Director: Tim Story
Intérpretes: Ice Cube, Kevin Hart, Tika Sumpter, Olivia Munn, Ken Jeong, Tika Sumpter, Nadine Velazquez, Rebecca Olejniczak, T.I., Paola Katsapas, Devanny Pinn, Libby Blanton, Sherri Shepherd, Cindy Iglesias, Michelle Hayden, Benjamin Bratt, Glen Powell
Sinopsis: Ben (Kevin Hart), que trabaja como guarda de seguridad de un instituto, lleva dos años intentando demostrar al condecorado detective James (Ice Cube) que su adicción a los videojuegos no le impide estar a la altura de Angela (Tika Sumpter), hermana del policía. Después de que la academia de policía acepte a Ben, este se convence de que ya se ha ganado el respeto del detective y que ahora podrá casarse con Angela. James sabe que la única forma de descubrir si Ben está realmente a la altura es llevándole a patrullar con él, y le invita a hacerlo en un turno diseñado para aterrorizar al novato. Pero cuando los acontecimientos les llevan ante el mayor delincuente de la ciudad, James comprobará que la labia de su compañero es tan peligrosa como las balas.
Sinceramente, creo que he llegado a un punto de mi vida en el que no puedo, ni debo, perder el tiempo en extenderme comentando determinadas películas, cretinas, insoportables... Es el caso de la berzas y cargantemente payasa INFILTRADOS EN MIAMI (RIDE ALONG 2).
Partiendo siempre de la base del respeto a los gustos ajenos, que esto sea lo que concite la atención en la cartelera por parte de numerosos espectadores jóvenes (me limito a dar fe de la sesión a la que asistí), da para reflexionar mucho más de lo que pudiera generar este bodriete, del todo nulo.
No duden que me encantan las buddy movies, este tipo de historias fiesteras de polis y ladrones (ahí están, por ejemplo, las estupendas LÍMITE: 48 HORAS, ARMA LETAL, DANKO: CALOR ROJO, BLACK RAIN o tantas decenas más), pero siempre claro, partiendo desde unos mínimos. La supuesta gracia aquí estilada, de daikiri de garrafón, es más bien lamentable. Los opuestos resultan aquí aliados en su insoportable agudeza y en el prácticamente inexistente guión al que aferrarse.
Es cine de palomitas completamente desechable en su acepción más peyorativa. Ni tan siquiera esas instantáneas entrecortadas de la ostentosa Miami, o las escenas de desguace de automóviles vía persecuciones más que manidas, consiguen levantar un palmo este producto de fabricación en serie, tan falto de encanto, chispa o imaginación como tantos otros al cabo del año.
Ni química, ni colegueo, ni na de na. Cutre, cutre, cutre. A quien corresponda.
José Luis Vázquez
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