Director: Duncan Jones
Intérpretes: Travis Fimmel, Robert Kazinsky, Ben Foster, Toby Kebbell, Dominic Cooper, Paula Patton, Daniel Wu, Clancy Brown
Sinopsis: El pacífico reino de Azeroth está a punto de entrar en guerra para enfrentarse a unos terribles invasores: orcos guerreros que han dejado su destruido mundo para colonizar otro. Al abrirse un portal que conecta ambos mundos, un ejército se enfrenta a la destrucción, y el otro, a la extinción. Dos héroes, uno en cada bando, están a punto de chocar en un enfrentamiento que cambiará el destino de su familia, su pueblo y su hogar. Así empieza una espectacular saga de poder y sacrificio donde se descubren las numerosas caras de la guerra y donde cada uno lucha por lo suyo. Adaptación del popular videojuego homónimo.
Continúo manteniendo una pésima relación, o bueno, no seré excesivamente duro, una frustrada entente, con ese mundo de los videojuegos llevados a la gran pantalla. Vuelvo a llevarme un patinazo con esta nueva salida de uno de ellos, WARCRAFT: EL ORIGEN. Pero de verdad, ¿esto es lo que quieren una buena parte de los espectadores habituales por mucho que la mayoría sean muy jóvenes? Parafernalia de alta tecnología de marcianitos hasta desfallecer agotado.
Orco va orco viene, destello azulón va destello azulón viene, pelea atosigadora va pelea atosigadora viene, mamporrazos van mamporrazos vienen… así hasta la batalla final, preámbulo a otra de esas sobreexplotadas sagas de la Tierra Media, Orquera, Entera o lo que diantres sea o venga. Bueno, seré riguroso, lo acabo de ver en Google, el reino es el de Azeroth… supongo que a medio camino entre Videolandia y Juguetelandia.
Quiero que conste que pese a anteriores antecedentes y regulares referencias, acudía moderadamente esperanzado a la sala por quien la había dirigido, Duncan Jones, hijo del recientemente desaparecido, el mismo que hiciera su deslumbrante debut tras las cámaras hace siete años, con la sorpresiva, imaginativa y currada MOON. Su segundo trabajo, ya bajo la égida hollywoodiense, CÓDIGO FUENTE, no poseía tanto nivel pero constituyó un más que aceptable derivado de los viajes del tiempo. Supongo que por su buena factura, pudo ser elegido para esta empresa, lo que los modernos llaman un reboot o algo parecido, aunque no lo resulte en su terminología más estricta. Pero a mí ya todo lo de esta línea me parece igual.
Carece de alma, de verdadera emoción, como tanto de ese cine de desguace que fabrica en cantidades industriales el Hollywood actual (también hay otro muy bueno, qué rara vez tiene que ver con estas fórmulas tan transitadas, gastadas y exprimidas).
Soy ya mayor y no retengo los nombres de tanto nuevo actor proteínico, así que hasta que no hayan protagonizado veinte películas o así, y a expensas de que alguno acabe interpretando algo verdaderamente relevante, no voy a memorizar su nombre. Todos los de este tipo y camada me parecen olvidables e intercambiables, salvo honrosas excepciones que casi se acaban remontando a los tiempos del tulipán.
Todo un desperdicio infográfico y digital para un producto irrelevante, una nadería que ni siquiera como entretenimiento consigue mi adhesión. Debería ser entregado a quien entra a la sala uno de esos mandos con los que gobernar la historia, es lo que se merece tan inter actuante y fallida película.
José Luis Vázquez
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