Director: Joaquín Mazón
Intérpretes: Miki Esparbé, María León, Jordi Sánchez, Andoni Agirregomezkorta, Juan Carlos Aduviri, Joaquín Reyes, Carlos Areces, Vicente Romero, Silvia Abril, Pepa Aniorte, Roberto Bodegas
Sinopsis: Comedia de acción que nos presenta al Cuerpo de Élite, servicio secreto español que sería el equivalente a la CIA en Estados Unidos o al MI6 en Gran Bretaña. Tras la trágica muerte de sus miembros, el cuerpo recluta a un nuevo grupo de agentes que deberán dar con un loco terrorista que se ha hecho con una vieja bomba sumergida en la playa de Palomares (Almería) donde, recordemos, en 1966 un bombardero estadounidense que transportaba armas nucleares cayó sobre la costa del Mediterráneo.
No sé si lo breve si es bueno dos veces bueno, pero aunque no tenga conciencia de que lo escrito lo sea, lo que sí les garantizo es que será sintético, pues esta peliculita de saldo no merece muchas más líneas de las que van a leer a continuación.
Más de una vez he afirmado que tal vez el género en el que cine español más y mejor ha mostrado sus señas de identidad ha sido la comedia, la sátira costumbrista en las más de las ocasiones, con rasgos anclados en aspectos inequívocamente autóctonos. Ya saben, no hay nada más localista que la tragedia griega. Pues eso. Y a las pruebas me remito, ahí está el cine de Berlanga, Forqué, Trueba, Almodóvar intermitentemente u otros grandes.
Lo negativo surge, y en nuestro solar patrio suele ser lo común, cuando nos dejamos arrastrar por argumentos casposillos y frustrantemente tópicos, por humor de saldo y chascarrillos que provocan sonrojo. Es el caso de CUERPO DE ÉLITE.
Al socaire o rebufo de la distinguida OCHO APELLIDOS VASCOS y de su apresurada y fallida secuela OCHO APELLIDOS CATALANES, surge este subproducto, que lo es no tanto ya por no por falta de medios, sino de ideas y de verdadera gracia.
Tirando otra vez de clichés, nos hablan de un grupo de intervención regional equivalente a la CIA, en el que salen a relucir los defectillos populacheros del representante de cada comunidad seleccionada. Así tenemos la religiosidad de la andaluza (una desaprovechada pero muy guapa María León), el casticismo chulesco del madrileño (Miki Esparbé), la racanería económica del catalán (Jordi Sánchez) y la nobleza brusca más o menos antiespañola del vasco (Andoni Agirregomezkorta). Incluyan al más español de todos, un ecuatoriano (Juan Carlos Aduviri), algo que no crean se encuentra tan alejado de la realidad, pues últimamente los únicos que veo pasear orgullosos simbología patria suelen ser inmigrantes, hispanos sobre todo. Como el flamante ganador de la medalla de plata en 110 vallas en los JJOO de Río, Orlando Ortega, vituperado vilmente por ese ser impresentable y fascistoide llamado Guillermo Toledo.
No creo que haga falta remarcar que ninguna de las interpretaciones anteriormente mencionadas se caracteriza precisamente por su sutileza.
Para no irme por las ramas, condenso mi impresión sobre este lamentable subproducto que no me provocó ni un atisbo de sonrisa a lo largo de sus inaguantables e interminables 97 minutos. Es un sucedáneo sin nada que salvar. Curiosamente, su director parece mostrar alguna destreza técnica en alguna escena, por ejemplo alguna a propósito de las calles de Madrid, pero ese mínimo atisbo se acaba diluyendo dentro de un resultado de una pobreza imaginativa considerable. Por no hablar de sus acotaciones a los gobernantes actuales o a episodios como el de Esperanza Aguirre, que en vez de sacarle la punta adecuada hace gala de un tono burdo casi ofensivo a la inteligencia.
La sensación final es la de haberme sido propuesto un CUERPO… desnutrido, raquítico, artrítico desde sus propias raíces, es decir, desde guión; gastador de un costumbrismo de salón o mesa camilla; jactancioso de un humor decimonónico y de baratillo… Vamos, una “alhaja”.
Bochornosa.
José Luis Vázquez
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