Otro ejemplo de nueva comedia americana de lo más desechable.

Voy a tener que pensar que el guión que firmaran Jon Lucas y Scott Moore para la francamente divertida RESACÓN EN LAS VEGAS fue pura chiripa. O mejor aún, que el director de la misma, Todd Phillips es un director lo suficientemente transgresor y con talento para moldearlo a su manera. Porque el trabajo de los escritores para MALAS MADRES acaba resultando de lo más rancio. Lo de muchas veces en los últimos tiempo dentro del género “made in USA”: lo que parece rebelde, rompedor o gamberro se acaba erigiendo en lo de siempre, de lo más conservador.

Y ello no tendría por qué ser malo, si a cambio, durante el trayecto, me hubieran acompañado las risas, la imaginación, buenas interpretaciones o lo que fuera. No es el caso. El páramo creativo más absoluto se adueña de la función, o da paso a la enésima demostración de ejemplo burdo y ramplón.

Ni tan siquiera la atractiva Mila Kunis (CISNE NEGRO, TED, EL LIBRO DE ELI), aquí muy atropellada, ni otras actrices de buen ver o disponer consiguen reflotar el barco hundido a los pocos minutos.

Por supuesto, las intenciones iniciales, esas de denunciar la situación de las mujeres como seres humanos perfectos y trabajadores las 24 horas del día sin consideración de quienes le rodean, eran de lo más plausibles pero, desgraciadamente, el empedrado del infierno y la historia de las películas deficientes, está repleto de ellas.

Insustancial, del todo irrelevante, completamente prescindible.