Director: Roland Emmerich
Intérpretes: Liam Hemsworth, Jeff Goldblum, Bill Pullman, Maika Monroe, Jessie T. Usher, Travis Tope, Judd Hirsch, Charlotte Gainsbourg, William Fichtner, Angelababy, Nicolas Wright, Deobia Oparei, Joey King, John Storey, Brent Spiner, Sela Ward, Vivica A. Fox, Chin Han, Robert Loggia
Sinopsis: Utilizando tecnología obtenida de los extraterrestres 20 años atrás, las naciones de la Tierra, que temen el regreso de los invasores, han colaborado en la elaboración de un gigantesco programa de defensa para proteger el planeta. Pero no es seguro que ese programa sirva para hacer frente a los avanzados e inauditos recursos de los atacantes. Quizá sólo la inventiva de unos pocos valientes pueda evitar la destrucción del mundo, que se encuentra de nuevo al borde de la extinción.
No lo negaré, nunca lo he hecho, siento una nada dubitativa simpatía por el cine mega espectacular del alemán Roland Emmerich, el director más “patriótico” del cine estadounidense. Recuerdo con verdadero regocijo y deleite la primera vez que asistí al estreno de una buena parte de su filmografía: SOLDADO UNIVERSAL, STARGATE, GODZILLA, EL PATRIOTA, 10.000 A. C., EL DÍA DE MAÑANA, 2012 o, por supuesto, INDEPENDENCE DAY, la inicial de 1996. Veinte años la contemplan pues.
Tanto moviéndose en los tiempos de la Guerra de Independencia estadounidense, en la Prehistoria, en tiempos shakesperianos –la insólita ANONYMOUS- o en futuros y apocalípticos cataclismos, su estética “pulp” aplicada a la gran pantalla, su desvergüenza narrativa, su desfachatez, su simpática falta de ridículo, se han granjeado siempre una cierta incondicionalidad.
Con esta de nuevo aparatosa secuela de INDEPENDENCE DAY baja enteros. Aquí todo me suena a mera fórmula mercantilista, a barrullo argumental, a nada imaginativa prolongación de la gallina de huevos de oro, dejando ahora en manos de los cachorros de los protagonistas de aquella el devenir de la humanidad pero de manera sosa y, otra vez pero en peor, muy estruendosa.
La supuesta gracia que me provocara que el propio presidente estadounidense encabezara él mismo la revuelta de los terrícolas contra la invasión alienígena, aquí pierde capacidad de sorpresa. No encuentro a nadie entre su reparto que supla el desparpajo y buen rollito de los que hacía gala Will Smith en la primera. Las criaturas, más visibles y explícitas, también más estúpidas, no me resultan ya amenazadoras sino enormes ninots a punto de provocarme la risa.
Vamos que ya nada es igual, salvo la copia descarada por parte de los mismos responsables, de aquella divertida desfachatez surgida a mediados de los 80 y que arrasara en las taquillas de medio mundo.
Para qué continuar ahondando en la herida ¿no les parece? Por supuesto, después de haber tenido que ver hace cuatro días la abominable MALDITOS VECINOS 2, este “blockbuster” anticipador de lo que viene en la materia, y no me refiero a la calidad, es casi puro Eastwood. Pero es floja, esa es la verdad, o mejor dicho, mi verdad.
Al menos, no engaña. Va justamente de lo que pueden suponer la mayoría… y no se aparta un centímetro de dichos sobados patrones preestablecidos. Confío en que le proporcione los suficientes dividendos a Emmerich para que se pueda embarcar en otros proyectos más “personales”. Por cierto, todavía continua sin estrenar en España su sorprendente –ha recibido durísimas críticas en su estreno USA, de ahí supongo que haya aceptado esto- trabajo del año pasado STONEWALL, que aborda el trágico suceso acontecido en el bar de dicho nombre del Greenwich Village, en junio de 1969, que sirvió como fundamental punto de partida para la reivindicación de igualdad de derechos por parte del colectivo homosexual.
Salvo que sean muy adictos al género, hay cientos de cosas mejores que ver. Ustedes mismos… y lo que valoren su tiempo.
José Luis Vázquez
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