Y EL MUNDO MARCHA es una de las tantas obras maestras que el cine mudo nos ha legado. Al ser pionera, es fundamental por varios aspectos, técnicos, formales y de genuina narrativa cinematográfica.

Presenta un revolucionario e incipiente movimiento de grúa. Me refiero al momento en que esa cámara se acerca a un rascacielos en el que trabaja su protagonista en una de sus oficinas.

Su título original, resulta de lo más revelador, THE CROWD, LA MUCHEDUMBRE. Porque precisamente es un homenaje a esa masa anónima de la que formamos parte la mayoría. De ahí que John Sims, su protagonista, no tenga una definición clara y tenga, a la vez, la de tantos de nosotros. Como ha comentado algún colega, "es el hombre corriente por antonomasia, esa cara sin rostro a la que todos podríamos mirar como si nos miramos al espejo, cuyo padre está convencido de que su hijo dejará huella en este mundo, y por extensión, así él lo cree de niño. Su vigorosidad y juventud le hacen soñar con grandes cosas y decide emprender su marcha a la gran ciudad cuando tiene la oportunidad". Y al que las cosas no le resultarán tan fáciles como imaginaba al principio de sus deseos e ilusiones. Por cierto, extraordinariamente natural James Murray encarnando a este personaje arquetípico, simbólico.

Obra maestra.