Tandy, algo no diré que no fuera justo, pero creo que el factor sentimental, como en otras comprensibles ocasiones, pudo más que el hecho de la interpretación más fulgurante de la rubia actriz de magnéticos ojos. Y es que Pfeiffer está casi insuperable.
Precisamente protagoniza una imagen/secuencia que se ha quedado grabado fija, permanentemente en mi retina, seguro que hasta el final de mis días si no pierdo la chaveta. Aquélla impagable en la que canta el número MAKIN´WHOPEE, enfundado en un ajustado y sexy vestido rojo de tafetán mientras se desliza por encima de un piano. Es uno de los momentos más sensuales de la historia del cine.
Otro factor determinante del carácter excepcional de esta maravilla es su director, Steve Kloves, lamentablemente no demasiado reincidente en esto de ponerse tras las cámaras. Con solo dos trabajos en su haber, éste de 1989 y el igualmente soberbio COMO UÑA Y CARNE de 1993, ha demostrado una personalidad singular y apasionante. Como guionista, aquí también lo es, ha demostrado ser uno de los mejores de las dos últimas décadas del pasado siglo. Suyos son los libretos de la deliciosa ADIÓS A LA INOCENCIA, JÓVENES PRODIGIOSOS e, inclusive, de la muy atractiva saga de HARRY POTTER.
Esta vez nos regaló su criatura más querida, o así me lo parece. Un agridulce, irónico, tierno, retrato de perdedores de dureza frágil, existencias fracasadas, tipos alérgicos al compromiso y aferrados a su independencia, individuos pragmáticos, niñas necesitadas de refugios afectivos, naufragios emocionales, descolocados de la vida, mujeres determinadas, enormemente sensuales y entregadas a las mejores causas… Inolvidable.
José Luis Vázquez
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