Director: Vicente Villanueva
Intérpretes: Alexandra Jiménez, Cristina Castaño, Victoria Abril, José Manuel Cervino, Ana María Ayala, Trinidad Iglesias, Luisber Santiago, Susi Bodega, Luisi Bodega, Vicky Bodega
Sinopsis: La vida parece anclada en el tiempo para Encarna (Alexandra Jimenez) en Móstoles, su ciudad. El mismo trabajo desde la adolescencia, el mismo novio, y pocas perspectivas de que la cosa pueda cambiar. Al reencontrarse con María Dolores (Cristina Castaño), su inseparable amiga en el instituto, su vida da un vuelco. Le propone entrar en un negocio revolucionario de venta piramidal que le hará rica en muy poco tiempo y la convertirá en la persona que siempre ha querido ser.
Una producción española que no me desagrada, es más, pese a irregularidades de ritmo, podría manifestar que hasta se gana mi aprecio. Y ello es así por unas cuantas razones, una muy destacable, su estupendo terceto protagonista.
La zaragozana Alexandra Jiménez hace tiempo que se ha ganado a pulso y talento mi incondicionalidad. Me gusta verla en pantalla, no es un bellezón glamouroso, ni falta que le hace, es guapa y lo que aún me parece más importante, me parece muy atractiva, posee magnetismo, suelo empatizar con las criaturas encarna. Suele encarnar un prototipo de mujer corriente, cotidiana, con la que fácilmente se puede sentir reflejado el común de los espectadores. Una especie de Meg Ryan autóctona con mucho gancho.
No tengo más que echar un vistazo al último año y comprobar su amplia gama de personajes y registros, aunque el terreno en el que se suele desenvolver sea el de la comedia, figurando siemper por encima de la calidad o no de las producciones que han contado con ella. Así, han ido desfilando por LOS MIÉRCOLES NO EXISTEN, REQUISITOS PARA SER UNA PERSONA NORMAL, EMBARAZADOS y KIKI, EL AMOR SE HACE. A esta media, pronto bate registros filmográficos. Sumen anteriores apariciones en LA FIESTA, SPANISH MOVIE, FUERA DE CARTA, PROMOCIÓN FANTASMA o LAS BRUJAS DE ZUGARRAMURDI. Su trampolín a la hora de ser conocida fue la serie LOS SERRANO.
La segunda constituye una sorpresa mayor, no por mejor sino por inesperada tras un ostracismo de diez años en la gran pantalla. Me refiero a la lucense Cristina Castaño, conocida popularmente a raíz de su intervención en LA QUE SE AVECINA.
En cuanto a la tercera, hablo ya de toda una estrella consolidada, de una de las grandes actrices del cine español aunque en lo personal no cuente precisamente con mi simpatía. Estoy hablando de Victoria Abril. Todavía conservo frescas en la retina sus demoledoras, desgarradoras interpretaciones para MATER AMATÍSIMA, AMANTES o NADIE HABLARÁ DE NOSOTRAS CUANDO HAYAMOS MUERTO, entre tantas otras. En esta ocasión lleva a cabo un simpático registro auto paródico.
Ellas, solas o por separado, componen un contundente trío que alumbra de vida y vitalidad el plano, que son muchos a lo largo de hora y cuarenta minutos de metraje.
Y aunque su carcasa pueda equivocarles, se ponen al servicio de una historia que pese a puntuales episodios satíricos o bufonescos, en el fondo es triste y no muy complaciente. En algún tramo es una comedia poligonera, pero eso no debe desviar la atención de lo que verdaderamente importa. De hecho, como farsa alocada no acaba de cuajar, sobre todo debido a su desafortunada media hora final o en lo referido al innecesario incruste de las Supremas de Móstoles; en cambio, como retrato costumbrista posee cierto gancho.
Lo que en el fondo, y en primer término, viene a tratar es de los sueños hechos añicos, del consumismo compulsivo, de la codicia, de las falsas apariencias, de los timos piramidales, de los fiascos que resultan tantas veces los manuales de autoayda y de algo fundamental, de la aceptación de uno mismo, con todo lo que eso conlleva, honestidad con uno mismo y con los demás.
No quisiera dejar tampoco de citar a dos actores, uno veterano y contrastado, la otra joven, recién comenzando y desconocida. José Manuel Cervino (Goya por LAS 13 ROSAS, BALADA TRISTE DE TROMPETA) como Ginés, el profesor de historia pareja de la protagonista por un lado… y Ana María Ayala como la Pulgi por el otro.
Dirige con humildad franciscana Vicente Villanueva, sin pretensiones grandilocuentes, poniéndose al servicio de la historia. Le falla, algo por otra parte entendible en el que todavía supone su segundo largometraje (tras LO CONTRARIO AL AMOR con Hugo Silva y Adriana Ugarte), el ritmo. Hay abundantes caídas del mismo, tiene que mejorar mucho en ese apartado, en su continuidad.
Una pequeñita sorpresa, a la que encima agradezco que no tire demasiado de chistes fáciles ni de esa zafiedad tan característica en tanta comedia española.
José Luis Vázquez
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