Director: Ron Howard
Intérpretes: Tom Hanks, Felicity Jones, Ben Foster, Irrfan Khan, Omar Sy, Sidse Babett Knudsen, Ana Ularu, Jon Donahue, Cesare Cremonini, Xavier Laurent, Fausto Maria Sciarappa, Juan Ignacio Pita
Sinopsis: Robert Langdon, el famoso profesor de simbología (nuevamente interpretado por Tom Hanks) se encuentra tras el rastro de una serie de pistas conectadas con el mismísimo Dante. Cuando Langdon despierta con amnesia en un hospital italiano, hará equipo con Sienna Brooks (Felicity Jones), una doctora de la que él espera le ayude a recuperar sus recuerdos. Juntos recorrerán Europa en una carrera a contrarreloj para desbaratar una letal conspiración global.
No es que me haya decepcionado del todo, pero no constituye el gratificante espectáculo previsto la última entrega de las andanzas cinematográficas del profesor de simbología y erudito de arte Robert Langdon, creado por la pluma del estadounidense Dan Brown.
Y aunque esta visita a los infiernos descritos por Dante y trasladados a la actualidad, se deja más o menos ver, es más o menos entretenida, baja un peldaño respecto a sus antecesoras, EL CÓDIGO DA VINCI y ÁNGELES DEMONIOS, que no eran obras maestras pero sí funciones muy competentes y movidas.
Movido también lo es este, pero un poco más arbitrariamente, con más embarullamiento o atropello argumental y nuevas persecuciones que comienzan ya a cansarme un poco. La fórmula comienza a dar síntomas de agotamiento. Y el cansancio del director y principal intérprete de las mismas, los habitualmente excelentes Ron Howard (reciente aún en mis oídos y retinas su espléndido documental sobre The Beatles) y Tom Hanks, comienza también a ser evidente.
Como es norma en toda la saga, está plausiblemente rodada (con generosidad de movimientos de cámara sin que me resulten forzados), las localizaciones culturales o arqueológicas vuelven a ser apabullantes (aquí pasan de la Italia de Florencia y el Duomo de Venecia a la Estambul de Santa Sofía), las secuencias de acción están impecablemente resueltas, pero ay, le falta la pegada que tenían las anteriores salidas a escena y le sobra una parafernalia que se ha convertido en recurrente.
Y eso que esas primeras secuencias de somnolencia en las que se ve envuelto el protagonista, generan curiosidad y cierta zozobra. Pero ahí se quedan las supuestas originalidades. Lo que viene a continuación es una serie de clichés demasiado transitados, unas actuaciones no muy creíbles dirigidas a lucir meramente palmito o pose y una intriga rutinaria, desmayada, chata y excesivamente inverosímil, que a trancas y barrancas mantiene en pie esta partida de ajedrez que se podría haber esmerado en su a priori interesante premisa argumental: el hecho de que el mundo se vea sometido a una severa poda de seres humanos para evitar su extinción.
Claro, que pese a esta crítica tan aparentemente destructiva (admito que concederle 3 estrellas constituye un acto más generoso de lo que ya de por sí es norma en mí a la hora de calificar), no creo que defraude del todo a los seguidores de esta literatura “barata”, entre los que me cuento, y he de reconocer que si se asume su propuesta disparatada hasta resulta distraída, al menos no bostezo en ningún momento.
Vuelve a salir muy mona, lo es de por sí, la habitualmente espléndida actriz Felicity Jones (LA TEORÍA DEL TODO), pues al gran Tom Hanks le empiezan ya a venirle un poco grandes tantos trotes de un lado a otro, lo cual no quita para que me muestre de lo más expectante ante su último trabajo de inminente estreno, SULLY, con el titán Eastwood tras las cámaras.
José Luis Vázquez
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