Ya tenemos película de enjundia para este Halloween 2016. Se trata de la precuela de la película de idéntico título estrenada hace un par de años, adaptación del juego de tablero de Hasbro.

Como la reciente y magistral EXPEDIENTE WARREN: EL CASO ENFIELD constituye otra muy apreciable recreación sesentera por la que pululan personajes muy bien elaborados y perfilados.

Suscribo la reflexión de Nando Salvá en torno a la misma. Viene a decir que a sus autores no le preocupan tanto los sustos, que los tiene y resultan de lo más efectivos, como “la creación de una atmósfera tóxica y en conectar lo sobrenatural a un férreo anclaje emocional”.

Para su mayor valor, los efectos especiales no se comen la historia, más bien se ponen al servicio de ésta, apareciendo en dosis justas, sin apabullar. Principalmente, antepone esa conexión inicial con las tres mujeres protagonistas, una madre que trata de sacar adelante a sus dos hijas tras el trágico fallecimiento del padre. Cierto que el último cuarto de hora hace concesiones a lo habitual en el género, a un exhibicionismo paranormal que en cualquier caso no resulta molesto. Pero sobre todo exhibe suspense clásico y genera permanente inquietud e incertidumbre.

Maneja también con gran habilidad el cliché de niña adorable que se convierte por esos azares diabólicos de la vida en pérfida y aterradora. Lulu Wilson la encarna con pleno encanto y convicción, mostrándose de lo más amenazadora y desagradable cuando  ha lugar. Las otras dos actrices, la madre, Elizabeth Reaser, y la adolescente, Annalise Basso, aportan también belleza y profundidad a sus interpretaciones. La relación entablada entre ellas constituye el atractivo sostén dramático, el andamiaje, de esta nueva y elogiable aportación a la variante de las invocaciones espectrales o demoníacas.

Es muy superior a su antecesora dirigida por Stiles White y que transcurre 50 años después de los acontecimientos narrados por la que aquí me ocupa, coetáneos a su fecha de producción. El también estadounidense Mike Flanagan demuestra manejar con mucha más entidad los resortes del miedo y los lugares comunes de este tipo de relatos.

Si son amantes del género, no la dejen escapar. Y quédense al final de los títulos de crédito para así hilarla con la original.