Estreno en Royal City

 

Reina Cristina (2015)

Director: Mika Kaurismäki

Intérpretes: Malin Buska, Sarah Gadon, Michael Nyqvist, François Arnaud, Laura Birn, Peter Lohmeyer, Martina Gedeck, Patrick Bauchau, Lucas Bryant, Samuli Edelmann, Hippolyte Girardot, Veera W. Vilo, Jenny Rostain, Timo Torikka, Micci Martin

Sinopsis: Coronada en 1633, a los seis años, y educada como si fuera un príncipe, la Reina Cristina de Suecia fue una joven dirigente, enigmática y brillante, que combatió a las fuerzas conservadoras para revolucionar Suecia al tiempo que experimentaba el amor y exploraba su incipiente sexualidad. Huérfana de padre, que murió en la guerra, rechazada por su madre y criada en una corte luterana dominada por hombres que pensaban que no tenía otra opción que casarse para tener un heredero, Cristina se vio envuelta entre la pasión y la razón. Revolucionaria, estudiosa de las artes y las ciencias, amiga de Descartes, librepensadora, precursora del movimiento feminista..., en síntesis, una nueva europea políticamente visionaria. Cristina era al mismo tiempo confusa, inquieta, excéntrica, solitaria, y en la corte todos subestimaban tanto su mente brillante como el despertar de la atracción que sentía por la condesa Ebba Sparre. Dividida por el conflicto que le planteaban sus aspiraciones políticas y sus deseos personales, Cristina tomaría una de las decisiones más controvertidas de la historia.

Crítica de José Luis Vázquez

Valoración: 3 estrellas

"No hay nada inalterable" (Malin Buska/Cristina de Suecia)

 

Una empresa pudding de lo más cosmopolita con autoría de uno de los hermanos cineastas finlandeses más populares del país, Mika Kaurismäki (el otro es Aki, el de EL HAVRE), tal vez el menos autor de los dos, paradójicamente el más heterodoxo por narrativo… dado el prestigio, el corte más intelectual/rupturista y la larga sombra de su brother dos años más joven.

Consigue un buen trabajo en esta aproximación a uno de los, de las, monarcas más apasionantes del siglo XVII, Cristina de Suecia, la reina virgen a la que alude su título original. Y pese a habérsele achacado, en parte con razón, una puesta en escena carente de identidad, es precisamente ese cuestionamiento el que, por otra parte, confiere personalidad al retrato expuesto. Tal vez una contradicción que aseguro no acaba resultando tal.

El firmante de DIVORCIO A LA FINLANDESA consigue un trabajo elegante, con chisporroteos de talento, limpio, de instantáneas aseadas.

Y, de acuerdo, en que, probablemente, esa frialdad que exuda va en detrimento del arrebatador desmelene mostrado ochenta años atrás por Rouben Mamoulian en su célebre aportación al personaje protagonizado por la divina sueca de nombre Greta. Sin tanta efusividad y sin Garbo, de acuerdo, pero en cualquier caso con causa, se ha atrevido con esta otra propuesta más modernizada en cuanto a los atributos de esta sin par mujer.

Diría más, buceando por Filmaffinity me encuentro con un comentario de un tal Floro que sintetiza perfectamente lo que este personaje supuso. Aparte de mostrarse a esta joven educada como chico, rebelde y revolucionaria, deudora de una infancia y  adolescencia nada fácil, como haber sido obligada por su madre a besar el cadáver de su padre durante dos años, incide principalmente en su preferencia de las letras a las armas, el amor lésbico a un marido, Roma a Lutero, renunciando finalmente al trono.

Pero, además, entre otros muchos méritos acumulados y aportaciones, acabaría con la religiosa y feroz -¿cuál no lo es por otra parte?- Guerra de los Treinta Años y mantuvo una ejemplar amistad con su admirado Descartes. Una reina, una mujer que rompió de facto con las reglas políticas, sexuales y religiosas de su asfixiante tiempo.

Llegado a este punto es obligado elogiar el trabajo de su protagonista, la también sueca Malin Buska (una tercera actriz de idéntica nacionalidad interpretaría a en la segunda salida a pantalla de esta verdadera dirigente, Liv Ullmann en ABDICACIÓN al comienzo de los 70), verdaderamente eficaz, contenido, intenso desde la sobriedad y, por momentos, recurriendo incluso a “técnicas” de su antecesora sueca, como la de poner caras de mascarón de proa.

El resto de actores internacionales, bien, efectivos. Como también resulta efectiva esa sucesión de imágenes cuidadas, esmeradas. Una colección de postales puede que en algunos momentos faltas de más vida y energía, pero de indudable atractivo visual.

Sin constituir ningún logro especial, no debería pasar desapercibida.

 

 

 

José Luis Vázquez

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